A unos pasos del Aeropuerto Ejecutivo de Hayward en el norte de California, una morena que viste pantalones vaqueros y botas de excursión explora su entorno en busca de policías. Lleva en las manos una lata de 6 kilos de nitrógeno líquido. Abre la tapa y vacía el líquido incoloro a 320 grados bajo cero en una hielera con 2000 diminutas esferas de aluminio. Una gruesa nube blanca surge debajo de la torre de control del aeropuerto, una pócima que crepita y salta. La chica, que ha pasado desapercibida, vuelve rápidamente a su SUV y desaparece.
Durante los últimos dos años, la misma intrusa ha llevado a cabo este ritual clandestino tres docenas de veces en el área de la Bahía de San Francisco. Sin advertencia ni autorización, ha soltado nubes de gas de nitrógeno en frente de una estación de bomberos, una ajetreada iglesia católica, una torre de agua y un centro del gobierno. Se ha abierto paso con sus bombas de humo desde Palo Alto hasta Alameda, vomitando su mezcolanza criogénica en parques municipales populares y cerca de lagos, autopistas y líneas del subterráneo de Bay Area Rapid Transit (BART).
No es una adoradora de Satán ni una terrorista incompetente. Posiblemente, su misión es aún más improbable. Todo ello forma parte de un experimento dirigido por un antiguo científico del Pentágono para demostrar la existencia de la percepción extrasensorial, o PES.
LOS VIDENTES MÁS COSTOSOS DE WASHINGTON
Este mes, hace veinte años, la CIA publicó un informe con el poco pretensioso título de, “Una evaluación de la visión remota: investigación y aplicaciones”. El artículo de investigación de 183 páginas era más como una bandera blanca; se trataba de la admisión pública de la CIA, después de años de especulación, de que organismos del gobierno estadounidense habían estado usando un tipo de percepción extrasensorial llamada “visión remota” durante más de dos décadas para ayudar a obtener secretos militares y de inteligencia. Con un costo de aproximadamente 20 millones de dólares, el programa había empleado a videntes para visualizar sitios de entrenamiento de extremistas escondidos en Libia, describir nuevos diseños de submarinos soviéticos y localizar con precisión las ubicaciones de rehenes estadounidenses capturados por secuestradores extranjeros.
Pero el informe, realizado para la CIA por el organismo independiente American Institutes for Research (Institutos Estadounidenses para la Investigación), hizo mucho más que confirmar la existencia de este programa altamente clasificado. Declaró que la operación de espionaje psíquico, cuyo nombre clave era Star Gate (Puerta Estelar), había sido un descalabro. Sí, los investigadores de la CIA habían validado algunas pruebas de Star Gate, descubriendo que “los éxitos ocurren más a menudo que si se tratara del azar” y “está ocurriendo algo más allá de los ocasionales espasmos estadísticos”. Pero el informe declaró que la percepción extrasensorial era prácticamente inútil para el uso militar porque los consejos proporcionados eran demasiado “imprecisos y ambiguos” para producir información procesable.
Al igual que una tabla Ouija, los titulares de las noticias parecían escribirse por sí solos. “El Fin del aura para los místicos de la CIA”, bromeó The Guardian. “Los espías no ven ningún futuro para los videntes del Pentágono”, informó un diario escocés. “Reincorporando la ‘PES’ en el espionaje”, añadió BusinessWeek.
Nightline de ABC News también se unió la refriega al organizar un encuentro cara a cara entre Robert Gates, el ex director de la CIA, y Edwin May, el científico que había dirigido el programa de investigación de percepción extrasensorial del gobierno. Gates atacó primero. “No conozco un solo ejemplo en el que se haya documentado que este tipo de actividad haya contribuido en alguna forma importante a una tomar decisión de política, o que siquiera haya proporcionado información importante a los responsables de la política”, dijo. May se defendió, mencionando “notables casos en el laboratorio” en los que los videntes del Pentágono habían bosquejado con exactitud un blanco a miles de kilómetros de distancia, el cual nunca habían visto en vivo.
