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“La aspiración democrática no es una simple fase reciente de la historia humana. Es la historia humana”: Cicerón
UN TEMA que desde ahora está dando mucho de qué hablar en nuestro país es el plebiscito para la revocación del mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador, que se llevará a cabo en marzo de 2022. Este ejercicio democrático de participación ciudadana será la primera vez que se realice en nuestra historia democrática moderna. ¿Qué es la revocación del mandato y qué implicaciones tiene?
La revocación del mandato es una consulta que se hace directamente a los ciudadanos y cuya iniciativa ha sido promovida por estos. Funciona como un medio de control constitucional de participación ciudadana para someter a consideración la destitución del presidente de la república cuando haya transcurrido la mitad de su gestión pública. Y, precisamente, se efectúa bajo solicitud del 3 por ciento de la gente inscrita en la lista nominal de electores —siempre y cuando la solicitud corresponda por lo menos a 17 entidades federativas y que representen, como mínimo, el 3 por ciento de la lista nominal de electores de cada una de ellas.
Los resultados son vinculantes y de carácter obligatorio cuando participe por lo menos el 40 por ciento de los ciudadanos inscritos en la lista nominal de electores.
Las implicaciones legales, por esta ocasión, no tendrán ninguna validez, ya que la ley aprobada no puede ser retroactiva, por lo que en caso de que el resultado fuera que la ciudadanía decidiera que el presidente no continúe en funciones, este no se vería obligado por ley a acatar la resolución de la consulta, por lo que se considera que la consulta de marzo de 2022 legalmente resulta una simulación.
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Sin embargo, el presidente de México se ha cansado de decir que él es un hombre demócrata y que acatará los resultados. En sus propias palabras: “Es que no es un asunto legal. Que si es retroactiva, no es retroactiva… Si la gente dice que me vaya, sea o no retroactiva la ley, me voy. ¿Cómo voy a estar en el gobierno si no tengo el apoyo de la gente? No es un asunto legal únicamente, es un asunto moral, es un asunto de dignidad, de principios”.
Lo que sucedería, si se hace efectiva la revocación de mandato, ya lo indica el articulo 84 de la Constitución, que afirma: “En caso de falta absoluta del presidente de la república, en tanto el Congreso nombra al presidente interino o substituto, lo que deberá ocurrir en un término no mayor a 60 días, el secretario de Gobernación asumirá provisionalmente la titularidad del Poder Ejecutivo”.
Andrés Manuel López Obrador es, sin lugar a dudas, un gran estratega electoral, y desde el punto de vista de este columnista se vislumbran dos escenarios.
El primero, la gente ratifica al presidente, lo que prepararía el terreno para que Morena conserve el poder en 2024.
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El segundo, la gente pide la revocación y, sin importar la validez ni los porcentajes, el presidente decide irse honrando así la palabra empeñada, lo que generaría una conmoción política y un caos como nunca se ha visto en la historia moderna de México.
¿Por qué lo haría? Porque se posicionaría como una indiscutible autoridad moral, un pionero y un defensor de la democracia; fortalecería la participación ciudadana y las consultas dándole una dimensión y un poder formidable; fijaría un precedente que obligaría a los futuros jefes del Ejecutivo —o cualquier representante popular que se vea sometido a la consulta de revocación— a acatar los resultados.
Asimismo, se mantendría como un actor político con una influencia colosal y estaría mas vivo que nunca. ¿Por qué no? Para en un futuro, si la gente lo exigiera y alguna ley lo permitiese por el mismo mecanismo, regresar a tomar las riendas del Estado. Como bien dicen, en política “perdiendo se gana”, y el presidente Andrés Manuel lo sabe, quizá más que nadie.
ENTRE SUSURROS…
A más de uno tanto en la Unión de Alcaldes de la Ciudad de México (UNACDMX) como en el gobierno sorprendió la presencia de Miguel Ángel Osorio Chong, Margarita Zavala y Alejandro Moreno en la toma de protesta de la alcaldesa electa de Álvaro Obregón, Lía Limón. Dicen que se asemejaba más a la toma de protesta de un jefe de gobierno que a la de un alcalde… N
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Carlos Jiménez Rodríguez, liberal, librepensador, 34 años de edad, licenciado en cine y televisión, maestro en administración pública, columnista, se ha desempeñado como servidor público en la Ciudad de México y como asesor legislativo en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.