Historia Chiquita es un proyecto multiplataforma que existe en distintas redes sociales y que tiene la meta final de divulgar la historia entre las personas a las que no precisamente les gusta estudiar historia.
“Además, he tratado de que sea un proyecto que sirva como una herramienta para los docentes cuando están en el aula”, cuenta Sari en entrevista con Newsweek en Español. Así, lo que se inició como un pódcast se transformó en presencia en redes sociales y tiempo aire en la radio, hasta mutar en un libro impreso y lúdico que alimenta todos los sentidos de sus lectores.
Esta Historia Chiquita también tiene su historia: hace algunos años contrataron a Sari para ayudar en una investigación histórica en el Colegio Nacional. Ella tendría que entrevistar a algunos de los miembros más antiguos del Colegio, entre los que estaba Luis Fernando Lara, el creador del Diccionario del español de México.
“Para poder entender cómo ideó el diccionario había que leer un poco acerca del manual, toda la metodología que siguió para hacer ese diccionario y había muchas cosas de lingüística. Y yo, la verdad, no soy muy buena en lingüística, entonces estaba muy estresada y en la noche decidí contar un poco acerca de lo que hacía Luis Fernando Lara en mis historias de Instagram. A mis amigos les gustó mucho. Y fue como esto se convirtió en algo de cada día”.
UNA HISTORIA CHIQUITA SUMAMENTE PERSONAL
Lo que podemos leer en el libro Historia chiquita. Los personajes, barrios y recetas que dan color y sabor a México es, de alguna forma, distinto al contenido en línea de Sari, sobre todo porque es sumamente personal. En este, Sari nos habla de sus historias familiares, su cercanía con su abuela y los recuerdos que le generan algunos platillos que compartía con la familia. La autora utiliza sus recetas familiares como hilo conductor para contar episodios históricos que han dado forma al país en el que habitamos hoy.
“Yo decidí estudiar historia por mis abuelos, porque mi abuelo tuvo alzhéimer cuando yo tenía ocho años y fui demasiado cercana a mi abuela, viví con ella toda la vida y me llamo igual que ella. Crecí escuchando sus historias y este libro también cuenta un poco de cómo y por qué me gusta la historia. Necesito contar estas anécdotas y las conecto con episodios de la historia de México o del mundo”, explica.
Para Sari, lo primero en formar el esqueleto del libro fueron las recetas. Sobre eso, narra: “Cada receta está pensada para acompañar momentos tanto de la anécdota personal como los datos históricos. Entonces, seleccioné ciertas recetas que me parecían importantes para poder contar algo. Por ejemplo: la del pisto, que para mí más que un caldo de gallina o tacos de pancita en Tacubaya, es un platillo que comemos en mi familia, que es de Tacubaya. Entonces, mi editor y yo hicimos una lista de platillos y nos íbamos preguntando: ¿por qué esta receta y qué es lo que hay detrás de esta ella?”.
UN HOMENAJE A LA GRAN MADRE
Este libro nació como un homenaje a la abuela de la autora. Sari nos cuenta que uno de los retos más grandes a los que tuvo que enfrentarse mientras escribía fue el fallecimiento de esa mujer a quien admiraba enormemente: “A la mitad de la escritura perdí a mi abuela y fue muy fuerte porque, además, era un libro que estaba hecho en homenaje a ella y yo quería que cuando se publicara lo viera. Ahora creo que lo ve desde el cielo”.
El segundo reto más grande fue la recopilación de las fuentes y la consulta de archivo, pues como fue escrito durante la pandemia, la mayoría de las fuentes consultadas fueron libros, textos electrónicos o archivos digitales. “Por eso decidí, en la página de Historia Chiquita, incluir por capítulo todas las fuentes que consulté y ahí las puede ver quien tenga ganas de seguir investigando sobre alguno de los temas”, dice Sari quien, además, mientras escribía el libro escribía su tesis de maestría.
UN AUXILIAR PARA LOS PROFESORES
Para los docentes, el libro de Sari puede funcionar como una guía para ahondar en temas que a veces no se ven en el aula, pero que pudieran auxiliar al profesor para retomarlos y hablar de lo que viene en el plan de estudios de preparatoria o secundaria.
“He estado abogando para que a la gente le interese más la disciplina histórica porque en realidad es algo que nos debería de interesar a todos, porque al final la historia también esta hecha de nuestros recuerdos personales”, acota la autora.
Físicamente, el libro Historia chiquita. Los personajes, barrios y recetas que dan color y sabor a México nos remite a los libros de historia que nos entregaba la SEP en la primaria y que las maestras nos obligaban a rellenar dos días antes de que concluyera el ciclo escolar. La portada fue diseñada por Daniel Bolívar y las ilustraciones de los iconos del mueble los trazó el ilustrador Bate. Como recomendación, las recetas son una gran joya que puedes cocinar con la familia para generar nuevos recuerdos y memorias que los acompañarán por siempre. N