¿Escribir bien? Aunque pocos se han dado cuenta de ello, hoy usamos la lengua escrita con mucha más frecuencia que antes. Hace unos años, los planes con amigos o con la familia para el domingo se hacían a través de incontables llamadas telefónicas; en contraste, con un mensaje escrito en un chat todos pueden estar al tanto. En el ámbito laboral, además del uso de chats, sigue vigente el uso de correos electrónicos. Eso sin hablar de la comunicación en redes sociales, algunas con mayor énfasis en la imagen; pero sin la renuncia total a las palabras.
En esas formas de comunicación, en especial, en los mensajes, podría parecer innecesario poner esfuerzo en hacerlo bien; pero aquí aplica la máxima de que ahorrar en ese esfuerzo puede resultar más caro, pues los mensajes aclaratorios pueden resultan más complejos que las cadenas de llamadas de antes. Un texto sencillo, pero bien escrito, al lograr su propósito comunicativo de manera efectiva, es un éxito al alcance de la mano.
El escribir bien se puede colocar en la misma casilla que la limpieza de una habitación, la cual se logra con pequeños esfuerzos como poner las cosas en su lugar o estirar las cobijas para evitar las arrugas. No hace más valiosa la habitación, pero sí la vuelve más acogedora.
En este sentido, el escribir bien contribuye al éxito personal porque refleja lo que la motiva: el cuidado para poner las palabras en el orden más comunicativo; la paciencia para buscar el signo de apertura en las interrogaciones y la dedicación para que signos de puntuación ayuden a entender mejor la frase. Si además somos consistentes en ese esfuerzo, consolidamos una imagen positiva.
ESCRIBIR BIEN PARA CONFIAR EN LA PALABRA ESCRITA
La expresión escrita, a diferencia de la oral, es diferida, es decir, toma tiempo que llegue al receptor y la respuesta no es inmediata (para nuestra ocasional desesperación). Esto lo debemos usar a nuestro favor, porque no se trata de rivalizar con Cervantes, a veces basta con revisar antes de enviar y quizá hacer una corrección para sentir la satisfacción de expresar lo que queríamos.
Cabe subrayar que la clave para lograr esa satisfacción reside en tener confianza en el uso de la palabra escrita, y, por diversas razones, no todo el mundo la ha desarrollado. Es común encontrar formas de evasión como abusar de los mensajes de voz o la creencia de que escribir en mayúsculas exenta de las tildes. Pero, como casi todo en esta vida, tiene remedio. Es necesario conocer las cuestiones básicas de la lengua o cambiar el enfoque para descubrirlas como herramientas para ser más competitivos al escribir.
En las redes hay muchos recursos y, claro, también hay libros (soy autora de uno, ¡caramba, qué coincidencia!), los cuales pueden ayudar a conquistar esa confianza en las propias habilidades. Después de todo, la confianza en uno mismo sí acentúa la satisfacción. N
—∞—
Rosa Luisa Guerra es escritora, guionista, divulgadora y profesora. Es autora de “El poder de escribir bien” y de la serie para niños “Así era la vida en…”, de Ediciones Larousse. La participación de los firmantes de esta sección se lleva a cabo con el apoyo de Comunicación KrearT. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad de la autora.