Un hogar de ancianos de Suecia instaló en un pasillo una falsa parada de autobús para apaciguar la ansiedad de irse de los residentes con demencia, que a menudo con total candor se sientan a esperar un transporte que nunca pasará.
En el iluminado pasillo del hogar de ancianos Tallhojden en Sodertalje, a unos 35 kilómetros de Estocolmo, hay un banquillo bajo un mapa de la ciudad y un cartel con el logo de la empresa municipal de transporte, el número de la línea y los horarios. Caroline Wahlberg, encargada del hogar, se sienta con Edward, un residente de unos 80 años cuyos penetrantes ojos azules miran a la distancia.
“Es muy común, especialmente en cierta etapa del diagnóstico del alzhéimer y la demencia, que tengan esta preocupación y quieran irse a casa. Algunos llegan con las maletas hechas mientras esperan en el banquillo”, explicó.
La parada fue instalada hace cuatro años y, aunque no la usan todos los días, ha ayudado a pacientes en varias ocasiones. “Tuve a una señora que vivía aquí y venía todos los días, varias veces por día, y le pedía a sus familiares que la vinieran a recoger”, contó Wahlberg.
“Solíamos sentarnos con ella en el banco a esperar. Luego comenzábamos a hablar y se calmaba y se ponía feliz. Entonces íbamos a comer o a ver televisión”, relató.
Las falsas paradas de autobús comenzaron a ser instaladas en 2008 en parques contiguos a hogares de ancianos en Alemania para brindar a los pacientes un lugar donde pudieran ir instintivamente a sentarse. En el hogar sueco, con 17 internos, la medida es parte del tratamiento de los pacientes.
LA FALSA PARADA DE AUTOBÚS PODRÍA AUMENTAR LA SENSACIÓN DE FRUSTRACIÓN EN LOS PACIENTES CON DEMENCIA
“Ha traído cierto cambio aquí, es como una terapia para ellos”, comentó Louise Bass, una enfermera con 13 años de trabajar en el hogar. El banco es más buscado al final del día, cuando los pacientes se sienten más inquietos.
“Todo el mundo ha tomado un bus. Ellos reconocen el rótulo, así que a veces piensan que viene el bus. Nos sentamos aquí y charlamos y ellos olvidan que querían salir. Ayuda mucho”, comentó Bass. La parada de bus “revive recuerdos”, agregó Rebecka Gabrielsson, administradora de varios hogares de ancianos en la localidad.
“Pueden hablar de dónde trabajaron, dónde han viajado. Es una herramienta que les ayuda con sus síntomas”, afirmó.
¿Pero es aceptable moralmente mentir a pacientes vulnerables? Un artículo publicado en 2019 por el Israel Journal of Health Policy Research examinó la cuestión de las paradas falsas de bus. Señaló que, aunque la meta era reducir el número de pacientes con demencia que intentan escapar del hogar, las paradas de bus también pueden aumentar la sensación de frustración y engaño de los pacientes. N