Sin embargo, no era suficientemente bueno. Avergonzada y presionada para revelar que uno de los suyos, Aldrich Ames, había espiado para los rusos durante una década, la CIA cerró oficialmente el programa de espías videntes. Star Gate había fracasado.
Era el mes de noviembre de 1995, y May estaba desempleado. Su trabajo de toda una vida había sido desacreditado por la CIA, y había sido humillado públicamente en la televisión nacional. A sus 55 años, el científico entrenado pudo haberse retirado a la vida académica o simplemente alejarse. En lugar de ello, dobló su apuesta por la percepción extrasensorial.
UN VAQUERO JUDÍO HÚNGARO
Cuando era niño, May parecía destacar siempre. Nacido en Boston, este hijo de un marino de guerra se mudaba frecuentemente, y acabó estableciéndose con su familia en un rancho en las afueras de Tucson al terminar la Segunda Guerra Mundial. “Crecí como un vaquero judío húngaro en Arizona”, dice mientras consume un plato de jamón estilo campesino en una taberna de Virginia. Fascinado por la lengua rusa, aprendió por él mismo el alfabeto cirílico. Se enamoró da física en un internado privado local y asistió a la Universidad en Nueva York. “Tenía un suéter con las siglas de un equipo de rodeo”, dice. “Era el único en la Universidad que tenía algo así”.
May se graduó en 1962 y empezó a estudiar para obtener el doctorado. No duró mucho. “Abandoné mi primera escuela de postgrado”, dice. “Me junté con un grupo de enfermeras libertinas y aprendí a tocar la gaita”.
No fue un buen momento. La Guerra de Vietnam iba en aumento, y el ejército estadounidense lo llamó. “Fue más que un llamado de alerta. Enderezó mi vida”, dice May, refiriéndose al hecho de haber estado a punto de ser reclutado. Se inscribió en la Universidad de Pittsburgh y se puso a trabajar en serio, obteniendo un doctorado en física nuclear en cuatro años. Para 1968, con el auge del movimiento contracultural, May se había convertido en una persona seria y escribió una tesis titulada “Estudios de reacción nuclear a través de la reacción (protón, protón neutrón) en núcleos ligeros y la reacción (deuterón, protón neutrón) en núcleos medios y pesados”.
Al concluir su doctorado, May encontró trabajo en la Universidad de California en Davis, realizando pruebas con ciclotrones, pero la vida fuera del laboratorio de física empezó a ejercer su propio atractivo magnético. “Me mudé a San Francisco”, recuerda orgullosamente. “Como un hippie profesional”. En el Área de la Bahía, May renunció, asistiendo a alucinadas conferencias de sobre investigaciones parapsicológicas y experimentando con drogas. Con todo y la barba y la cola de caballo reglamentarias, partió a India en busca de milagros. May esperaba “hacer descubrimientos sobre la influencia de la mente sobre la materia que le hicieran ganar el Premio Nobel”, pero volvió a casa con las manos vacías. “No pude encontrar ni a solo psíquico, fuese un faquir callejero o un santo gurú, que fuera capaz o estuviera dispuesto a ajustarse a mi marco científico”, escribió al volver en la revista Psychic.
En 1975, la vocación de May lo encontró a él. Un amigo lo recomendó para un trabajo en el prestigioso Instituto de Investigación de Stanford (SRI, por sus siglas en inglés), llamado actualmente SRI International, en Menlo Park. May realizaría experimentos de psicoquinesia. Él lo ignoraba en ese momento, pero muchos de los proyectos eran secretos y estaban financiados por la CIA.
Tres años antes, y temerosa por el interés cada vez mayor de la Unión Soviética en la parapsicología, la CIA había adoptado la percepción extrasensorial. Al principio, las pruebas en la época de la Guerra Fría fueron bastante discretas; en ellas, los oficiales de la CIA escondían objetos torpemente en una caja y le pedían a un vidente que describiera el contenido. Pronto, la CIA comenzó a trabajar en serio y ordenó la realización de un estudio piloto en el SRI con un costo de 50 000 dólares, con el objetivo de averiguar si los videntes podían usar sus habilidades de visión remota para visualizar y bosquejar grandes sitios objetivo en San Francisco y sus alrededores.
