

LOS TELÉFONOS INTELIGENTES SON UNA DE LAS HERRAMIENTAS MÁS PODEROSAS JAMÁS CREADAS. Pero su uso conlleva riesgos ocultos para la salud, especialmente cuando están pegados a nuestro cuerpo durante todo el día, todos los días.
Desde la radiación que emiten hasta cómo afectan nuestro sueño, nuestra concentración, nuestra postura e incluso a la piel, los teléfonos inteligentes pueden desgastar silenciosamente nuestro bienestar.
Aquí hay una lista de verificación simple, respaldada por la ciencia, para reducir los riesgos sin renunciar a tu teléfono:
Los teléfonos inteligentes emiten campos electromagnéticos de radiofrecuencia (RF-EMF), un tipo de radiación no ionizante. La exposición a corto y a largo plazo (como sostener un teléfono en la cabeza durante una llamada) puede conllevar riesgos para la salud.
En 2011, la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó los campos electromagnéticos de RF como “posiblemente cancerígenos para los seres humanos”. Algunos estudios en animales encontraron un leve aumento en los tumores cerebrales tras una exposición prolongada. Se están realizando estudios en humanos, pero definitivamente debes tener cuidado.
Formas sencillas de reducir el riesgo de radiación: Usar el altavoz o audífonos con cable (no Bluetooth) para las llamadas; enviar mensajes de texto en lugar de llamarm, cuando sea posible; no guardes tu teléfono en la bolsa del pantalón, y mantén tu teléfono a varios metros de distancia mientras duermes, lo mejor es ponerlo en modo avión.
Las pantallas de los teléfonos inteligentes emiten luz azul, que interfiere con la melatonina (la hormona natural del sueño) e interrumpe el ciclo de sueño-vigilia del cuerpo. La luz azul durante la noche puede reducir la melatonina hasta en un 85 por ciento, lo que dificulta conciliar el sueño y reduce la calidad del mismo. Dormir mal aumenta el riesgo de fatiga, aumento de peso, depresión y enfermedades crónicas.

Formas sencillas de proteger tu sueño: Activar el turno de noche (iPhone) o el modo nocturno (Android); instalar aplicaciones de filtro de luz azul como f.lux o Twilight; evitar las pantallas 1 o 2 horas antes de acostarse, y utilizar gafas que bloqueen la luz azul de color ámbar por la noche.
Los teléfonos inteligentes están diseñados para activar la dopamina, la sustancia química que produce bienestar en el cerebro, lo que puede provocar hábitos de control, desplazamientos interminables y fatiga mental. El uso excesivo de las pantallas está relacionado con la ansiedad, la reducción de la capacidad de atención, la confusión mental e incluso con los síntomas de adicción. Muchas aplicaciones están diseñadas para resultar neurológicamente irresistibles.
Formas sencillas de recuperar el control: Desactivar notificaciones no esenciales; eliminar aplicaciones adictivas de tu pantalla de inicio; intentar usar el modo de escala de grises (hace que su teléfono sea menos estimulante); programar horarios sin teléfono todos los días, y tomar un día de “desintoxicación digital” semanalmente.
Los teléfonos inteligentes son imanes para la suciedad, las bacterias e incluso para sustancias químicas que alteran las hormonas, que a menudo terminan en la piel y las manos. Los teléfonos pueden transportar más bacterias que el asiento de un inodoro. Algunos estuches y pantallas pueden contener ftalatos y retardantes de llama, disruptores endocrinos que interfieren con las hormonas.
Formas sencillas de reducir la exposición a sustancias tóxicas: Limpia tu teléfono diariamente y utiliza fundas de teléfono naturales o no tóxicas.
Ver el teléfono durante horas al día tensa la columna y reduce el flujo de oxígeno al cerebro, lo que provoca “cuello tecnológico”, tensión y fatiga cognitiva.
Formas sencillas de protegerte: Sostén tu teléfono a la altura de los ojos; utiliza funciones de voz a texto para reducir la escritura; tomar descansos para estirarse cada 20 a 30 minutos, puedes fortalecer tu cuello y la parte superior de la espalda con ejercicios ligeros de resistencia.
El teléfono puede ser una herramienta increíble por lo que no pretendemos que dejes de utilizarlo, pero es importante reconocer que también puede representar una pérdida sutil de energía, concentración, sueño y salud a largo plazo. Busca un equilibrio entre utilizarlo y descansar para que te mantengas en control de tu salud física y mental. N
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Jessica Nasser es licenciada en nutrición clínica por la Universidad Anáhuac, certificada como entrenadora personal por la World Fitness Association y diplomada en nutrición vegetariana por el Instituto de Ciencias de Nutrición y Salud de España. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad de la autora.