En la casa Morena de Tijuana, sede del partido del mismo nombre, permeaba una sensación desagradable de humedad y un calor pegajoso que no se iba con los ventiladores.
En la habitación estaban, entre otros, el ex gobernador priísta de Baja California, Xicoténcatl Leyva Mortera, y el candidato al senado y también ex priísta, Jaime Bonilla Valdez.
Este último esperaba el mensaje de Andrés Manuel López Obrador para inaugurar los festejos por el triunfo, aunque fueron parciales.
“Nosotros no podemos cantar victoria todavía porque no tenemos números oficiales sobre el Senado”, dijo a los reporteros durante la noche del 1 de julio.
Al corte del PREP de las 9:37 horas del 2 de julio, los candidatos al senado de la coalición Morena, PT y PES se encontraban a la cabeza con 495 mil 254 votos, seguidos por el frente PAN, PRD y Movimiento Ciudadano con 210 mil 533 votos.
Varios de ellos tenían horas esperando una conferencia de prensa que se convirtió solo en un mensaje porque Bonilla Valdez no quiso responder preguntas.
Dijo que este lunes “a cierta hora” habrá una conferencia de prensa, y antes de retirarse aseguró que no sabía de algún acta en la que hubieran perdido.
“Lo único que les quiero decir es: estamos en este proyecto”, agregó el empresario que divide opiniones dentro del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
En la calle el ambiente era distinto porque a unas cuadras algunos ciudadanos ya habían tomado la glorieta Cuauhtémoc para celebrar que el tabasqueño llegó a la presidencia en su tercer intento.
Según el conteo rápido dado a conocer por el Instituto Nacional Electoral (INE), el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia obtuvo alrededor del 53% de la votación.
Con esas cifras la glorieta que ya se convirtió en punto de reunión para los tijuanenses se miró arropada por banderas del partido de izquierda y por cánticos de la campaña electoral.
La población celebraba un cambio, votó buscando un cambio, aunque el festejo lo empezaron antiguos rostros de un conocido régimen.