Los científicos han descubierto en Madagascar una criatura antigua, gigante, parecida a un cocodrilo que tenía dientes del tamaño de los de un T-Rex, los cuales utilizaba para triturar huesos. El descubrimiento ayuda a llenar los vacíos evolutivos de un “linaje fantasma” crocodiliano de 74 millones de años.
Los investigadores descubrieron por primera vez los fósiles del depredador gigante hace más de una década. En ese momento, los científicos creían que habían descubierto un gran depredador del período Jurásico y nombraron a la criatura Razanandrongobe sakalavae, que significa “antepasado de lagarto gigante de la región de Sakalava”.
Aunque los científicos sabían que habían descubierto una nueva y antigua especie depredadora, su lugar en el árbol evolutivo era incierto, ya que compartía rasgos de crocodylomorphs, un grupo que incluye cocodrilos y sus parientes extintos, y con los theropods, el grupo de dinosaurios a que T-Rex pertenece.
Ahora, los científicos de Francia e Italia han reexaminado los fósiles, junto con cinco fragmentos craneales que se encontraron en el mismo sitio, que “tentativamente” se refieren como procedentes del mismo taxón.
Sus hallazgos, publicados en la revista PeerJ, colocan los fósiles en el suborden Notosuchia. Estos crocodylomorphs vivieron durante el período cretáceo y los investigadores han encontrado fósiles en África, Asia, Europa y Sudamérica.
Los científicos creían que el linaje evolutivo de Notosuchia comenzó mucho antes, durante el Jurásico Medio, entre 174 y 163 millones de años atrás. Pero debido a que no había evidencia fósil de ello, era conocido como un linaje fantasma.
Cristiano Dal Sasso, del Museo de Historia Natural de Milán, Italia, y sus colegas han colocado ahora al R. sakalavae en el árbol familiar de Nortosuchia, llamándolo el más antiguo y potencialmente más grande del suborden jamás descubierto. Es anterior a otros Nortosuchias en 42 millones de años.
Mientras que los científicos son cautos en estimar su tamaño exacto debido a la evidencia fósil limitada, dicen que era probable más grande que Sarcosuchus imperator, que podría alcanzar hasta 39 pies en longitud, y el Purussaurus brasilensis, que tenía alrededor de 34 pies de largo.
“Al igual que estos y otros gigantescos cocodrilos del Cretácico, ‘Razana’ podría competir incluso con los dinosaurios terópodos, en la parte superior de la cadena alimentaria”, dijo Dal Sasso en un comunicado.
El equipo dice que el tamaño de los dientes de R. sakalavae indica que se alimentó de tejidos duros, como el hueso, y que habría sido uno de los principales depredadores de la zona en ese momento -el punto en el que Madagascar comenzó a separarse del Supercontinente Gondwana.
Simone Maganuco, coautora del estudio, dijo: “Su posición geográfica durante el período en que Madagascar se separaba de otras masas terrestres sugiere fuertemente un linaje endémico y al mismo tiempo representa una señal adicional de que el Notosuchia se originó en el sur de Gondwana”.
Concluyendo, el equipo escribe que su análisis demuestra que el R. sakalavae es una “especie válida bien distinta de cualquier otro miembro conocido actualmente de Notosuchia”.
“Contribuye a llenar una brecha en la evolución del grupo, que contiene un largo linaje fantasma en el Jurásico”, continúan. “Documenta un aumento dramático, algo inesperado, del tamaño en la historia temprana del grupo.”
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