Harold Puthoff, un físico especializado en rayos láser con un doctorado por la Universidad de Stanford, fue el primer director del programa. La CIA, escribió, “atenta ante un posible fraude, participó con sus propios videntes remotos con el objetivo de criticar los protocolos”. Los oficiales de la CIA hicieron siete bosquejos “de calidad impresionante”, recordó Puthoff, y “se desempeñaron bien en condiciones de laboratorio controladas”.
Más tarde, un vidente en California visualizó el interior de un puesto secreto de escucha de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) en Virginia Occidental, incluyendo las palabras escritas en las carpetas del archivo, de acuerdo con Puthoff y un oficial de la CIA.
El director de proyecto de la CIA describió los resultados de la visualización de la NSA como “mixtos” porque el vidente acertó en cuanto al nombre en clave del sitio y su diseño físico, pero erró en los nombres de las personas que trabajaban en él. No obstante, el interés de la comunidad de inteligencia de Estados Unidos aumentó. Y cuando ese mismo vidente remoto, contando sólo con las coordenadas en un mapa y un atlas, describió nuevos edificios y una enorme grúa de construcción escondida en una instalación soviética secreta de armas nucleares (aunque se equivocó en todos los demás detalles), varios organismos estadounidenses empezaron a solicitar estudios de percepción extrasensorial.
Algunos años después, dos psicólogos de una universidad de Nueva Zelandia tuvieron una premonición sobre Puthoff: dijeron que era un tanto pueblerino. En un artículo de la revista Nature, los psicólogos revelaron que habían obtenido transcripciones de los experimentos originales de la CIA. El vidente que había visualizado el interior del reducto de la NSA y del sitio nuclear soviético había recibido “una gran cantidad de pistas” por parte de los jueces con el paso de los años, informaron, y era imposible duplicar los asombrosos resultados de su prueba de percepción extrasensorial. “Nuestros propios experimentos sobre visión remota en condiciones libres de pistas han fracasado constantemente en sus intentos de reproducir el efecto”, concluyeron los psicólogos. Puthoff, que también declararía célebremente que el doblador de cucharas e ilusionista Uri Geller tenía poderes psíquicos, refutó las conclusiones de los psicólogos y mantuvo en funcionamiento el programa de percepción extrasensorial hasta 1985.
Aunque la CIA dejó de financiar la investigación sobre percepción extrasensorial en 1977, la Fuerza Aérea, el Ejército y la Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA, por sus siglas en inglés) siguieron girando cheques. La base del Ejército de Fort Meade, Maryland, se convirtió en la residencia operativa secreta del programa. En 1995, cuando el congreso ordenó a la CIA que evaluara la visión remota y se encargara del programa o que lo cancelara para siempre, la DIA tomó el timón. El Congreso financió y protegió el programa durante años. Entre sus defensores más conocidos estaban Claiborne Pell, senador de Rhode Island y Charlie Rose, representante de Carolina del Norte, que alguna vez declaró a un entrevistador “si los rusos tienen visión remota y nosotros no, estamos en problemas”.
Un partidario menos conocido: William Cohen, senador por Maine, que más tarde se convertiría en Secretario de Defensa de Bill Clinton. “Me impresionó el concepto de la visión remota”, declaró a Newsweek en un correo electrónico. “Es posible que los resultados no hayan sido suficientemente consistentes como para producir ‘información procesable’, pero el estudio del poder de la mente es y sigue siendo un esfuerzo importante”.
Para May, esto es decir poco.
“LO CREÍ ENTONCES Y LO CREO AHORA”
Para sus admiradores, May es un parapsicólogo legítimo. Para sus críticos, esa frase es el oxímoron definitivo. De 1985 a 1995, May se desempeñó como director de investigación del programa de percepción extrasensorial del Pentágono con sede en California. Siendo un científico de evaluación de protones por formación y un profeta paranormal por elección, May eran un raro espécimen: un investigador de la percepción extrasensorial de tiempo completo con un sueldo y un plan de jubilación por cortesía del gobierno estadounidense.
Actualmente con unos kilos de más, una brillante calva y barba blanca, podría hacerse pasar por un envejecido Peter Yarrow, la estrella de la música folk. May nunca se ha encontrado con una acotación al margen que no le guste. Las conversaciones vienen cargadas de frases divertidas (“Levantábamos el teléfono y decíamos, ‘Hola, División de Parapsicología. ¿Podemos decirle quién llama?’”), chismes de Washington (“¿Sabía que el Departamento de Energía está dirigido por mormones?”) e información irrelevante (“Anduve con la comunidad Wicca durante un tiempo”). Pero cuando la charla pasa a los no creyentes que consideran a la visión remota como una superstición sin examinar las pruebas, May se muestra irascible. “No voy a tratar con un escéptico que no tiene ninguna maldita idea acerca de lo que habla. Porque lo está inventando. Ese es un tipo defectuoso de ciencia. Yo soy un científico”. Y May tiene aún menos tiempo para todos los antiguos videntes de Star Gate que venden en línea cachivaches supuestamente científicos como los anillos que reflejan el estado de ánimo, algunos de los cuales advierten a sus suscriptores acerca de los platillos voladores y el apocalipsis inminente. “Están estafando a las personas, y debo remediar eso cuando trato de convencer a los científicos convencionales”, dice.
Entonces, ¿cuáles son sus pruebas científicas? En 1995, cuando la CIA empezó a preparar su evaluación del programa, May proporcionó al equipo de evaluación los resultados de 10 experimentos que, en su opinión, proporcionaban “las pruebas más fehacientes” que apoyaban “el fenómeno de la visión remota”. Las pruebas, con nombres como “AC sueño lúcido, prueba piloto” e “Investigación ERD EEG” detallan el índice de éxito de cada experimento. Uno de los revisores de la CIA, aunque formaba parte claramente de la minoría, quedó convencido. “Es claro para este autor que [la percepción extrasensorial] es posible y ha sido demostrada”, escribió en el informe del organismo. “Esta conclusión no se basa en creencias, sino en criterios científicos comúnmente aceptados”.
Actualmente, May dice que la percepción extrasensorial ya “ha sido demostrada”, y lo defiende como un impaciente maestro de escuela que explica la ley de gravedad. Presenta rápidamente un aluvión de pruebas y anécdotas que respaldan sus argumentos. En una entrevista reciente, May menciona una obscura presentación que el propio director del proyecto de visión remota escribió en 1984 para sus superiores del Ejército. De acuerdo con el documento informativo “secreto”, actualmente desclasificado y que está disponible en línea, el Comando de Inteligencia y Seguridad del Ejército llevó a cabo desde 1979 “100 proyectos de recopilación” en los que se usó la percepción extrasensorial para un gran número de agencias gubernamentales, entre ellas, la CIA, la NSA, el FBI y el Servicio Secreto. En varios de los proyectos participaron videntes del Ejército para ayudar a ubicar a estadounidenses tomados como rehenes por Irán en 1979. “Más de 85 por ciento de nuestras misiones de cooperación han producido información objetivo exacta”, se lee en el documento. “Aún más importante, cerca de 50 por ciento de las 760 misiones produjeron información utilizable”.
May considera que el informe del Ejército es una confirmación de que Gates protegía a la CIA cuando declaró en Nightline que la visión remota nunca había “contribuido de ninguna forma importante” en los esfuerzos de inteligencia de Estados Unidos. “Gates mintió”, declaró a Newsweek. “¿Qué más puedo decir?”
Gates, que actualmente es socio de la empresa consultora RiceHadleyGates, no hizo ningún comentario. Pero el autor del informe del Ejército de 1984 sí lo hizo. Brian Buzby era teniente coronel del Ejército cuando dirigió brevemente el programa de percepción extrasensorial del Pentágono en la década de 1980. Actualmente se encuentra retirado en Alabama y nunca antes ha hablado con los medios de comunicación. Él apoya su informe sobre la visión remota. “Lo creí entonces y lo creo ahora”, dice Buzby. “Fue algo legítimo y funcionó”. Buzby afirma que el programa era sólo una herramienta barata que proporcionaba una fuente de información adicional para que los analistas militares y civiles pudieran ponderarla. Cuando se enteró de que la CIA había cancelado el programa, “me decepcionó que nadie tomara el estandarte”.
