Los patrones climáticos cambiantes tienen profundas consecuencias en los animales porque alteran los ecosistemas, modifican su alimentación y alteran las condiciones esenciales para su supervivencia. Estos cambios también inciden en sus comportamientos reproductivos. En ese contexto, un estudio reciente descubrió que la variabilidad ambiental, como las lluvias intensas y las sequías, puede provocar “divorcios” entre las aves. Pero, ¿qué papel juega este factor en sus dinámicas de pareja?
El divorcio es una acción observada en muchas especies socialmente monógamas y los factores ambientales afectan la condición individual y el rendimiento reproductivo. Sin embargo, la relación entre el medioambiente y la separación en animales sigue siendo un campo poco estudiado. Ante ese panorama, un grupo de investigadores analizó el vínculo entre las precipitaciones y el divorcio en la curruca Seychelles (Acrocephalus sechellensis), un pájaro pequeño de color sobrio.
“El divorcio se produce en 92 por ciento de las especies de aves socialmente monógamas. Con una variación significativa entre especies y dentro de ellas en las tasas de divorcio, se han propuesto varias hipótesis para explicar las causas de la inestabilidad social”, refiere el estudio publicado en la página de la Sociedad Ecológica Británica.
Una de estas hipótesis recae en la “mediación de hábitat”, que sugiere que el divorcio es más frecuente en entornos inestables y de menor calidad. Dado que el cambio climático provoca lluvias intensas y sequías, los científicos se propusieron investigar a largo plazo a la curruca, un paseriforme socialmente monógamo endémico del archipiélago de Seychelles, situado en el océano Índico.
EL VÍNCULO ENTRE LAS AVES Y SUS PAREJAS DURANTE PERIODOS DE LLUVIAS TORRENCIALES
En el artículo los investigadores describen cómo analizaron 16 años de comportamiento de apareamiento de las aves en la isla Cousin y lo compararon con los patrones climáticos durante ese mismo periodo. En particular, las tasas de divorcio anuales variaron entre 1 y 16 por ciento.
El equipo descubrió que los divorcios eran más frecuentes en años con lluvias extremadamente bajas o altas, mientras que en años con precipitaciones moderadas estos casos disminuían.
“Analizamos 16 años de datos y encontramos una relación compleja y no lineal entre los patrones de precipitaciones y las tasas de divorcio, siendo la separación más probable durante años de precipitaciones bajas y altas. Esta relación estuvo notablemente influenciada por un fenómeno climático extremo: el aumento de precipitaciones inducido por El Niño en 1997”, sostiene Frigg Speelman, coautor del estudio y candidato a doctorado en ecología del comportamiento en la Universidad Macquarie, Australia.
Dentro de las explicaciones también abordan la alimentación. Como las currucas de Seychelles son insectívoras, las bajas precipitaciones disminuyen la disponibilidad de alimentos al afectar el ciclo reproductivo de sus presas. Por el contrario, las altas precipitaciones pueden afectar la capacidad de las aves para mantener temperaturas corporales óptimas que deriva en la destrucción directa del hábitat (nidos).
“Debido a la disminución de la disponibilidad de alimentos y al aumento de las demandas metabólicas en condiciones de fuertes lluvias, las bajas y altas precipitaciones afectan la supervivencia de los polluelos”, añade el artículo
Otros artículos también han analizado este fenómeno, el estudio en cuestión cita el caso de los albatros de ceja negra (Thalassarche melanophris), una especie de ave común en los mares y costas chilenas, que también se ha visto afectado por las temperaturas cálidas en a superficie del agua. N