PORTUGAL se acerca rápidamente a su meta de vacunar por completo al 85 por ciento de su población contra el covid-19 en nueve meses, reportó Associated Press.
Según Our World in Data, Portugal había vacunado por completo al 84 por ciento de su población hasta el miércoles 22 de septiembre —la tasa más alta del mundo— y podría estar a pocos días de alcanzar su meta determinada.
Claudia Boigues, ciudadana de 53 años, dijo que la asombraba la rapidez con que se aplicó la vacuna en Portugal y su capacidad de alcanzar la cantidad más alta del mundo.
“Nunca pensé que alcanzaríamos el 85 por ciento”, comentó. “Pero ahora merecemos felicitaciones”.
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Mucho del crédito lo merece el contralmirante Henrique Gouveia e Melo. Con su equipo de las tres ramas de las fuerzas armadas, el oficial naval se hizo cargo de la aplicación de la vacuna en febrero, quizás el momento de más tensión en Portugal a causa de la pandemia.
Aunque otrora era poco conocido fuera de las fuerzas militares, Gouveia e Melo ahora es un nombre reconocido en Portugal, pues se presenta con regularidad en televisión para responder a las preocupaciones del público sobre el programa de vacunación.
“La gente es muy amable”, expresó. Pero el oficial de 60 años también es rápido en insistir en que él solo es “la punta del iceberg” en la operación y que muchos otros comparten el crédito.
La participación de los militares en la aplicación de la vacuna contra el covid-19 no es poco común en otras partes, pero Portugal les dio el rol principal.
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Resultó ser una decisión acertada: aun cuando el equipo de Gouveia e Melo trabaja de la mano con las autoridades de salud, la policía y los ayuntamientos, la pericia de los militares ha resultado ser invaluable.
“Las personas en las fuerzas militares están acostumbradas a trabajar bajo tensión en ambientes inciertos”, dijo él en su oficina en un edificio de la OTAN cerca de Lisboa que mira al Atlántico. “Son organizadas, tienen un buen equipo de logística… y usualmente están muy enfocadas en la misión”.
Gouveia e Melo estableció las pautas de la aplicación con su enfoque de seriedad absoluta y énfasis en la disciplina. Su estilo franco al hablar le granjeó el cariño de muchos a quienes les preocupaba que no pudieran vacunarse a tiempo.
En una entrevista con AP, admitió que remplazar a un titular político que renunció después de solo tres meses fue “intimidante”.
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Por entonces, Portugal estaba en la peor fase de la pandemia, cuando estaba entre los países más afectados y sus hospitales públicos estaban cerca del colapso. No llegaban las vacunas prometidas. Y competir por las dosis amenazaba con minar la confianza del público en la aplicación.
“Sentí como si tuviera los ojos de 10 millones de personas sobre mí”, comentó Gouveia e Melo, refiriéndose a la población de Portugal.
Su carrera militar de 42 años ayuda a explicar cómo manejó la presión. Él era un comandante de submarino, y en algún momento estuvo a cargo de dos navíos al mismo tiempo: regresar a la base en uno, hacer una comida en tierra firme y luego sacar al otro al mar.
Gouveia e Melo también capitaneó una fragata, encabezó la Euromarfor, la Fuerza Marítima Europea, y ha registrado la mayor cantidad de horas en mar de cualquier oficial naval portugués en servicio.
Él no tiene remordimientos por haber tratado la aplicación de la vacuna como una batalla y ha usado su traje de combate desde que asumió la acción. Dijo que quería dar el mensaje de que era un llamado a las armas.
“Este uniforme… fue simbólico para que la gente comprendiese la necesidad de arremangarse y combatir a este virus”, comentó.
Gouveia e Melo le puso fin a las acciones iniciales de Portugal de sumar las estrategias establecidas de vacunación, como las que se usaban anualmente para las dosis contra la influenza en centros públicos de salud usualmente pequeños. Las demandas de escala y rapidez para abordar el covid-19 requerían un enfoque muy diferente.
Portugal empezó a usar grandes instalaciones deportivas alrededor del país para montar lo que Gouveia e Melo llamó una “línea de producción”: un área de recepción y procesamiento, una sala de espera, cubículos donde se daban las inyecciones, y un área de recuperación. Usó a soldados como conejillos de indias en el hospital militar de Lisboa para comprender el flujo más rápido de gente a través de un edificio.
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Un empujón importante se dio con lo que él describió como un “tsunami” de vacunas entregadas a mediados de junio, lo cual le permitió acelerar la vacunación.
Tiago Correia, un profesor titular de salud pública internacional en el Instituto de Higiene y Medicina Tropical de la Universidad Nueva de Lisboa, reconoce que la opinión pública sobre Gouveia e Melo como el factor principal de la aplicación exitosa es una “exageración” de su papel.
Un factor clave, dijo Correia, es la tradicional actitud de consentimiento en Portugal con respecto a los programas nacionales de vacunación. Por ejemplo, su tasa de vacunación para sarampión, paperas y rubeola es del 95 por ciento —una de las más altas de la Unión Europea— y no hay un movimiento importante contra las vacunas.
Aun así, el origen militar de Gouveia e Melo significó que fue capaz de “saltarse toda la política” y asegurar la confianza del público en la aplicación, le comentó Correia a AP.
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Otros países, que Gouveia e Melo se negó a identificar porque sus solicitudes no se han hecho públicas, le han preguntado a Portugal sobre esta acción.
Gouveia e Melo pronto será capaz de decir “misión cumplida” por su meta inmediata. Pero con una renuencia considerable a la vacuna en algunos países ricos y muchos países más pobres sin dosis suficientes, él no se hace ilusiones de que las variantes del virus no puedan regresar a atormentar a Portugal.
“Hemos ganado una batalla”, expresó. “No sé si hemos ganado la guerra contra el virus. Esta es una guerra mundial”. N
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek