Lejos del horror y el pánico de los primeros tiempos de la pandemia, que comenzó hace cuatro años, el covid-19 se volvió menos peligroso, pero sigue siendo un problema importante de salud pública, con especificidades persistentes en comparación con otras enfermedades.
Fue en 2023 cuando hubo una nueva etapa en la normalización del covid-19. La tendencia se aceleró ya el año anterior, después de unos 2020 y 2021 dominados por una pandemia de efectos históricos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) no considera desde mayo que el covid constituya una emergencia internacional. Si bien sigue afirmando que la pandemia continúa, esa decisión es altamente simbólica. El año también vio el final del “covid cero“. China, último gran país en aplicar esta política de excepción, que tiene por objeto eliminar la circulación de la enfermedad y no solo limitarla, la abandonó a principios de año.
CÓMO LLEGÓ LA NORMALIZACIÓN DEL COVID-19 DESPUÉS DE SER PELIGROSO
La normalización llegó en primer lugar porque una infección por covid parece hoy mucho menos peligrosa que en 2020, cuando numerosos países decretaron confinamientos sin precedentes frente a los efectos mortales del SARS-CoV-2, el virus causante de la epidemia.
La eliminación de lo peligroso del covid llegó como resultado de vacunas eficaces, distribuidas desde 2021, y de la inmunidad adquirida por la población en oleadas sucesivas de infecciones por el virus.
La letalidad, que corresponde al riesgo individual de morir después de una infección, “disminuyó mucho en comparación con la era prevacunal”, afirma a la AFP Antoine Flahault, epidemiólogo de la universidad de Ginebra.
“Es del orden de uno por mil o quizás menos”, en tanto el riesgo se contaba en porcentaje al comienzo de la pandemia, subraya. Un nivel comparable con una infección estacional por el virus de la gripe, aunque es arriesgado designar cuál de los dos es el más peligroso.
EL COVID-19 SIGUE SIENDO UN PROBLEMA
El covid-19 se convirtió en una enfermedad respiratoria más. Pero sigue planteando importantes problemas de salud pública, a veces debido a sus particularidades. A diferencia de otras enfermedades como la gripe, el covid experimenta varias olas al año. Por lo tanto, difícilmente se puede calificar de enfermedad invernal, pero un brote puede coincidir con la estación clásica de las epidemias, como es el caso en este momento.
“El covid-19 es una de las enfermedades que progresan actualmente” en numerosos países, advirtió el domingo María Van Kerkhove, epidemióloga de la OMS. Este auge está en parte relacionado con la aparición de una subvariante: el JN.1 (pirola), explicó. Nueva declinación del ómicron y versión dominante del virus desde hace dos años, no parece particularmente peligroso pero sí muy transmisible.
UN CONTAGIO ALTO
En general, el contagio alto es la gran particularidad del covid-19 en comparación con otras infecciones como la gripe. “En un año, hay entre 5 por ciento y 10 por ciento de personas que contraen la gripe”, pero muchas más contraen el covid, señala Flahault, subrayando que esto hace aumentar mecánicamente la mortalidad a nivel poblacional, pese a que el riesgo individual sea limitado.
Sin embargo, el número exacto de muertes no está claro, ya que muchas están relacionadas con la enfermedad pero no le son atribuidas. Las cifras oficiales de la OMS indican que desde el inicio de la epidemia, hace cuatro años, unos 7 millones de personas murieron por covid-19, un virus que fue altamente peligroso por su letalidad, por lo que la propia organización admite que el nivel real probablemente sea de unos 20 millones o más. N