Los antiguos embalses mayas, que utilizaban plantas acuáticas para filtrar y limpiar el agua, “pueden servir como arquetipos para los sistemas de agua naturales y sostenibles para abordar las crisis de agua”, indica un nuevo estudio de la Universidad de Illinois Urbana-Champaign, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.
Los mayas construyeron y mantuvieron embalses que estuvieron en uso durante más de 1,000 años, escribió la autora del estudio, Lisa Lucero, en una perspectiva en PNAS. Estos embalses proporcionaron agua potable a miles o decenas de miles de personas en las ciudades durante la temporada seca anual de cinco meses y en periodos de sequía prolongada.
“La mayoría de las principales ciudades mayas de las tierras bajas del sur surgieron en áreas que carecían de agua superficial, pero que tenían grandes suelos agrícolas”, dijo Lucero. “Ellos compensaron construyendo sistemas de embalses que comenzaron pequeños y crecieron en tamaño y complejidad”.
Con el tiempo, los mayas construyeron canales, presas, esclusas y bermas para dirigir, almacenar y transportar agua. Utilizaron arena de cuarzo para la filtración de agua, a veces importándolo desde grandes distancias a ciudades masivas como Tikal en lo que ahora es el norte de Guatemala.
ASÍ LIBRARON LOS MAYAS LAS CRISIS DE AGUA
Un núcleo de sedimento de uno de los embalses de Tikal también encontró que la arena de zeolita se había utilizado en su construcción. Estudios anteriores han demostrado que esta arena volcánica puede filtrar las impurezas y los microbios causantes de enfermedades del agua. La zeolita también se habría importado de fuentes a unas 18 millas (30 kilómetros) de distancia.
“Los embalses de Tikal podrían contener más de 900,000 metros cúbicos de agua”, escribió Lucero. Las estimaciones sugieren que hasta 80,000 personas vivían en la ciudad y sus alrededores en el período Clásico Tardío. Los embalses mantuvieron a la gente y los cultivos hidratados durante la estación seca. La realeza maya obtuvo gran parte de su estatus de su capacidad de proporcionar agua a la población.
“El agua limpia y el poder político estaban inextricablemente vinculados, como lo demuestra el hecho de que los embalses más grandes se construyeron cerca de palacios y templos”, escribió la autora. Los reyes también realizaron ceremonias para ganar el favor de los antepasados y del dios de la lluvia, Chahk.
Un desafío clave era evitar que se desatara una crisis en caso de que el agua en los embalses se estancara, y para eso los mayas probablemente dependían de las plantas acuáticas, muchas de las cuales todavía pueblan los humedales centroamericanos hoy en día, señala el estudio. Estos incluyen colas de gato, juncos, cañas y otros. Algunas de estas plantas se han identificado en núcleos de sedimentos de los embalses mayas. Estas plantas filtraron el agua, reduciendo la oscuridad y absorbiendo el nitrógeno y el fósforo.
LOS HUMEDALES, PARTE FUNDAMENTAL DEL SUMINISTRO DE AGUA
“Los mayas habrían tenido que dragar cada varios años y cosechar y reponer plantas acuáticas”, se lee en el documento. Los suelos y plantas cargados de nutrientes extraídos de los embalses podrían usarse para fertilizar campos y jardines urbanos.
La evidencia recopilada de varias ciudades de tierras bajas del sur indica que, como humedales construidos, los embalses mayas suministraron agua potable a las personas durante más de 1,000 años, fallando solo cuando las sequías más severas se aferraron en la región entre el 800 y el 900 del C.E., dijo Lucero. Por ello señala que las tendencias climáticas actuales requerirán muchos de los mismos enfoques que emplearon los mayas, incluido el uso de plantas acuáticas para mejorar y mantener la calidad del agua de forma natural.
“Los humedales de construcción proporcionan muchas ventajas sobre los sistemas convencionales de tratamiento de aguas residuales”, añade. “Proporcionan una tecnología de tratamiento económica, de baja tecnología, menos costosa y de alto ahorro de energía”. Además de proporcionar agua limpia, los humedales construidos también apoyan a los animales acuáticos y pueden ser una fuente de nutrientes para reponer los suelos agrícolas.
“El siguiente paso hacia adelante es combinar nuestra respectiva experiencia e implementar las lecciones encarnadas en los antiguos embalses mayas junto con lo que se sabe actualmente sobre los humedales construidos”, concluye la autora. N