La maternidad te cambia para siempre, eso no es ningún secreto. Las mezclas de hormonas que inundan tu cuerpo durante el embarazo traen consigo una variedad de cambios fisiológicos y conductuales en preparación para el pequeño ser que crece dentro de ti; pero algunos de estos cambios nunca desaparecen, incluidos los que afectan a tu cerebro.
Los cambios en la estructura del cerebro que acompañan al embarazo se conocen desde hace algún tiempo. Pero hasta hace poco existía el misterio de cómo se orquesta esta reorganización neuronal.
Ahora, investigadores del Instituto Francis Crick, en el Reino Unido, han arrojado luz sobre las bases moleculares de esta red cerebral de circuitos en un nuevo estudio publicado en la revista Science el 5 de octubre.
“Descubrimos que las hormonas del embarazo, el estradiol y la progesterona remodelan estructuralmente neuronas específicas en el cerebro al unirse a receptores con la capacidad directa de activar y desactivar genes“, dice a Newsweek Johannes Kohl, líder del grupo de Laboratorio de Procesamiento Neural Dependiente del Estado, en el Instituto Francis Crick, y uno de los coautores del estudio.
Para estudiar estos efectos, el equipo analizó cómo cambia el comportamiento de los ratones hembras durante el embarazo en comparación con los ratones vírgenes. Luego identificaron un grupo de células nerviosas especializadas en el centro de coordinación del cerebro, el hipotálamo, que se habían relacionado previamente con el comportamiento parental.
MOLÉCULAS RECEPTORAS Y HORMONAS REPRODUCTIVAS
Dentro de estas células nerviosas encontraron altas concentraciones de moléculas receptoras que se unen a las hormonas reproductivas, el estrógeno y la progesterona. Eliminar estas moléculas de las células parecía bloquear el comportamiento parental normal en las ratonas embarazadas, pero no tenía efecto en sus contrapartes vírgenes.
Posteriormente, observaron más de cerca cómo la unión de estas hormonas a sus receptores afectaba la actividad cerebral en las ratonas madres. En el caso del estrógeno, los efectos observados fueron solo temporales, reduciendo la actividad basal de estas células nerviosas y haciéndolas más excitables. Pero en el caso de la progesterona, los efectos involucraron una remodelación permanente en los cerebros de estos animales.
“En este caso particular, la unión de la progesterona a su receptor resulta en la formación de las llamadas espinas dendríticas, pequeñas protuberancias en las partes receptoras de información de las neuronas”, explica Kohl. “Las espinas, a su vez, reclutan nuevas conexiones en estas neuronas, cambiando así la forma en que se integran en los circuitos de maternidad en el cerebro”.
En otras palabras, la progesterona crea indirectamente la formación de nuevos sitios de comunicación entre las neuronas. “Lo que es intrigante es que estos cambios son duraderos, y el embarazo parece remodelar el cerebro de forma permanente”, añade Kohl. “La forma en que estas neuronas remodeladas se integran en el resto de la red de maternidad en el cerebro se ve permanentemente modificada por el embarazo”.
EL EMBARAZO CAMBIA EL VOLUMEN DEL CEREBRO
Si bien estos resultados solo se observaron en ratones, esta reorganización orquestada por las hormonas encaja bien con observaciones previas realizadas en humanos.
“Varios estudios en los últimos años han mostrado que el embarazo provoca cambios en el volumen del cerebro humano lo suficientemente grandes como para detectarse mediante resonancias magnéticas”, indica Johannes Kohl. “Pero aún no está claro si las hormonas también son responsables de esos cambios, y si estos cambios a mayor escala se deben a las transformaciones microscópicas que describimos”.
Dichos cambios hormonales en el cerebro también pueden contribuir a la sensación de “cerebro de embarazada”, como los olvidos, la fatiga y la confusión mental que experimentan muchas mujeres gestantes.
“En ratones, y posiblemente en humanos, aunque esto aún debe abordarse, estos cambios muy probablemente contribuyen a aspectos del ‘cerebro de embarazada’, como ser más sensible a los estímulos del bebé”, explica el especialista. “Sin embargo, cambios en otras partes del cerebro podrían estar detrás de otros eventos que se reportan comúnmente, como la pérdida de memoria”.
También pueden ocurrir problemas durante este periodo de reorganización, lo que podría contribuir potencialmente a trastornos del estado de ánimo asociados al embarazo.
LA CRIANZA EN HUMANOS ES MUY COMPLEJA
“Si bien las hormonas del embarazo crean una ventana de reorganización cerebral, las cosas pueden salir mal durante este tiempo, lo que puede dar lugar o contribuir a trastornos comunes como la ansiedad y la depresión posparto”, añade Kohl.
Sin embargo, es difícil determinar cuán importantes son estos cambios hormonales en el inicio del comportamiento parental en los humanos basándose únicamente en estudios con ratones.
“Creo que es importante señalar que la crianza en humanos es muy compleja, y además de las hormonas, muchos otros factores sociales y ambientales son muy importantes”, interviene Kohl. “Es bastante claro que puedes ser una excelente madre sin jamás haber experimentado ninguno de los cambios hormonales del embarazo, y existen muchas formas posibles de maternar y versiones de crianza”.
Asimismo, “en los ratones, estos cambios hormonales, y sus efectos en neuronas específicas del cerebro, son absolutamente necesarios para ser un buen padre. Pero incluso los ratones pueden mejorar en la crianza sin experimentar ningún cambio hormonal, por ejemplo, mediante la exposición repetida a los bebés o al observar a las madres cuidando de sus crías”. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)