Ocho hombres han acusado a un asesor de alto nivel de mala conducta sexual. El hombre sigue en la nómina del organismo y su inmunidad diplomática lo protege.
La Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres, también conocida como ONU-Mujeres, es la división más joven del organismo; fue fundada en 2011 para establecer estándares globales con el objetivo de buscar la igualdad de género.
Por ello, resultó muy desconcertante saber que, desde hace 13 meses, existe una investigación en curso sobre mala conducta sexual en relación con un asesor de alto nivel. Un vocero de ONU-Mujeres no proporcionó el nombre de la persona investigada, pero el organismo reconoció que el individuo aún está en la nómina, aunque “actualmente no desempeña ninguna función activa”.
Sin embargo, Newsweek logró averiguar, a partir de cinco fuentes que tienen conocimiento de la investigación, que esa persona es Ravi Karkara, asesor de alto nivel de un ex subsecretario general de Naciones Unidas, y que está acusado de utilizar su prestigio y su puesto para acosar sexualmente a, al menos, ocho hombres. Las acusaciones de mala conducta sexual incluyen comentarios, gestos obscenos, tocar o agarrar los genitales de un subordinado en un cuarto de hotel. Karkara también está siendo investigado por acoso no sexual y abuso de poder con sus subordinados, dentro y fuera del lugar de trabajo. (Karkara no respondió a nuestras solicitudes de entrevista realizadas a partir de diciembre de 2017). Purna Sen, vocera de Naciones Unidas sobre ataques sexuales, dijo que la organización tenía “un trabajo que hacer” para reformar su cultura y restaurar la confianza.
Mandy Sanghera y Kerry Gibson, activistas internacionales de derechos humanos y campeonas de Planet 50-50 de ONU-Mujeres, dijeron a esta revista que la acusación original había sido presentada por Gibson y una presunta víctima. Hablando desde su hogar en Londres, Sanghera califica a Karkara como “un depredador” y afirma que “lo que finalmente está saliendo a la luz es un largo patrón de conducta sexual inadecuada”.
Aashish Khullar, exsocio organizador del Grupo Mayor de Naciones Unidas para la Infancia y la Juventud, afirma que habló personalmente con “siete u ocho” jóvenes que informaron sobre distintos niveles de mala conducta sexual cometida por Karkara. También habló con varios investigadores de la Oficina de Auditoría e Investigación del Programa de Desarrollo de Naciones Unidas. Dijo, en una llamada telefónica realizada en Boston, que “entre todas las personas que han trabajado con él, impera la sensación de que la mala conducta sexual era su modus operandi. Nadie se sorprendió cuando esto fue planteado de manera formal”.
‘PREPÁRATE… Y PRACTICA’
Steve Lee, un activista en política pública de 25 años quien ha dirigido discursos a Naciones Unidas y era miembro del Grupo Mayor para la Infancia y la Juventud, es uno de los acusadores de Karkara. Lee habló con Newsweek y reveló su nombre con la esperanza de que Naciones Unidas invierta más en la instrumentación de la política contra el acoso sexual, así como en recursos humanos y prácticas de contratación.
Lee conoció a Karkara en 2009, cuando tenía 16 años, y era delegado de Unicef. Sólo eran conocidos hasta enero de 2016, cuando Karkara invitó a Lee a unirse a un grupo de política pública del que era copresidente. Conforme Lee comenzaba a trabajar más estrechamente con ONU-Mujeres y con el grupo de Karkara, comenzó a sentirse agradecido, pero también incómodo. Lee afirma que era ingenuo, un cristiano devoto con poca experiencia en las relaciones (sentimentales), hechos en los que Karkara insistía en mensajes de texto, por Skype, en las redes sociales y cada vez que ambos se veían. Lee afirma que ambos se reunieron en 10 eventos en la Ciudad de Nueva York y en Canadá durante los siguientes 15 meses.