ParaMay, una prueba adicional de las muchas maravillas del programa es el legendario “Agente 001” de Star Gate. Siendo el primer vidente en trabajar directamente para el Pentágono, el entonces Contramaestre del Ejército Joseph McMoneagle empezó a practicar la visión remota para el gobierno en 1978. Cuando era niño, McMoneagle recuerda haber compartido pensamientos telepáticamente con su hermana gemela, y dice que afinó sus habilidades de percepción extrasensorial cuando era soldado, evitando ataques mortales en Vietnam. May dice que McMoneagle podía identificar correctamente un objetivo “un poco por debajo de 50 por ciento” de las veces que se le presentaban cinco opciones posibles. Señala que, si se usara sólo el azar, el mejor resultado sería de tan sólo 20 por ciento.
May menciona un ejemplo intrigante. Era el año de 1979, y el Consejo de Seguridad Nacional quería ayuda para “ver” el interior de un edificio industrial no identificado cerca del Círculo Ártico en Rusia. McMoneagle empezó a imaginarse a él mismo “flotando hacia el interior del edificio” y tuvo “la abrumadora sensación” de que podía ver un submarino, “Uno muy grande, con doble casco”. Hizo dibujos detallados del submarino gigante para el NSC. Después, escribió McMoneagle en sus memorias publicadas en 2002, las fotografías de los satélites estadounidenses confirmaron la existencia en el astillero secreto de Severodvinsk de un enorme submarino soviético de doble casco, que constituía una nueva amenaza para la seguridad nacional estadounidense.
Tras jubilarse del Ejército en 1984, a McMoneagle le fue concedida la Legión del Mérito. Otorgado por una conducta excepcionalmente meritoria, en su premio dice que trabajó en un “proyecto de inteligencia único que está revolucionando a la comunidad de inteligencia”. Se añade que él generó “información muy importante que no estaba disponible en ninguna otra fuente” para los líderes del Estado Mayor Conjunto, DIA, NSA, CIA y el Servicio Secreto.
CONOCERÁS A UN MILLONARIO
Durante años después de que el gobierno cerró su programa de percepción extrasensorial, May y McMoneagle trataron de resucitarlo de entre los muertos. Abordaron a amigos que trabajaban en los organismos estadounidenses que alguna vez los habían financiado, “y huían de nosotros en una forma en que usted no creería”, señala May. Estaba “cada vez más desesperado, sin dinero”, y luego conoció a un millonario.
Luís Portela, propietario de tercera generación de un imperio farmacéutico, se encontraba en una posición única para ayudar. En 1924, el abuelo de Portela abrió un modesto laboratorio arriba de la farmacia donde trabajaba en Porto, Portugal. Actualmente, esa empresa se denomina Bial, y es el mayor fabricante farmacéutico de Portugal. Sus productos se venden en más de 50 países de cuatro continentes. Desde una edad muy temprana, a Portela le había fascinado lo paranormal. En un correo electrónico, dice que siempre ha tratado de comprender por qué la humanidad y la religión “aceptaban algunos fenómenos, los llamados misterios o milagros demasiado fácilmente”, mientras que los científicos “negaban esos fenómenos, afirmando que no existían”. Así que en 1994, Portela estableció la Fundación Bial sin fines de lucro para estudiar la percepción extrasensorial y “al ser humano desde la perspectiva física y espiritual”.
Se trata de un concepto radical para una industria tan conservadora. Imagínate a Johnson & Johnson financiando la sanación con cristales. La Fundación Bial ha financiado más de 500 proyectos en 25 países, entre ellos, docenas de estudios de percepción extrasensorial e incluso investigaciones sobre avistamiento de fantasmas y la creencia en ovnis. May ha sido un beneficiario frecuente de Bial, recolectando cerca de 400 000 dólares en fondos de investigación para nueve proyectos relacionados con la percepción extrasensorial. En el proceso, Portela se ha convertido en un gran admirador y cree que el polémico científico ha ayudado “a promover la comprensión del ser humano”.
Financiado por la Fundación Bial con un costo de 45 000 dólares, el estudio más reciente de percepción extrasensorial de May “es probablemente el mejor experimento en la historia del área”, señala el investigador de Star Gate. El objetivo: evaluar si “los cambios en la entropía termodinámica de un sitio natural lejano aumentan la calidad de la cognición anómala”. Esa es una forma elegante de preguntar si la liberación repentina de energía térmica, como el lanzamiento de un cohete o una erupción de nitrógeno líquido en una hielera, puede aumentar la capacidad de un vidente de percibir lo que ocurre en el sitio a una distancia de miles de kilómetros. “No fue algo que simplemente nos sacamos de la manga”, explica May. “Fueron realmente todas las cosas de espionaje que hicimos para el gobierno, donde descubrimos que cuando los objetivos se relacionan con grandes cambios en la entropía termodinámica, como las centrales nucleares subterráneas, placas aceleradoras, dispositivos de pulsos electromagnéticos, etcétera, funcionan mucho mejor” para los videntes remotos.
Para realizar el experimento de mejoramiento de la percepción extrasensorial, May volvió a reunir a su viejo equipo principal. En la zona rural de Virginia tenemos a McMoneagle, el ex oficial de inteligencia del Ejército que ganó la Legión del Mérito. También está Nevin Lantz, un antiguo investigador de Star Gate que actualmente trabaja como psicoterapeuta y “coach de la verdadera felicidad” en Palo Alto. Y, por último, está Angela Dellafiora Ford, una antigua vidente de Star Gate y analista de inteligencia de la DIA en Maryland que se presenta como “una médium que puede ayudar a las personas a contactar con sus espíritus guías y a comunicarse con sus seres queridos en el otro lado”.
Ford fue una de las pocas mujeres que trabajaron como videntes para el programa del gobierno. Algunos de sus colegas militares la ridiculizaron porque tres “espíritus guías” poseían su mente durante las sesiones de visión remota de Star Gate y dirigían sus observaciones. Uno era un querubín regordete, otro, un ángel aniñado y el último era un catedrático británico del siglo XVII que hablaba a través de ella, señala Ford. En una entrevista, también dice que, en 2010, una vez vio un ovni fuera de su casa en los suburbios. “Me recordó algo como lo que llaman la nave nodriza”, dice. “No se movía. Se sostenía en el aire… y luego simplemente desapareció”.
Independientemente de sus métodos y creencias poco ortodoxas, Ford también tiene sus admiradores. Uno de ellos es Cohen, el ex senador y secretario de Defensa. Conoció a Ford cuando él formaba parte de la Comisión Selecta de Inteligencia, que ayudó a financiar Star Gate incluso después de que el Departamento de Defensa había perdido el interés. Ford realizó lecturas psíquicas para Cohen cuando era senador, y él sigue siendo un fiel creyente. “Apoyé el programa Star Gate, al igual que el senador Robert Byrd y otros miembros de la Comisión”, señala Cohen en un correo electrónico. “Al parecer, había un pequeño grupo de personas capaces de sintonizar con un nivel diferente de conciencie. Angela Ford era una de ellas. Esto no significa que ella o cualquiera de las demás personas que colaboraron en el programa Star Gate poseyeran poderes psíquicos que les permitieran predecir el futuro o hurgar en el pasado y recuperar información perdida. Pero hubo varias pruebas de visión remota que me parecieron impresionantes”.
