En el reino animal existe una especie de marsupial en peligro de extinción cuyos machos poseen un instinto reproductivo tan poderoso que esa conducta parece estar matándolos prematuramente.
Conocidos como satanelos o cuoles septentrionales, los machos de la especie Dasyurus hallucatus dan tal prioridad a la reproducción que casi no duermen, y todo apunta a que ese impulso es la causa de que mueran cuatro veces más rápido que las hembras de la misma especie.
Al menos, tales son las conclusiones de un estudio que corrió a cargo de investigadores de la Universidad de Sunshine Coast y la Universidad de Queensland (ambas en Australia), publicado a inicios de febrero en la revista Royal Society Open Science.
“Al parecer, el instinto es tan fuerte que los cuoles dejan de dormir para dedicar más tiempo a la búsqueda de hembras”, explicó en un comunicado el Dr. Christofer Clemente, ecofisiólogo animal de la Universidad de Sunshine Coast y coautor del artículo.
“El peligro de la falta de sueño ha sido bien documentado en los roedores, y los cuoles machos manifiestan muchas de las características asociadas con la falta de sueño, mientras que las hembras no”, afirmó el investigador.
Y es que, comparadas con los machos, cuya esperanza de vida es de apenas un año, las cuoles septentrionales hembras llegan a vivir hasta cuatro años.
El cuol es un marsupial en peligro de extinción. Son la más pequeña de las cuatro especies de quoles australianos y alcanzan una talla máxima de escasos 38 centímetros, más o menos lo que mide un gato doméstico.
POBLACIÓN DE CUOLES, A LA BAJA
Sin embargo, a diferencia de sus primos marsupiales más famosos —como canguros, koalas y uombats (o wómbats)—, la población de cuoles septentrionales ha estado reduciéndose en las últimas décadas.
Dicha mengua se ha atribuido a varios factores que incluyen desde la depredación de gatos salvajes, dingos y zorros hasta la pérdida de hábitat ocasionada por incendios y el desmonte para apacentar ganado o dar cabida a desarrollos humanos.
No obstante, esas no son las únicas amenazas, porque otro enemigo importante es el sapo de caña (Rhinella marina), especie invasora que se ha diseminado por Australia y cuyas toxinas matan a los animales que ingieren o lamen esos anfibios.
Para su estudio, los investigadores dedicaron 42 días a recoger datos sobre el movimiento de los cuoles de Groote Eylandt, isla situada frente a la costa del Territorio del Norte australiano. Concluido el análisis de la información recabada, los científicos descubrieron que los machos duermen mucho menos que las hembras y que, además, recorren distancias mucho mayores: cuando salen en busca de pareja para aparearse, algunos llegan a desplazarse más de 10 kilómetros en una misma noche (ajustada a la longitud de una zancada humana, esa distancia equivale a unos 40 kilómetros).
“Dos machos, a los que llamamos Moimoi y Cayless, cubrieron 10.4 kilómetros y 9.4 kilómetros, respectivamente, en una sola noche”, precisó el comunicado de Joshua Gaschk, autor principal del estudio y candidato doctoral en la Universidad de Sunshine Coast.
Los científicos hallaron también que el tiempo que los cuoles machos dedican al descanso es de apenas 7 por ciento del día, en tanto que las hembras suelen descansar hasta 24 por ciento de la jornada.
CANSADOS Y SUSCEPTIBLES
Como resultado de su falta de sueño, los machos pierden peso, se vuelven cada vez más agresivos, corren más riesgos y, por supuesto, son más susceptibles a los parásitos.
Pese a todo lo anterior, aún no fue posible precisar la causa exacta de su muerte prematura, ya que el equipo no observó alguna condición genética que permitiera explicar por qué mueren más machos que hembras. De allí que los autores hayan llegado a la conclusión de que la falta de sueño es lo que causa la marcada diferencia en la esperanza de vida.
“Es indiscutible que algo ocasiona un fallo en la salud tras apenas una temporada de apareamiento, y consideramos que tiene relación con la privación de sueño”, escribió Clemente.
Gaschk se hizo eco de esa opinión: “La privación de sueño y los síntomas asociados, que persisten durante un periodo prolongado, hacen imposible la recuperación [del animal] y podrían explicar las causas de muerte documentadas en machos después de la temporada de apareamiento”.
Los cuoles son los mamíferos más grandes que utilizan la estrategia de semelparidad, conducta reproductiva que consiste en invertir toda la energía en una temporada de apareamiento única. Lo mismo hacen los salmones del Pacífico, así como algunas especies de calamares y pulpos, y ciertas mariposas, cigarras y efímeras (orden Ephemeroptera).
De hecho, la semelparidad es tan extrema en algunas especies de arañas que la hembra devora al macho durante o inmediatamente después de que este hace su único intento de aparearse.
OTROS CASOS DE SEMELPARIDAD
La estrategia de semelparidad también se observa en algunos vertebrados terrestres, incluidos Hypsiboas gladiator (a veces conocida como “rana gladiadora”) y el camaleón de Labord (Furcifer labordi). En cuanto a los mamíferos, la semelparidad está limitada a los marsupiales, tanto dasiúridos (familia Dasyuridae; de la que forman parte los cuoles) como didélfidos (mejor conocidos como zarigüeyas).
A pesar de encontrarse en peligro de extinción, los investigadores no pueden hacer para contener la mengua poblacional de estos lindos animales. “No podemos cambiar lo que están haciendo y dudo que sea fácil modificar su conducta, pues hace decenas de miles de años que responden a ese instinto reproductivo”, sentenció Gaschk.
Por otra parte, los científicos plantean la posibilidad de que la privación de sueño pueda ser un factor importante para la supervivencia de otras especies marsupiales.
“Queremos determinar si la privación de sueño afecta también a otros miembros de la familia de marsupiales, como las zarigüeyas, los antequinos (Antechinus o ratones marsupiales) y los demonios de Tasmania”, añadió Gaschk.
“Aunque el tlacuache norteño (Didelphis virginiana) experimenta un cambio fisiológico semejante al de otras especies de semélparos, los machos no mueren de la misma manera. En cambio, los demonios de Tasmania (Sacrophilus harrisii) sufren de pérdidas parecidas a causa de una disminución de su inmunocompetencia”, prosiguió el candidato doctoral.
“Si es verdad que la privación de sueño pone en riesgo la supervivencia de los machos, el cuol septentrional es el modelo perfecto para demostrar los efectos de la falta de sueño en la función corporal”, concluyó Gaschk. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek).