MÉRIDA, YUCATÁN.— El desafío planteado detrás de la feria Apokalypsi era de sobra loable: convertir una fiesta de dos días en una revelación científica y cultural. La cita fue en Mérida, capital de Yucatán, el 26 y 27 de octubre, y los resultados fueron más que notables.
La inauguración arrancó con la participación de la banda de música Merida Big Band, un grupo de jazz comandado por Ranier Pucheux que atiborró de público una de las salas principales del Centro de Convenciones Siglo XXI. Los asistentes tararearon, cantaron e incluso bailaron los temas interpretados por la banda, cuyo repertorio abarcó varias canciones de jazz y swing.
Durante dos días, el Centro de Convenciones Siglo XXI, localizado en el norte de la ciudad de Mérida y justo a un lado de ese enorme símbolo de la cultura yucateca conocido como el Gran Museo del Mundo Maya, atestiguó un trabajo monumental donde se destacó la importancia de fomentar el arte y la ciencia para desarrollar sociedades más inclusivas, sostenibles y enriquecidas por medio de la creatividad y el conocimiento, así como la importancia de fortalecer la cultura.
Protagonistas de primer orden en esta feria fueron los jóvenes. De secundaria, de preparatoria, varios cientos asistieron a una serie de conferencias y presentaciones donde experimentaron diversas actividades científicas y artísticas que incluyeron conciertos, conferencias y talleres, así como espectáculos de danza.
PINTURA Y TECNOLOGÍA EN APOKALYPSI
Junto al gran salón de presentaciones, otra sala exhibió una serie de actividades tanto fijas como itinerantes. Se trató de una estancia presentada como un extraordinario viaje por el mundo del arte pictórico universal, en la cual el visitante pudo transportarse por 500 años de historia con grandes obras maestras que han marcado el curso de la humanidad.
También hubo, desde luego, una exposición de pintura. Si bien los cuadros exhibidos eran réplicas, lo importante fue la conjunción de arte e interacción tecnológica, pues mediante un código QR el visitante pudo conocer la historia del cuadro y a su autor, así como otros detalles de valiosa ilustración. Por ejemplo, la reproducción que abrió la sala fue “La ciudad ideal”, una pintura que representa la ciudad perfecta según un artista anónimo del Renacimiento. Otra réplica exhibida fue la impactante “Alegoría de la pintura”, pintada en 1765 por François Boucher. Lo interesante de estas y otras obras es que sus explicaciones estaban escritas tanto en idioma español como en maya, la lengua madre de Yucatán.
En la misma sala, en una armonización cultural sin límites, también hubo exhibición de libros que abarcaron novelas, poemarios, cuentos y enseñanza. Un libro muy interesante fue el titulado “Modelos de conjugación en el maya yucateco”, así como un diccionario maya-español-inglés y otro sumamente llamativo titulado “Tiempo y destino en el calendario maya”.
ARTESANÍAS DE MADERA Y UTENSILIOS DE HENEQUÉN
Y en esta misma área no pudieron faltar las tradicionales artesanías, por ejemplo, utensilios de cocina y adornos tallados finamente en madera. Y también hicieron acto de presencia varios objetos trabajados en henequén, símbolo yucateco con el que se fabrican canastos, abanicos, manteles, tortilleros, pulseras, aretes y otros objetos que estuvieron en exhibición.
Enfundada en un vestido largo azul y con un arpa en la mano, Verónica Valerio deleitó al público con canciones de su autoría, cuya letra sondea el interior del ser humano y se regodea de sobrevivir en un mundo que no deja de girar. De la mano de dos músicos, y a través de los sonidos del arpa, cuyas cuerdas son de lino de cáñamo, el cual usan los pescadores locales en sus redes de pesca, Valerio logró que los espectadores la acompañaran en una travesía deliciosa a lo largo de la península yucateca.
Luego, Christian Sánchez, el reconocido músico y profesor universitario, animó a la audiencia a luchar fuerte por dedicarse a lo que realmente le apasiona. “Trabaja y dedícate a lo que te gusta. Porque, si no, ¿qué pasa con tus sueños?, ¿qué pasa con lo que de verdad quieres hacer y a lo que te quieres dedicar? Hay que hacer malabares para lograr vivir haciendo lo que nos gusta”, expresó durante su ponencia, titulada “La música, soñar despierto”, en la que también dio un paseo por las diversas facetas de la música y compartió las etapas que le han permitido su desarrollo tanto personal como profesional.
ARQUITECTURA Y ESCULTURA EN LA FERIA
El primer día de actividades cerró con “WireFrame, espectáculo arquitectónico”, presentado por MakinadT Arte en Movimiento, un colectivo de artistas gestores que investigan, producen y difunden puestas en escena que reflexionan con base en una filosofía de apertura y diálogo transdisciplinar. Este grupo exhibió una coreografía de danza contemporánea acompañada de una instalación escenográfica y una charla reflexiva sobre el proceso creativo y de producción de la obra. Esta pieza fue galardonada con el “Premio Nacional de Coreografía Guillermo Arriaga”, del Instituto Nacional de Bellas Artes, en 2018. La obra se caracteriza por emplear una técnica de diseño arquitectónico que poco a poco se traduce en una instalación escenográfica construida en vivo.
El arranque del segundo día de Apokalypsi estuvo a cargo del escultor Miguel Peraza Menéndez, el artista mexicano cuya obra plástica es conocida, coleccionada y expuesta tanto en México como en el extranjero. En la ponencia “Lo intrínseco del arte en la ciencia”, el escultor fue enfático y terminante: “La creación viene de la forma espiritual del ser humano”, dijo, y luego meditó sobre la relevancia de romper paradigmas y de cambiar las creencias para adaptarse a las nuevas generaciones del mundo del arte y otros ámbitos de la vida.
APOKALYPSI: MÚSICA Y MÁS MÚSICA
En tanto, Gerardo Kleinburg presentó la ponencia “La ópera y la inteligencia artificial”, en la cual confirmó que la ópera, ese género musical tachado como de “música para viejitos”, a lo largo de su historia y desde su nacimiento ha sido acompañado por la tecnología: en el escenario, en la iluminación, en la sonoridad, etcétera. Narrador, crítico y promotor musical, exdirector de la Compañía Nacional de Ópera de México y del Festival Internacional Cervantino, Kleinburg reflexionó sobre los aspectos positivos y negativos en los que la inteligencia artificial impacta y modifica la escritura, composición, ejecución, escenificación y disfrute de la ópera.
“La música en los videojuegos, desde los comienzos hasta la actualidad” fue otra de las ponencias presentadas en Apokalypsi. En esta, José Wolffer, director general de Música UNAM, meditó sobre cómo la música que se utiliza en los videojuegos ha evolucionado a lo largo del tiempo y cómo se ha expandido cada vez más el abanico de posibilidades gracias a la tecnología y la innovación. La contribución de la música ha sido de gran relevancia para la configuración de narrativas y la creación de experiencias de inmersión multidisciplinaria en el ámbito de los juegos de video, dijo el experto frente a una multitud emocionada con los ejemplos presentados en pantallas gigantes.
CIERRES ESPECTACULARES
Sin duda, una de las piezas que más atrajeron la atención fue “Contrayerba: monólogos de mujeres mayas”, una pieza teatral bilingüe maya-español que se basa en textos originales de Ana Patricia Martínez Huchim, la reconocida escritora, editora y recopiladora de la tradición oral maya originaria de Tizimín, Yucatán. En esta puesta en escena, que cuenta con las actuaciones de Jazmín Alhelí y Christi Uicab, se entrelazan cinco historias de mujeres mayas que recorren los estigmas, la desigualdad de género, el olvido de los saberes curativos tradicionales, la curandería, el trabajo sexual, la partería, la yerbería y la escritura.
El broche de oro al festival de Apokalypsi lo puso la bailarina de danza contemporánea Gloria Ramírez, quien protagonizó la puesta unipersonal “Cybil”. Dirigida por Érika Torres, directora de la casa En Boca de Lobos Producciones, se trata de una impactante pieza de danza y acrobacia que narra la transformación de una mujer que, tras una recarga neuronal artificial, regresa a su estado primordial como ser acuático para luego emerger como un transhumano de poderes prodigiosos, fruto de la sinergia entre la ciencia y la esencia humana.
Personas consultadas por este medio manifestaron su beneplácito con este primer festival de Apokalypsi y se dijeron atentas a una segunda edición, pues pudieron constatar que esta fiesta, que en todo momento fue conducida por el periodista y comentarista radiofónico Iñaki Manero, demostró que la ciencia y el arte conforman un lenguaje universal que amplía la visión, expande la conciencia y abre la mente a nuevos aprendizajes. N