“Nuevos fósiles en ámbar revelan que los escarabajos se alimentaron de los dinosaurios emplumados hace unos 105 millones de años. Los exquisitos especímenes muestran uno de los mejores ejemplos de una estrecha interacción entre vertebrados y artrópodos en el registro fósil”, señala un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America.
El análisis de fragmentos fósiles de ámbar, de la localidad de San Just en el noreste de España, reveló mudas de pequeñas larvas de escarabajo rodeadas estrechamente por por porciones de plumas suaves. Las plumas pertenecían a un dinosaurio terópodo desconocido que vivió hace unos 105 millones de años, durante el Cretácico Inferior.
ESCARABAJOS SON UNA PLAGA
Esto significa que las plumas no podrían haber venido de una especie de “pájaro moderno”, ya que la evidencia actual indica que este grupo apareció unos 30 millones de años más tarde en el registro fósil, durante el Cretácico Superior.
Un grupo de científicos de la Universidad de Oxford descubrieron que las mudas de larvas conservadas en el ámbar se identificaron como relacionadas con los escarabajos de la piel modernos, o dermisípidos. “Los escarabajos de la especie dermestidos son plagas de los productos almacenados o de las colecciones de museos secos. Estos se alimentan de materiales orgánicos que son difíciles de digerir para otros organismos, como las fibras naturales.
Sin embargo, los dermisestidos también desempeñan un papel clave en el reciclaje de la materia orgánica en el entorno natural, y a menudo habitan en los nidos de aves y mamíferos, donde se acumulan las plumas, el pelo o la piel.
LOS ESCARABAJOS VIVÍAN SOBRE NIDOS DE DINOSAURIOS EMPLUMADOS
“Es casi seguro que las plumas se habían desprendido del dinosaurio huésped, ya que mostraban signos de daño y descomposición, incluidas las hebras de hongos que crecían en su superficie”. En consecuencia, los investigadores proponen que “las larvas de escarabajo probablemente vivían en o sobre un nido de dinosaurios, donde se podrían acumular suficientes plumas para sostener una población”.
Añaden: “Este nido habría estado en o cerca de un árbol productor de resina, con el primer paso que llevó a la formación de fósiles de ámbar cuando un flujo de resina atrapó a las larvas y las plumas, preservándolas juntas durante millones de años”.
Del mismo modo, los nidos modernos de aves y mamíferos están habitados por diversas comunidades de insectos y arácnidos que se alimentan de fuentes ricas, aunque a menudo altamente especializadas, de material orgánico, que incluyen queratina en forma de plumas, pelo y piel, así como heces. N