Un día, Lee condujo durante varias horas desde Ottawa hasta Montreal para reportarse con Karkara, a quien Lee consideraba su mentor. Karkara, que estaba en la ciudad para pronunciar un discurso en la Universidad McGill, se hospedaba en el Hotel Omni Mont-Royal, y, según relata Lee a Newsweek, le ayudó con sus maletas hasta su habitación. Cuando las puertas se cerraron, Karkara y Lee se quedaron solos, lo que hizo que Lee se pusiera nervioso. Siempre que estaban solos, dice, Karkara hacía comentarios y gestos inapropiados, y en ocasiones le pedía sexo oral, insinuando que sería el pago por todo lo que Karkara había hecho por él. En varias capturas de pantalla vistas por Newsweek, Karkara le envió a Lee el siguiente mensaje de texto por WhatsApp: “Prepárate. Practica. Mira videos… y mándame enlaces de cosas que te gusten”.
En el cuarto de hotel de Montreal, Karkara le preguntó a Lee, ¿ves porno?, ¿de qué tipo?, ¿qué piensas de ello?, ¿eres sexualmente activo?, ¿te masturbas?, ¿has estado practicando? Lee dice que rió y le pidió al diplomático que por favor dejara de hablar así. Karkara había tomado la computará portátil de Lee y miraba lo que había en ella. Cuando Lee estiró el brazo para quitársela, Karkara le tocó los genitales por encima del pantalón.
“Hace esto con muchos jóvenes, y realmente no creo que lo que busque sean favores sexuales”, dice Lee. “Disfruta el hecho de que se encuentra en un puesto de tan alta autoridad que puede hacerlo y ellos realmente no pueden hacer nada al respecto”.
Lee se zafó y antes de salir de la habitación, Karkara le hizo una pregunta perturbadora: ¿Esta fue tu primera vez?
MANDO Y CONTROL
La noticia de una investigación sobre mala conducta sexual relacionada con un funcionario de alto nivel se produce en un momento precario para Naciones Unidas. El diario The Guardian y Frontline de PBS investigaron este año a las tropas de Naciones Unidas encargadas de mantener la paz por el abuso sexual de personas vulnerables en las zonas de guerra. Frontline identificó a más de 2,000 víctimas en todo el mundo y llegó a la conclusión de que es difícil que esas víctimas obtengan ayuda, pues la “inaceptable” respuesta de la ONU se había quedado corta para hacerles justicia.
En contraste, en la investigación sobre mala conducta sexual relacionada con Karkara se investiga dentro de las oficinas generales de Naciones Unidas en Nueva York y en sucesos relacionados con ese organismo en todo el mundo. Mark Zaid, abogado de seguridad nacional y experto en derecho internacional, señala que los diplomáticos usualmente “son lo mejor de lo mejor de su país”, lo que hace que la investigación de Naciones Unidas acerca de un empleado de alto nivel resulte más notable y sorprendente. “Hay una gran diferencia entre las tropas de paz de Naciones Unidas y los diplomáticos de ese organismo”, dice. “Los pacificadores son básicamente un ejército de alguna nación local, cuyos miembros pueden carecer completamente de educación y ser tan brutales como cualquiera. Esperaría no tener que ver ni escuchar nada al respecto, en especial de los Cascos Azules, pero no me sorprendería en lo más mínimo. ¿Pero si se trata de un diplomático real? Es un problema”.
Purna Sen, nombrada en marzo para ocupar un puesto en ONU-Mujeres durante seis meses, no hizo ningún comentario sobre Karkara o sobre la investigación. Sin embargo, afirma que, en sus primeros tres meses en el puesto, le entristeció escuchar tantas historias de terror contadas por empleados de Naciones Unidas, principalmente mujeres. “Yo diría que existe una relación entre la explotación sexual que ocurre con los civiles y otras personas fuera de Naciones Unidas, y lo que ocurre en el interior de ese organismo”, declaró Sen a Newsweek. “Hay aspectos culturales en común con esta conducta organizacional”.
Para seguir adelante y recuperar la confianza de sus empleados, señala Sen, Naciones Unidas necesita limitar las restricciones de confidencialidad para testigos y víctimas en las investigaciones internas e instituir una mayor transparencia, rendición de cuentas y cronogramas en sus procesos de reclutamiento e investigación. El énfasis de Naciones Unidas en la antigüedad de una persona en un puesto y en su jerarquía hace que los problemas de mala conducta sexual resulten peores, añade, especialmente, cuando se percibe que los investigadores son personas cercanas a los líderes de alto nivel y a otras personas que están siendo investigadas.