Con Ford, Lantz y McMoneagle de vuelta al ruedo, May empezó a trabajar en su experimento de percepción extrasensorial 2.0. El primer paso consistió en diseñar protocolos y elegir 22 ubicaciones al aire libre distintas en el Área de la Bahía cerca de su laboratorio privado de Ciencias Cognitivas en Palo Alto. Algunos de los sitios fueron el Aeropuerto Ejecutivo de Hayward, un paso a desnivel de BART en Union City, la Laguna de Patos de Palo Alto y la Reserva de Pulgas Ridge en Redwood City. Después, May encendía su computadora portátil Sony Vaio y le pedía a la computadora que seleccionara al azar uno de los sitios objetivo. May y los videntes remotos no sabrían el resultado. La computadora también generaría un mensaje de texto para informar a la ayudante de May, la morena misteriosa, una antigua camarera llamada Lory Hawley, hacia dónde debía conducir y si debía producir una mini erupción de nitrógeno líquido. También en este caso, May y los videntes ignoraban el resultado.
May trabajaba con los videntes, uno a la vez, en una habitación silenciosa. Colocaba una venda sobre los ojos de cada vidente y decía: “Por favor accede y describe lo primero que veas cuando retiremos la venda”, más o menos en media hora. Después de sumirse en un estado de relajación o parecido a un trance, el vidente remoto describía exactamente lo que “había visto” en la ubicación del Área de la Bahía. Luego, May registraba las descripciones del vidente en su computadora portátil, atribuyendo un valor numérico a cada característica relacionada con el agua, estructuras hechas por el hombre y otros elementos físicos descritos. Por último, la computadora determinaba la precisión de cada sesión visión remota.
Para estas pruebas en California, May llevaba a los videntes al sitio que la computadora había seleccionado y les decía que retiraran sus vendas. Pero muchas otras veces, May realizó el experimento utilizando ubicaciones a miles de kilómetros de distancia, en Maryland o Virginia, en habitaciones de hoteles o en la madriguera de McMoneagle. En esos casos, May sostenía una foto del sitio objetivo correcto para que el vidente la viera una vez que hubiera descrito su visión.
Los viejos videntes de Star Gate terminaron recientemente 72 ensayos, en los que la ayudante de May vertió nitrógeno líquido 36 veces. En su informe final para Bial, May declaró su victoria al encontrar “un efecto importante que respalda la hipótesis de estudio (zdiff = 1.80, = p = .036, ES = 0.425 ±0.236)”. Traducción: el nitrógeno líquido funciona. En opinión de May, laliberación repentina de energía actúa como un destello en la oscuridad, ayudando a los videntes a ver a través del país e incluso en el futuro. “Pienso que es muy importante”, dice acerca de este estudio inédito. “Si se sostiene, será un gran avance”.
NO PUEDES MENTIRLE A UN MENTIROSO
Es muy probable que Ray Hyman no lo vea así. Profesor emérito de psicología en la Universidad de Oregón, Hyman es uno de los principales escépticas de la nación sobre lo paranormal. Junto con su amigo James “El asombroso” Randi, es miembro fundador del Comité para la Investigación Científica de Afirmaciones de lo Paranormal, ahora conocido como Comité de Investigación Escéptica, cuya misión es promover “el uso de la razón al examinar afirmaciones polémicas y extraordinarias”. Como científico y antiguo mago y mentalista, es la encarnación viviente de la máxima que dice, “no puedes mentirle a un mentiroso”. Hyman y sus escépticos colegas se muestran profundamente recelosos de la parapsicología y otros fenómenos que no pueden demostrarse, incluyendo la capacidad de hombre de cruzar paredes, volverse invisible, detener el corazón de animales con sólo mirarlos fijamente y cualquiera de las otras extravagantes ideas adoptadas por los funcionarios del Pentágono en las décadas de 1970 y 1980 y que satirizaron en el libro y la película titulados The Men Who Stare at Goats (Los hombres que miraban fijamente a las cabras).
Hyman y May se conocieron en el SRI en la década de 1970, y originalmente el escéptico fue apoyado. Enviado al instituto por el Organismo de Proyectos de Investigación Avanzados del Departamento de Defensa para observar a Geller, el ilusionista (“Nada más que un simpático timador”), Hyman llegó a respetar el rigor científico y la ética de May. Estaban de acuerdo en que las primeras investigaciones de SRI eran una “porquería”, dice Hyman, pues se proporcionaron demasiadas pistas a los videntes y se falsificaron los resultados.
Pero cuando May empezó a operar el programa de percepción extrasensorial, dice Hyman, también generó problemas de protocolo. May se convirtió en el único árbitro que determinaba si un vidente había descrito un objetivo con exactitud. “El único juez que podía hacerlo funcionar era Ed May”, dice Hyman. “Eso es algo que no debe hacerse”.
Así que en 1995, cuando la CIA seleccionó a Hyman para ayudar a valorar el programa Star Gate, había signos claros de que aquello no iba a durar. Aunque el famoso desacreditador formó pareja con un conocido defensor de la percepción extrasensorial, las opiniones de Hyman prevalecieron. En el informe final de la CIA se castigó a May por servir de juez y jurado en prácticamente todas las pruebas de percepción extrasensorial. “El uso del mismo juez entre experimentos complica aún más el problema de la no independencia de los experimentos”, se concluye en el informe.
Entrevistado recientemente en su casa de Oregón, Hyman expresa a regañadientes su respeto por su antiguo adversario. “Es un tipo listo, de eso no hay duda; es talentoso”, dice. El catedrático de 87 años afirma que investigadores bienintencionados como May tratan de dar respetabilidad a un área plagada de lectores de manos de centro comercial, videntes de números 01-800 y alumnos de Star Gate en la Internet que cobran grandes cantidades para, supuestamente, ganar dinero en la bolsa de valores, descubrir la ciudad perdida de la Atlántida y revelar la verdad detrás del asesinato de Kennedy. Sin embargo, Hyman cree que incluso los esfuerzos más sinceros y sofisticados para demostrar la existencia de la percepción extrasensorial han fracasado: “contar con la pantalla de las estadísticas, los controles, el doble ciego, toda esa clase de cosas”, señala, “no lo convierte en ciencia”.
UNA ENTREVISTA CON UN SOLDADO RASO VIDENTE
Hace algunos meses en la casa de McMoneagle cerca de Charlottesville, Virginia, May se ofreció para dirigir una prueba de visión remota en vivo para mí, con su vidente estelar a su lado. “Joe, por favor accede y describe una fotografía que verás en aproximadamente uno o dos minutos a partir de ahora”, señaló May.
McMoneagle se quedó inmóvil durante 30 segundos y luego comenzó a hacer bosquejos en un cuaderno. Desde la comodidad de su sillón reclinable de color marrón, McMoneagle describe su dibujo. “Estos cuadrados representan edificios”, dice. “Y estos edificios están dispersos por todo el lugar. Así que están como incrustados en una ladera. Los caminos no son muy buenos; son más como senderos”.
May pide más. “Flota en el aire a unos 100 pies de altura, es seguro; gira alrededor de 360 grados y dime cómo es la gestalt de la zona”, dice.
“Está bien, tenemos una gran masa de agua. Es probablemente algún tipo de isla. Hay montañas aquí porque el río corre por las montañas. Tenemos un par de puentes. Es un pueblo pequeño”, añade McMoneagle.
Entonces, la computadora portátil de May selecciona dos fotografías al azar y las etiqueta como Objetivos A y B. May lanza una moneda y cae cara, que mi hija adolescente había decidido de antemano y en secreto que representaría el Objetivo A.
May saca la fotografía Objetivo A para la gran revelación… Y es un acercamiento de una gran cascada. No hay ningún edificio, ninguna isla, montaña, puente o pueblo. Ambos hombres ríen. La prueba ha sido un fracaso. “Nunca en mi vida había sacado una cascada”, explica McMoneagle.
Pero May sugiere algunas teorías alternativas. “Hay un concepto en estadística denominado no estacionario. Lo que significa es que el fenómeno va y viene de manera imprevisible”, dice. Añade que la intención, la atención y la expectativa siempre influyen en la visión remota, y que “violamos prácticamente las tres cosas en esta prueba en particular”.
Entonces Ed May hace una pausa y ofrece su explicación final: “Era sólo una demostración”.
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Publicado en cooperación conNewsweek/ Published in cooperation withNewsweek