Bach, Rajmáninov, Mozart, Tartini, Beethoven, Chopin… la música clásica en general es reconocida como una prometedora terapia para aliviar los síntomas de la depresión.
Científicos de la Universidad Jiao Tong de Shanghai (SJTU) usaron mediciones de ondas cerebrales y técnicas de imagen neuronal para demostrar cómo la música clásica provoca efectos positivos en el cerebro.
El objetivo es encontrar formas más eficaces de utilizar la música para activar el cerebro de quienes, de otro modo, no responderían, como las personas con depresión resistente a los tratamientos. Los resultados de su estudio se publicaron en la revista Cell.
Los científicos usaron mediciones de ondas cerebrales y técnicas de imagen neuronal para demostrar cómo la música clásica provoca efectos positivos en el cerebro. El objetivo es encontrar formas más eficaces de utilizar la música para activar el cerebro de quienes, de otro modo, no responderían, como las personas con depresión resistente a los tratamientos.
La depresión plantea un importante desafío de salud pública mundial, que afecta a aproximadamente 4.4 por ciento de la población mundial, y es una de las principales causas de discapacidad en todo el mundo. Aproximadamente 50 por ciento de los pacientes con trastorno depresivo mayor (MDD) experimentan depresión resistente al tratamiento (TRD), definida como la falta de respuesta a las intervenciones terapéuticas convencionales.
Por ello, los científicos indican que se necesitan con urgencia nuevos tratamientos antidepresivos. “En el tratamiento no farmacológico de la depresión, la escucha de música clásica ha surgido como un enfoque modulatorio fácilmente obtenible con aplicaciones potenciales de amplio alcance.
LA MÚSICA CLÁSICA Y LAS EMOCIONES CONTRA LA DEPRESIÓN
“La música evoca emociones, lo que la convierte en una herramienta valiosa para estudiar las respuestas afectivas y sus correlaciones neuronales. Los avances recientes en el estudio neurocientífico de las emociones evocadas por la música han mejorado nuestra comprensión de los fundamentos neuronales de la emoción humana. La capacidad de la música para modular la actividad neuronal en las estructuras cerebrales subcorticales a través de la corteza auditiva sugiere avances potenciales en los tratamientos basados en la música para trastornos psiquiátricos relacionados con la disfunción en estas áreas. Sin embargo, la respuesta a la música en la TRD es típicamente subóptima, con solo una pequeña proporción de pacientes que muestran cualquier respuesta a la música”, indica el estudio.
El estudio se centró en 13 pacientes con depresión resistente al tratamiento a los que anteriormente se les implantó electrodos en el cerebro con fines de estimulación cerebral profunda. Estos implantes se colocan en un circuito que conecta dos zonas del cerebro anterior: el núcleo del lecho de la estría terminal (BNST) y el núcleo accumbens (NAc).
Al usar esos implantes, los investigadores descubrieron que la música genera sus efectos antidepresivos sincronizando las oscilaciones neuronales entre el córtex auditivo, responsable del procesamiento de la información sensorial, y el circuito de recompensa, responsable de la gestión de la información emocional.
“El circuito BNST-NAc, a veces denominado parte de la ‘amígdala extendida’, subraya la estrecha relación entre este circuito y la amígdala, una estructura central en el procesamiento de la información emocional”, afirma el investigador principal del estudio, Bomin Sun. “Este estudio revela que la música induce el triple bloqueo temporal de las oscilaciones neuronales en el circuito cortical-BNST-NAc a través de la sincronización auditiva”, comenta Bomin Sun.
MÚSICA CON LA QUE NO SE ESTÁ FAMILIARIZADO
Los pacientes del estudio fueron asignados en dos grupos: baja apreciación musical o alta apreciación musical. Los del grupo de alta apreciación musical demostraron una sincronización neuronal más significativa y mejores efectos antidepresivos, mientras que los del grupo de baja apreciación musical mostraron resultados inferiores.
Al agrupar a los pacientes, los investigadores pudieron estudiar con mayor precisión los mecanismos antidepresivos de la música y proponer planes de musicoterapia personalizados que mejoraran los resultados del tratamiento.
En el estudio se utilizaron varias piezas de música clásica occidental. Se eligió este tipo de música porque la mayoría de los participantes no estaban familiarizados con ella, y los investigadores querían evitar cualquier interferencia que pudiera surgir de la familiaridad subjetiva.
“Llegamos a la conclusión de que las elecciones musicales durante el proceso de escucha formal eran individualizadas y no estaban relacionadas con el trasfondo emocional de la música”, afirma el autor. N
(Con información de Cell y Sinc)