“Pienso que hay grandes preguntas sobre cómo hacer que el debido proceso funcione para las víctimas”, dice. “Hay cada vez más pruebas de que las organizaciones que tienen una estructura de mando y control con una jerarquía particularmente fuerte son testigos de un mayor número de informes de acoso sexual que no reciben atención, debido a que las normas culturales indican que no hay que cuestionar a la autoridad, que hay cierto grado de invulnerabilidad ante las investigaciones, y parte de ello también se refleja dentro de Naciones Unidas”.
Gibson, la Campeona de 50-50 (programa de ONU-Mujeres por la igualdad de género) y presidenta de EcoCentury Technologies en Vancouver, Canadá, afirma que la naturaleza “patriarcal y jerárquica” de Naciones Unidas hace que el organismo sea propicio para que los poderosos ejerzan malas conductas. “Hay toda una cultura en Naciones Unidas que permitió que esto ocurriera”, dice Gibson. “Se trata de una organización elitista que era muy hermética respecto a todo con la pretensión de proteger al organismo. Eso permitió que se dieran muchas conductas escandalosas”.
INEXPERIENCIA, AMBICIÓN Y MIEDO
El 16 de diciembre de 2017, ONU-Mujeres emitió un comunicado de prensa en el que anunciaba una investigación interna sobre mala conducta sexual en relación con un anónimo “miembro del personal”. Sanghera y Gibson dijeron a Newsweek que la investigación comenzó en realidad casi seis meses antes de ese comunicado, en junio de 2017, cuando la Oficina de Auditoría e Investigación entrevistó a la primera presunta víctima. Tras emitir el comunicado de diciembre, ONU-Mujeres señaló que “reconoce la seriedad con la que deben tratarse tales casos”.
Mucho del personal de menor nivel, de servicio social o prácticas profesionales de Naciones Unidas tienen entre 16 y 23 años de edad, y poca experiencia profesional. Una de esas antiguas empleadas, que actualmente es directora ejecutiva de una organización no gubernamental, señala que comenzó como ellos, en lo que después se conocería como ONU-Mujeres. “Imagínate cómo es, dice, tienes 18 años, y quizás provienes de una región pobre del mundo. Es tu primera vez en Nueva York, es la primera vez que recorres los pasillos [de Naciones Unidas], donde aspirabas a trabajar. Sientes que estás cambiando el mundo, que estás haciendo una gran diferencia, y te topas con un individuo que, por una parte, te dice que puede abrir todas las puertas, pero por la otra, tiene una conducta inadecuada. ¿Qué puedes hacer? ¿Con quién vas a hablar al respecto si no hay ningún mecanismo claro para hacerlo?”
Ella afirma que la inexperiencia, la ambición y el miedo hacen que los jóvenes mantengan la boca cerrada. “Al menos, la percepción era que si todos te rehuían, no serías capaz de llevar a cabo tu misión de defensa”, añade. “Podrías estar arruinando tus oportunidades profesionales”.
Karkara trabajó en ONU-Mujeres bajo las órdenes de Lakshmi Puri, quien en ese entonces era subsecretaria general de Naciones Unidas de Apoyo Intergubernamental y Alianzas Estratégicas. Puri fue nombrada por el entonces secretario general de Naciones Unidas Ban Ki-Moon en marzo de 2011. Su marido, Hardeep Singh Puri, es un alto funcionario del gobierno de India y asesor de alto nivel del primer ministro Narendra Modi.
Cuatro fuentes cercanas a la investigación declararon a Newsweek que percibían a Karkara como alguien casi intocable debido a su cercana relación con los Puri y que las supuestas víctimas se quedaron calladas porque temían a las represalias. Un vocero de ONU-Mujeres dice que la renuncia de Puri, ocurrida en enero de 2018 no tuvo relación con la investigación sobre mala conducta sexual, sino que deseaba apoyar la carrera política de su esposo en India.
Karkara dejó de publicar en sus cuentas de redes sociales en diciembre de 2017, pero aún proyecta una larga sombra en línea. Tiene muchos años de experiencia en el trabajo con temas de la juventud para organizaciones diplomáticas internacionales, entre ellas, Naciones Unidas, donde era un asesor experto en temas relacionados con la niñez y la juventud en la Rama de Socios y Juventud del Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (mejor conocido como ONU-Habitat) y asesor global sobre la juventud para ese programa. Anteriormente, trabajó como consultor en temas de juventud con Unicef y Save the Children. En 2014, el gobierno de Sri Lanka lo nombró asesor global de la Conferencia Mundial de la Juventud.
En agosto de 2017, cuando la investigación de Naciones Unidas sobre su conducta ya estaba en marcha, Karkara asistió y pronunció el discurso inaugural de una Asamblea de la Juventud, realizada en las oficinas generales de Naciones Unidas en Nueva York.
La investigación de la Oficina de Auditoría e Investigación cumplió 14 meses. A Karkara se le ofreció la oportunidad de ser entrevistado, pero no se sabe si habló con los investigadores. Cuando concluya la indagatoria, la Oficina de Auditoría e Investigación enviará sus hallazgos a la Oficina de Apoyo Legal del Programa de Desarrollo de Naciones Unidas para realizar posibles acciones posteriores.
Al igual que todos los funcionarios y empleados de alto nivel de Naciones Unidas, es probable que Karkara, a quien no se ha acusado de ningún delito, tenga inmunidad ante cargos estatales o federales, e incluso de responsabilidad civil, bajo la autoridad de Naciones Unidas o de su país natal, India. Por esas razones, podría evitar ser castigado. En los casos de inmunidad diplomática, la única acción legal disponible para el país anfitrión es la expulsión de la persona, señala Zaid, el abogado de seguridad nacional. “Estados Unidos podría declararlo persona non grata y pedirle que salga del país”.
Zaid recuerda un caso de 1997 en el que la República de Georgia le retiró la inmunidad diplomática a Gueorgui Makharadze, el primer secretario de la Embajada de ese país en Washington, D. C., cuando el funcionario mató a un adolescente de Maryland mientras conducía ebrio. Makharadze fue juzgado en un tribunal federal, se declaró culpable de asesinato involuntario y fue sentenciado a purgar entre siete y 21 años de cárcel.
Aunque la inmunidad diplomática puede ser retirada por Naciones Unidas o por el país de origen de un diplomático (como en el caso de Makharadze), Zaid afirma que es extremadamente poco común que cualquiera de esas dos entidades lo haga, pues significa dejar la vía libre para que las autoridades locales ejerzan todo tipo de acciones legales. “Evidentemente, el nivel de inmunidad diplomática que tiene [un miembro del personal de Naciones Unidas] hará una diferencia”, dice. “Es posible que [dicho miembro del personal] sea inmune ante la acción legal por distintos delitos, incluso el asesinato”.
Por lo menos, la política de Naciones Unidas es clara. La política de Estándares de Conducta prohíbe el acoso sexual y tiene “tolerancia cero” para el abuso y la explotación sexual, lo que incluye “cualquier intrusión o amenaza de intrusión de naturaleza sexual, sea por la fuerza o en condiciones de desigualdad o de coerción, cualquier abuso o intento de abuso de una posición de vulnerabilidad, de diferencia de poder o de confianza, para fines sexuales… Esto incluye actos de trabajo sexual, solicitud de sexo transaccional y relaciones de explotación”.
Purna Sen dice que Naciones Unidas debería ser irreprochable y poner el ejemplo a otras instituciones jerárquicas sobre cómo adaptarse a una nueva era. “Debe ser un faro, debe ser la organización líder”, dice. “Los valores de la dignidad, el respeto y la autonomía deben reflejarse a través de todo lo que hacemos. Creo que nos falta mucho”.
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Cómo obtener ayuda: en Estados Unidos, llama a la línea directa nacional contra ataques sexuales: 1-800-656-HOPE (4673). Para obtener ayuda en otros países, la Universidad de Minnesota ha editado un manual sobre recursos contra la violencia sexual que está disponible en su sitio web.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek