Trece rusos fueron acusados penalmente por interferir en las elecciones estadounidenses de 2016 para ayudar a Donald Trump, informó este viernes el fiscal especial Robert Mueller.
La justicia de Estados Unidos inculpó también a tres empresas por su presunta injerencia en las elecciones y procesos políticos estadounidenses, según un comunicado divulgado por la oficina de Muller.
Según el documento, los imputados conspiraron ––desde 2014 hasta la actualidad–– para interferir “con los procesos políticos y electorales de Estados Unidos, incluida la elección presidencial de 2016”.
Una de las empresas acusadas incluye una “granja de trolls”, donde supuestamente, los rusos se hicieron pasar por estadounidenses para operar falsas cuentas de redes sociales y organizar concentraciones políticas.
Bajo la dirección de Yevgeny Prigozhin, un aliado cercano de Vladimir Putin, el grupo contactó a un “significativo número” de estadounidenses, según la acusación.
Tenían un “objetivo estratégico de sembrar discordia en el sistema político estadounidense” y a mediados de 2016 apoyaban la campaña de Donald Trump y denigraban a Hillary Clinton.
El grupo tenía su sede en la ciudad natal de Putin, San Petersburgo, pero algunos de los acusados viajaban a Estados Unidos.
Las escalas incluían Nevada, California, Nuevo México, Colorado, Illinois, Michigan, Luisiana, Texas, Georgia y Nueva York, de acuerdo con el documento al que tuvo acceso la agencia France Presse.
Un operador político estadounidense no identificado establecido en Texas es acusado de instruir al grupo para centrarse en los llamados “estados púrpura” o “bisagra” (swing states), que oscilan entre el apoyo a los republicanos o a los demócratas en las elecciones.
Se cree que “centenares” de personas estuvieron involucrados en la operación, trabajando en turnos, con un presupuesto de millones de dólares. Sus objetivos eran sitios en las redes sociales, como Facebook, Twitter, YouTube e Instagram.
Dos de las firmas dijeron tener contratos con el gobierno ruso.
Las agencias estadounidenses concluyeron el año pasado que el presidente ruso, Vladimir Putin, había estado al frente de un amplio esfuerzo de inteligencia para favorecer la elección de Donald Trump en 2016 y perjudicar la campaña de Hillary Clinton.
Trump ha rechazado la idea de que los rusos favorecieron su elección -y cualquier alegato de colusión- y criticado a las agencias de inteligencia por afirmarlo.
Los cargos indican que desde 2014, los acusados conspiraron juntos para defraudar a los Estados Unidos al “perjudicar, obstruir y derrotar las funciones legales del gobierno” a través de la interferencia con los procesos políticos y electorales estadounidenses, según el escrito al que tuvo acceso The Guardian.
Prigozhin, está acusado de usar compañías que controlaba, incluidas Concord Management and Consulting, y Concord Catering, para financiar las operaciones contra los EE.UU.
Según Mueller, apunta el Guardian, a los involucrados se les pagaban salarios y bonificaciones por el trabajo.
Las personas enumeradas como acusadas son Mikhail Ivanovich Bystrov, Mikhail Leonidovich Burchik, Aleksandra Yuryevna Krylova, Anna Vladislavovna Bogacheva, Sergey Pavlovich Polozov, Maria Anatolyevna Bovda, Robert Sergeyevich Bovda, Dzheykhun Nasimi Ogly, Vadim Vladimirovich Podkopaev, Gleb Igorevitch Vasilchenko, Irina Viktorovna Kaverzina, Yevgeny Viktorovich Prigozhin y Vladimir Venkov.
Todos fueron acusados de conspiración para defraudar a los Estados Unidos. Tres fueron acusados de conspiración para cometer fraude electrónico y bancario, y otros cinco por robo de identidad agravado.
Mueller está llevando a cabo una investigación criminal sobre la interferencia de los rusos y la posible colusión de la campaña de Trump. Un asistente de campaña de Trump se declaró culpable de mentirle al FBI. Otros dos han sido acusados de crímenes federales.
Guerra de información
El Fiscal General adjunto de Estados Unidos, Rod Rosenstein, contradijo la investigación del fiscal especial Muller y dijo que la justicia estadounidense no halló pruebas de que la injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016 haya tenido algún impacto en el resultado.
“No hay un alegato en los cargos presentados (contra 13 ciudadanos rusos) de que la conducta alegada haya alterado el resultado de la elección de 2016”, en la que resultó electo presidente Donald Trump, dijo Rosenstein en una conferencia de prensa en el Departamento de Justicia.
De acuerdo con Rosenstein los inculpados llevaron adelante “lo que ellos han llamado una ‘guerra de información’ contra Estados Unidos” con el objetivo de “diseminar la desconfianza hacia los candidatos y el sistema político en general”.
Como parte de esas actividades, las empresas y sus operadores “usaron identidades estadounidenses falsas o robadas” y se presentaban como “estadounidenses activos política y socialmente” en las redes sociales.
En esa campaña “se hacían pasar por activistas de base. De acuerdo con las investigaciones, los estadounidenses (que participaron de esos contactos) no sabían que se estaban comunicando con rusos”, apuntó Rosenstein.
En respuesta, el gobierno ruso calificó las acusaciones como “absurdas”.
“¿Trece personas intervinieron en las elecciones estadounidenses? ¿Trece, contra los presupuestos multimillonarios de las fuerzas especiales? ¿Contra los servicios de espionaje y contraespionaje, contra las tecnologías más avanzadas? ¿Absurdo? Sí. Pero así es la realidad política estadounidense” escribió la portavoz de la cancillería rusa, Maria Zakharova, en Facebook.