Como filósofo de la ciencia, he estudiado y observado la negación de la ciencia en los últimos veinte años. He ido a una convención de la Tierra Plana en Colorado y, en cambio, he hablado con mineros carboneros en la Pensilvania rural quienes creen que el cambio climático es real. En general, he tenido muchos encuentros con quienes eligen negar los hechos de la ciencia.
Ahora, nos hallamos en medio de una pandemia mundial. El COVID-19 ha infectado a 5.4 millones de personas y cobrado las vidas de casi 170,000 personas en Estados Unidos, y esas cifras siguen aumentando. A pesar de esto, por todo Estados Unidos vemos a muchos que niegan la gravedad del virus, ignoran la evidencia científica y rechazan las regulaciones sugeridas para frenar la propagación del COVID-19, como usar cubrebocas.
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Me he preguntado por qué y cómo es esto posible. Si piensas lo mismo, tal vez te sea útil saber que toda la investigación que he leído y las experiencias que he tenido muestran una cosa importante: la negación de la ciencia por lo general sigue el mismo guion básico. Incluso se han identificado cinco acciones recurrentes y principales del razonamiento para negar la ciencia, y he visto que han aparecido numerosas veces durante la pandemia del COVID-19:
1. Elegir la evidencia por conveniencia: Típicamente, esto implicaría seleccionar la información que sirve para tu negación, incluso si va en contra del consenso común de la ciencia. Durante el COVID-19, he observado cosas como: “el COVID-19 es como la gripe”, “la mayoría de la gente se recupera”, “algunas personas no tienen síntomas”. Al incentivar un enfoque selectivo en los casos relativamente moderados, los negacionistas del COVID-19 pueden minimizar el riesgo de complicaciones graves y muerte.
2. Creencia en teorías de conspiración: “El COVID-19 es un engaño”, “es parte de un plan del estado profundo para minar a Trump”, “es parte de la estrategia de Bill Gates para despoblar la Tierra”, “es provocado por las torres de la 5G”. Estoy parafraseando, pero todos hemos oído afirmaciones similares durante esta pandemia. Las teorías de conspiración son una de las formas más tóxicas del razonamiento humano, porque pueden tomar la evidencia y la falta de la misma para respaldar su teoría. Esto es anatema en el razonamiento científico.
3. Dependencia en “expertos” dudosos: Durante una sesión de prensa el 23 de abril, vi al presidente Trump sugerir que el COVID-19 podía tratarse mediante meter luz “dentro del cuerpo” o inyectarse uno mismo desinfectantes. Luego, él defendió el trabajo de la Dra. Stella Immanuel cuando ella afirmó que la hidroxicloroquina era un tratamiento potencial y su creencia de que los cubrebocas eran innecesarios. Aún después, surgió que algunas de las otras opiniones de ella incluían la idea de que los problemas ginecológicos se debían a que la gente tiene sexo con demonios en sus sueños.
4. Insistencia en que la ciencia debe ser perfecta: La velocidad y gravedad con las que se ha propagado el COVID-19 han provocado retos sin precedentes para científicos y gobiernos por igual, pero tal vez hayas oído a los negacionistas preguntar por qué la Organización Mundial de la Salud (OMS) cambió su recomendación sobre los cubrebocas o por qué los funcionarios de salud pública siguen cambiando de opinión. Por supuesto, la respuesta es que los científicos aprenden al paso del tiempo.
5. Razonamiento ilógico: Trump ha afirmado que la única razón por la cual Estados Unidos presenta más casos es que hacemos más pruebas que otros países. Esto resultó ser falso al revisar los datos, ya que el aumento de pruebas ha estado en línea con un gran incremento en la gente que da positivo. Si fuera cierto, la cantidad de personas que dan positivo disminuiría conforme se hagan más pruebas.
La negación de la ciencia por lo general no surge de la nada. He observado que conforme la pandemia se ha politizado en Estados Unidos, el presidente Donald Trump y su administración han cuestionado y minimizado repetidamente la evidencia científica y los hechos sobre el virus. Esto es especialmente interesante cuando se considera que el Dr. Anthony Fauci ha dicho que hay un “prejuicio contra la ciencia” en Estados Unidos y que tendremos una elección presidencial en noviembre.
Pero algo que, creo yo, es especialmente importante es que —como lo evidenciaron mis propios encuentros— la negación de la ciencia no se trata solo de los hechos sino también de la identidad. He presenciado personalmente el ambiente polarizado del “razonamiento de nosotros contra ellos”, en lugares como las convenciones de la Tierra Plana y dentro de comunidades que niegan el cambio climático.
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Dentro de los grupos de negacionistas de la ciencia que he visto, a menudo es suficiente descubrir que las otras personas en tu equipo creen que tú también lo crees. Pero esto significa que ninguna cantidad de evidencia posiblemente convenza a un negacionista de la ciencia, porque sus creencias simplemente no se tratan de la evidencia en primer lugar. Su negación también implica quiénes son y en qué confían.
Pero la investigación ha demostrado que no rebatir y no revisar las afirmaciones de los negadores de la ciencia en realidad es más peligroso que tener personas quienes defienden los hechos científicos. Entonces, ¿qué sugiero como métidos para hablar con un negacionista del COVID-19 y tal vez incluso hacerle cambiar de opinión?
