En opinión de un panel de científicos planetarios, la prioridad de las futuras exploraciones de la NASA debe ser el planeta Urano. De aceptar la recomendación, la agencia espacial estadounidense desembolsaría alrededor de 4,200 millones de dólares para lanzar un orbitador y una sonda atmosférica hacia el gigante helado, posiblemente durante los primeros años de la década de 2030.
Esa misión tendría la finalidad de emprender una investigación directa del séptimo planeta de nuestro sistema solar: la primera desde 1986, cuando la sonda Voyager 2 sobrevoló el coloso.
Uno de los misterios que los investigadores esperan esclarecer es determinar la causa de que Urano sea mucho más frío que el resto de los planetas. Y, entre tanto, la NASA podría aprovechar el viaje para estudiar algunas de las 27 lunas conocidas, diez de las cuales identificó la sonda Voyager 2cuando visitó el planeta, hace casi cuatro décadas.
En entrevista con Newsweek, la Dra. Ravit Helled, científica planetaria israelí, profesora del departamento de astrofísica y cosmología de la Universidad de Zúrich e integrante del panel, comentó: “Es fundamental que estudiemos esta clase planetaria. No solo para entender mejor nuestro sistema solar, sino porque hemos descubierto que los planetas con masa y tamaño semejantes a Urano son de lo más común en la galaxia.
“Urano representa un tipo planetario muy singular, distinto de los planetas terrestres y los gigantes gaseosos”, añadió la experta. “Tenemos muchas interrogantes sobre la naturaleza de Urano, incluidas su proceso de formación y su vía evolutiva, así como su composición y estructura interna.
“En términos generales, hay más preguntas que respuestas. Y la única manera de mejorar nuestros conocimientos es obteniendo más datos mediante una misión dedicada”.
Ahora que los científicos intentan esclarecer sus dudas, es oportuno repasar lo que sabemos sobre Urano.
¿A QUÉ SE DEBE EL COLOR DE URANO?
El color azul verdoso de Urano se debe a su atmósfera. A decir de la NASA, la envoltura atmosférica del gigante contiene metano, el cual captura la luz solar roja. Pero deja que la luz azul pase a la superficie del planeta y se refleje hacia el espacio.
El gigante de hielo se formó hace unos 4,600 millones de años, junto con el resto de los planetas del sistema solar. La NASA sugiere que Urano cobró forma en las inmediaciones del sol para luego alejarse; lo que también hizo Neptuno, su vecino gigante y helado.
Algo que no logrará la misión de la NASA es tocar la superficie del planeta porque, como buen gigante de hielo, Urano carece de una superficie sólida. Sucede que la mayor parte de su masa se compone de un líquido caliente y denso que contiene materiales “helados”, como agua, metano y amoniaco, que envuelven un núcleo rocoso minúsculo.
Además, en las inmediaciones de ese núcleo, el planeta alcanza temperaturas de casi 5,000 grados centígrados. A pesar de que su diámetro es mayor que el de Neptuno, la masa de Urano es más pequeña, lo que le convierte en el segundo planeta menos denso del sistema solar (después del gigante gaseoso Saturno).
Por si fuera poco, el vehículo de la NASA tendría serias dificultades para atravesar la atmósfera del planeta, ya que sus condiciones de temperatura y presión son tan extremas que destruirían cualquier nave que intentara semejante travesía.
En cuanto a la atmósfera, compuesta mayormente de hidrógeno y helio, con pequeñas cantidades de metano y trazas de agua y amoníaco, la NASA conjetura que el viento puede alcanzar velocidades de hasta 900 kilómetros por hora. Sin embargo, esas no son las únicas condiciones extremosas que ofrece Urano.
¿QUÉ TIENE DE ESPECIAL LA ÓRBITA DE URANO?
El gigante de hielo, que yace a unos 3,000 millones de kilómetros del sol, tiene una órbita tan inclinada [97.77 grados] que su ecuador es casi vertical. Esto podría deberse a que, en algún momento de su historia, Urano chocó contra un objeto del tamaño de la Tierra.
Ya que es el único planeta que sigue una órbita tan extremadamente sesgada, Urano demora alrededor de 84 años terrestres en circundar el sol, y también posee las estaciones más extremas de nuestro sistema solar.
Durante una cuarta parte del “año” de Urano, el sol se sitúa directamente sobre alguno de los polos, de modo que la otra mitad del planeta experimenta un invierno perpetuamente oscuro que dura alrededor de 7,672 días terrestres.
