Pasada la medianoche comienza mi jornada de trabajo, al principio me costó trabajo acostumbrarme pero después de un par de meses me siento como pez en el agua.
Cuando todos los demás duermen es más fácil concentrarme en lo que hago sin distractores, puedo ponerme mis audífonos y perderme en lo que estoy haciendo, y eso me encanta. Por lo general hago un par de pausas para estirarme – leí en un artículo que eso es beneficioso para la salud y las articulaciones-,y si acaso me preparo un café o un té pero intento no desviar mi atenció.
Así se me van las horas, y justo cuando el ruido de la ciudad comienza a encenderse y lps primeros rayos del sol a colarse por mis ventanas es cuando es momento de cerrar las cortinas de mis ojos y puedo descansar.
Para ser franco este trabajo nocturno me salvó la vida. Ahora tengo no sólo “el pretexto perfecto” sino también la voluntad suficiente para decir que no cuando me buscan para salir por unos tragos o me invitan a alguna fiesta sólo para llenar espacios vacíos.
En los programas de adicciones se dice que lo único que uno debe de cambiar es toda su vida, no lo entendí hasta hace poco. Por desgracia un tanto más tarde de lo que me hubiera gustado, y es que no me consideraba un alcohólico, ni mucho menos un adicto.
Recuerdo que la primera vez que contesté con honestidad uno de esos cuestionarios sobre cantidad y frecuencia de consumo me causó indignación que los estándares fueran tan bajos, me parecía -por el lugar en que crecí y mis ‘amigos’- que era descabellado pensar aquello, que en ese caso , todos éramos alcohólicos…después de todo he comprendido que si es así, que sin importar lo que otros puedan pensar o decidir, el ser un alcohólico funcional sigue siendo una enfermedad que debe de atenderse y tratarse a menos que quieras destruirte a ti y todo a tu paso.
Pasada la media tarde comienzo a escribir al menos media hora en mi diario, también me costó trabajo acostumbrarme pero me ayuda a mantenerme alerta de mis propios pensamientos, y a contactar con lo que siento. Me gustaría decir que hago ejercicio, dieta y cuido todo lo que entra a mi cuerpo y todo eso, pero no. De vez en cuando siento que tengo ánimo y energía salgo a caminar un rato, pero aún me queda un largo camino por delante, apenas he dado mis primeros pasos, como un bebé.
Aún me cuesta trabajo socializar, hacer nuevas amistades y ni hablar de vínculos, por eso es que trabajar de noche, con números y códigos es lo mejor que me ha podido pasar, mi padrino fue quien me motivó a estudiar actualizaciones sobre sistemas operativos y aplicar a trabajos que parecían inalcanzables,pero que no lo son.
Pasada la medianoche sigo cambiando mi vida por completo, a través de patrones y algoritmos le encuentro sentido a lo que hago, y todo se detiene unas cuantas horas mientras me concentro, sin distracciones pero siempre alerta a cualquier señal, porque cada día, no importa a la hora que comience mi jornada me repito: sólo por hoy.