Hay poca literatura empírica sobre esto al momento, pero muchos recuentos anecdóticos los cuales muestran que la mejor manera de cambiar la opinión de alguien es a través de la participación personal. Nada de gritos. Nada de insultos. Nada de observaciones hostiles en la sección de comentarios de un artículo periodístico. Si lees los recuentos en primera persona de quienes se oponen a las vacunas y otros que han cambiado de opinión, a menudo se ha debido a un encuentro personal con alguien que escuchó sus preocupaciones, los trató con respeto y les mostró empatía, luego manipuló los hechos en cuanto había ganado su confianza.
Si quieres tomar acciones para cambiar la opinión de un negacionista del COVID-19, he aquí algunos consejos prácticos importantes que yo sugeriría:
1. Da más gráficas y tablas. La investigación sobre el cambio climático ha demostrado que los gráficos funcionan mejor que la narrativa. Tal vez esto explica por qué las gráficas y tablas del coronavirus en la esquina superior derecha de prácticamente todo noticiario hoy día han sido tan poderosas. Las peticiones generales de científicos y médicos de usar un cubrebocas es una cosa; ver a tu propia ciudad o estado como una “zona peligrosa” puede ser muy persuasivo, y yo sugeriría exponer a los negacionistas del COVID-19 a cuantas gráficas sea posible.
2. Enfatiza el consenso científico. He leído muchas investigaciones sobre negacionistas del cambio climático, las cuales muestran que captar la atención de alguien hacia la opinión consensuada de los científicos es una de las maneras más efectivas de convencer a los “escépticos”, sobre todo los conservadores. ¿Qué tal mostrarles la carta abierta firmada por 1,200 miembros de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos a la administración de Trump, advirtiendo que la “desestimación de la evidencia científica en la formulación de políticas ha afectado áreas amplias de las ciencias sociales, biológicas medioambientales y físicas”. La carta fue reenviada en junio de este año después de que cientos de otros científicos firmaron la carta a causa de la pandemia. La negación prospera en la duda, y la idea de que los científicos no están de acuerdo es corrosiva. Enfatizar el consenso es persuasivo y puede ser en verdad útil en la conversación con un negacionista del COVID-19.
3. Las historias son poderosas. Si alguien conoce a otra persona que se ha enfermado o muerto por el coronavirus, esto puede ser convincente. ¡Esto es sobre todo cierto si la persona que se enfermó fuiste tú! En un caso especialmente estremecedor, un hombre de 37 años de Ohio, llamado Richard Rose, publicó en Facebook una afirmación de que no compraría un cubrebocas y no se tragaba la “exageración” del COVID-19. Luego, él publicó cómo contrajo el COVID-19 y estaba “muy enfermo”. A los pocos días, había muerto.
4. Desafía las cinco acciones recurrentes. Cada vez que sea posible, yo sugiero tratar de señalarle a un negacionista del COVID-19 que la estrategia que usa es defectuosa. La investigación muestra que este método de “refutación técnica” puede disminuir el impacto de la negación de la ciencia, si no es que de los negacionistas en sí, por lo menos para quienes podrían ser vulnerables al negacionismo.
Usé muchas veces esta estrategia en la Conferencia Internacional de la Tierra Plana (FEIC) de noviembre de 2018. O, si lo prefieres, puedes tratar de explotar su debilidad. Si alguien es proclive a las teorías de conspiración, ¿cómo reaccionarían al hecho de que tanto Estados Unidos como la Unión Europea dicen tener evidencia de que el gobierno ruso, a pesar de sus negaciones, ha participado en una campaña enorme de desinformación sobre el COVID-19? esta no es una teoría de conspiración, ¡es una conspiración de la vida real! Si la niegan, di: “Oye, no me creas, haz tu propia investigación”. Podría funcionar.
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Por supuesto, es un gran reto poner todo esto en práctica en una época de distanciamiento social y confinamientos. En verdad es irónico que la mejor manera de cambiar la opinión de un negacionista de la ciencia sea a través de un encuentro cara a cara, pero eso es lo único que no podemos hacer por estos días —y ciertamente no sin cubrebocas— sin ponernos nosotros mismos en riesgo.
No obstante, lo más importante no es cómo se hace sino que halles una manera de salvar el obstáculo de la identidad partidista que apoya la negación. Zoom no es ideal, pero es mejor que nada. Acércateles de cualquier manera que puedas para escucharles, mostrarles respeto, demostrarles amabilidad y hacer una conexión humana. Tal vez, empieza por permitir que el negacionista del COVID-19 trate de convencerte, y ve lo que sucede. El antídoto de la duda es la confianza. Y la manera más importante de ganarse la confianza de alguien es empezar a hablar los unos con los otros de nuevo.
¿Qué pasa si no lo hacemos? Los sondeos han mostrado que en cuanto esté disponible la vacuna contra el COVID-19, 50 por ciento de los estadounidenses ha dicho que no la tomará. Recientemente, ha habido una confluencia de opositores a las vacunas y negacionistas del COVID-19 en algunas de las protestas contra el confinamiento. Los negacionistas de la ciencia parecen estar uniendo fuerzas.
Necesitamos que más personas quienes creen en la ciencia se unan a la conversación y dejen de lanzar insultos o alejarse. Creo que hay mucho bien por hacer al buscar un intercambio con los negadores del COVID-19. La negación puede matar; la conversación es parte de la cura.
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Lee McIntyre es un miembro investigador del Centro de Filosofía e Historia de la Ciencia en la Universidad de Boston. Es el autor de La actitud científica: una defensa de la ciencia frente a la negación, el fraude y la pseudociencia (Cátedra, 2020). Su nuevo libro, How To Talk To A Science Denier (cómo hablar con un negacionista de la ciencia, título no oficial), será publicado por MIT Press en 2021. Para saber más sobre su obra, visita www.leemcintyrebooks.com.
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