Por otra parte, Urano y Venus son los únicos dos planetas del sistema solar que giran de este a oeste. Esta rotación el coloso helado la completa en unas 17 horas.
Otra peculiaridad es que el campo magnético de Urano está inclinado y posee forma irregular. En la mayor parte de los planetas el campo magnético está alineado con la rotación. En cambio, el de Urano tiene una inclinación de casi 60º respecto de su eje de rotación.
Y eso no es todo. La posición del campo magnético de Urano es también anormal, pues está desplazado hacia el polo sur de rotación por casi un tercio del radio planetario. A resultas de esto, las auroras de Urano no se alinean con los polos del planeta, como hacen las luces del norte y del sur que observamos en la Tierra.
En cuanto a los satélites naturales, las lunas de Urano son tan singulares como el propio planeta.
¿CUÁNTAS LUNAS TIENE URANO?
Según las cuentas más recientes, Urano posee 27 satélites naturales; muchos de ellos descubiertos hace relativamente poco.
Una diferencia entre las lunas de Urano y las de otros planetas del sistema solar es que, en vez de llevar los nombres de personajes mitológicos, los satélites de Urano toman sus apelativos de los personajes de William Shakespeare y Alexander Pope.
En 1787, William Herschel descubrió las dos más grandes y les impuso los nombres de Oberón y Titania. Oberón es la más exterior de las cinco lunas principales del gigante de hielo. Se trata de un satélite muy viejo, cubierto de cráteres y con pocos indicios de actividad interna.
Uno de los misterios que envuelven a Oberón —y que la NASA podría investigar— es la naturaleza de un material oscuro y desconocido que yace en el fondo de muchos cráteres.
Entre 1851 y 1852, el astrónomo inglés William Lassell descubrió otros dos satélites naturales, a los que llamó Ariel y Umbriel: una pareja cuya apariencia no podría ser más distinta. La superficie de Ariel es joven, relativamente clara y presenta pocos cráteres. Mientras, la de Umbriel es muy antigua y se considera la más oscura de las cinco grandes lunas de Urano. Asimismo, Umbriel está cubierta con muchos cráteres de gran tamaño, y presenta un misterioso anillo brillante cerca de su cima.
Luego de más de un siglo, llegado el año de 1948, el astrónomo y científico planetario holandés Gerard Kuiper descubrió una nueva luna a la que denominó Miranda. Después de ese hallazgo, los científicos habrían de esperar hasta 1986, cuando el sobrevuelo de la Voyager reveló otros satélites naturales de Urano.
LAS LUNAS CONOCIDAS
Con todo, la espera valió la pena, pues la sonda de la NASA triplicó la cifra de lunas conocidas en las inmediaciones de Urano con la detección de Julieta, Puck, Cordelia, Ofelia, Bianca, Desdémona, Porcia, Rosalinda, Crésida y Belinda.
A partir de entonces, el Telescopio Espacial Hubble permitió que los astrónomos siguieran descubriendo satélites adicionales, aunque más pequeños y oscuros.
Además de la gran cantidad de lunas, dos sistemas de anillos siguen la órbita de Urano. El interior, que consta de nueve cinturones está compuesto de anillos estrechos y de color gris oscuro.
En cuanto al sistema exterior, la franja más interna es rojiza, muy similar a los anillos polvorientos que vemos en otras partes del sistema solar. Mientras, el anillo exterior es de color azulado, parecido al anillo E de Saturno.
Los anillos están identificados con números o letras del alfabeto griego (Zeta, 6, 5, 4, Alfa, Beta, Eta, Gamma, Delta, Lambda, Épsilon, Nu y Mu), y algunas de las estructuras más grandes están rodeadas por cinturones de fino polvo.
En su comentario para Newsweek, Helled explicó: “Hablamos de un sistema muy especial porque algunos satélites de Urano obedecen a la inclinación del planeta. Cualquier información adicional sobre Urano y sus lunas podría revelar información crítica en cuanto a la formación y evolución de este sistema planetario.
“Queremos precisar la descripción de Urano mediante la observación conjunta de todos sus aspectos, ya que así tendremos una visión más completa del planeta”, concluyó la especialista. “Esto no solo ayudaría a entender las condiciones de la nebulosa solar que dio origen a nuestro sistema solar, sino que expandiría nuestra comprensión sobre numerosos sistemas exoplanetarios que albergan planetas semejantes a Urano”. N
(Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek)