Cada vez resulta más incomprensible la errática actitud del gobierno de México, sobre todo la falta de sensibilidad política que parece dominar en Palacio Nacional. Las últimas semanas hemos sido testigos de la agudización de una actitud cada vez más hostil del presidente mexicano frente a los periodistas. A los temas de por sí ya ríspidos en la agenda bilateral entre México y Estados Unidos, como la reforma eléctrica, la agenda verde, el frágil Estado de derecho y la violencia criminal, se ha sumado el creciente ataque a la libertad de expresión.
Andrés Manuel López Obrador no ha sido capaz de entender la preocupación que impera en Estados Unidos respecto al rumbo que toma México. Tampoco ha dimensionado cómo las visitas de funcionarios estadounidenses de alto nivel, como la de la secretaria de Energía, Jennifer Granholm, en enero, y la de John Kerry, enviado especial para cambio climático, muestran algunas de las áreas de mayor alerta que percibe en este momento el gobierno de John Biden.
En repetidas ocasiones el gobierno de Estados Unidos ha expresado su preocupación respecto a las iniciativas de México en el rubro del sector energético. Nuestro país impulsa el uso de tecnologías basadas en el carbón y el petróleo en vez de promover alternativas limpias renovables y eficientes. Al tiempo, los temores se hacen extensivos hacia la posibilidad de que inversionistas estadounidenses se vean afectados tal y como se evidenció en palabras de su secretaria de energía: “Estados Unidos valora nuestra relación con México, que durante décadas ha brindado un gran beneficio mutuo. México es nuestro segundo socio comercial más grande, y las empresas estadounidenses son los mayores inversionistas en México. Tenemos un interés fundamental en ver que México y su gente tengan éxito”.
No te pierdas: En los desafíos para México en 2022, Estados Unidos es la prioridad
El gobierno de la 4T también debía haber puesto mayor atención a la reacción del gobierno de Estados Unidos y la suspensión que hizo a la importación del aguacate mexicano. Esta fue derivada de lo que se percibe como falta de seguridad al personal de inspección agrícola en el territorio nacional por las amenazas recibidas de los grupos delincuenciales que operan en diversos puntos del país.
La violencia generalizada en México, la actividad de los cárteles que operan en Jalisco y Michoacán, así como la falta de garantías que ofrece el gobierno que dirige Andrés Manuel López ahora vuelve a golpear al sector de agricultores michoacanos. Estos, además, han declarado padecer continuamente las amenazas de los cárteles del narcotráfico que dominan los estados citados.
Antes este escenario de inestabilidad, el gobierno de México parece no hacer nada. Muy por el contrario, atiza una nueva confrontación con el periodismo nacional. El Ejecutivo se ha enfrascado en un enfrentamiento personal con un comunicador y, en este entorno, la muerte de periodistas enturbia más el escenario con claras repercusiones en los ámbitos nacional e internacional.
Adicionalmente, resulta preocupante cómo el presidente en sus conferencias matutinas se burla de la petición que The Washington Post hizo a Joel Biden a fin de que condenara los ataques que la prensa y la libertad de expresión están viviendo en México.
No te pierdas: En los desafíos para México en 2022, Estados Unidos es la prioridad
Resulta apremiante que el presidente mexicano asuma con honor y responsabilidad la magistratura que tiene encomendada. No corresponde a la investidura presidencial entrar en dimes y diretes, tampoco le corresponde seguir acusando de la ineficiencia de su gobierno y de los pobres resultados de su gestión a los gobiernos que le antecedieron. Mucho menos, seguir señalando como responsables de los males nacionales a quienes él ha dado en llamar “la mafia en el poder”.
Le corresponde al Ejecutivo reconocer el lugar estratégico que tiene la relación con el vecino del norte, ya que es, para México, su principal socio comercial. No se puede seguir poniendo en riesgo esta relación fundamental y no se deben seguir sumando temas que empañen aún más la relación.
A la inseguridad, narcotráfico, tráfico de armas, delincuencia organizada, corrupción y migración presentes en la relación bilateral se han sumado los escándalos familiares del hijo del mandatario mexicano, José Ramón López, en Houston, y los ataques a la libertad de prensa.
La imagen de México en el escenario internacional está francamente dañada y la relación con Estados Unidos va en franco declive. N
—∞—
Luz Araceli González Uresti es profesora investigadora de Relaciones Internacionales de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tec de Monterrey. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad de la autora.