Dos equipos itinerantes de Médicos Sin Fronteras (MSF) en México son los que se encargan de cooperar en la adaptación de centros de salud y hospitales, por un lado, y albergues de migrantes, por el otro, para afrontar el COVID-19 en sus instalaciones. Desde el inicio de la pandemia, los equipos se han trasladado a diferentes lugares del país (Guerrero, Tabasco, Chiapas, Chihuahua u Oaxaca) para reforzar las medidas dispuestas en los centros de salud y albergues de migrantes y, asimismo, dotar de mayor información y talleres prácticos tanto en la prevención como en cómo actuar en caso de detección de casos sospechosos.
En el caso del equipo cuya finalidad es beneficiar a la población migrante, este se acerca a los albergues y junto con el personal y los usuarios se efectúa una evaluación que sirve para proponer e implementar soluciones personalizadas, dado que cada centro presenta características diferentes. Asimismo, se brinda capacitación a los voluntarios y usuarios mientras que se van poniendo en práctica las medidas necesarias.
“Primero trabajamos sobre las medidas de prevención, es decir, evitar que el COVID-19 llegue al albergue, realizamos mucha promoción de salud (para disipar las dudas, despejar mitos, rumores, etcétera), y luego trabajamos en asegurar que la provisión de agua, saneamiento e higiene es adecuada”, explica Owen Breuil, coordinador de terreno adjunto del proyecto en México.
“Posteriormente nos centramos en las medidas de control para gestionar los casos sospechosos y confirmados de COVID-19 y evitar la propagación del virus. Hay que diseñar circuitos para que el paso de personas se haga sin contaminación, con filtros sanitarios en las entradas, divisiones de los espacios en zonas y, asimismo, la gestión de una zona de aislamiento para sospechosos o contagiados”, añade Breuil.
Lee más: Ante el COVID-19 “estamos abandonados”, dicen migrantes varados en las fronteras de México
El equipo cuenta con un logista, especializado también en agua y saneamiento, con conocimiento previo de la situación de los albergues en la frontera norte y sur; con una psicóloga clínica especializada en abordaje comunitario —que apoyó a las familias de los pacientes ingresados en el hospital COVID-19 gestionado hasta junio por MSF en Tijuana—; con una promotora de salud que también colaboró en Tijuana y un coordinador del equipo.
“Nuestro objetivo es que el mayor número de personas pueda estar protegido de la enfermedad y eso supone incluir a los migrantes, que son muy vulnerables frente a una pandemia, dado que tienen por lo general mayores dificultades para acceder a cuidados médicos. Los albergues que los atendían deben poder reabrir en una “nueva normalidad” en condiciones de seguridad, adecuadas para prevenir en primer lugar el contagio, pero también para poder detectar casos y actuar de inmediato con garantías, tanto para los migrantes como para el personal que los atiende”, explica el coordinador.
52 CENTROS HAN SIDO APOYADOS
En este sentido, el equipo presta especial atención a la salud mental, con psicólogos que pueden ayudar tanto a los usuarios actuales de los albergues como a los voluntarios que trabajan en ellos.
En los próximos días, los equipos visitarán los albergues de Chiapas, tras haber ya evaluado la situación en Oaxaca. En total, desde el inicio de la pandemia en marzo, MSF ha ofrecido asesoramiento sobre el COVID-19 a 52 centros.
“Cada centro es diferente, en unos la gente pasa una noche o dos, en otros solo se alojan solicitantes de asilo que llevan largas temporadas, en otros la gente es diversa, unos de paso otros más estables. Son muchos los albergues que han cerrado y que ven la necesidad de reabrir, pero tienen inquietudes normales, que tratamos de solventar. Muchas veces cuando terminamos, los responsables de los centros nos dicen que se sienten mucho más tranquilos para tomar la decisión de abrir sus puertas y manejar el flujo migrante”.
Entérate: Asesinan a cinco colaboradores humanitarios en Nigeria; MSF condena el crimen
En paralelo, MSF ha dispuesto otro equipo itinerante, destinado al COVID-19 para verificar las necesidades de protocolos de bioseguridad (control de infecciones y prevención y agua y saneamiento) en hospitales COVID-19, hospitales comunitarios y centros de salud de todo el país, con el objetivo de poder garantizar la seguridad del personal de salud y de los pacientes.
Este equipo realiza una evaluación de la situación del centro y trabaja asimismo en prevención y control de infecciones, circuitos, gestión médica, de agua y saneamiento. Se han centrado, tras la gestión del hospital de Tijuana y desde junio de 2020, en la visita a siete hospitales de Ciudad de México, nueve en el estado de Guerrero (entre otros, en Acapulco, en el Hospital Renacimiento y en el Hospital General de Coyuca de Catalán, donde se rediseñaron los circuitos del área COVID-19 para cumplir protocolos correctos de bioseguridad y se realizaron capacitaciones al personal de salud sobre equipo de protección y manejo del paciente), y otros nueve en el estado de Oaxaca.
En la actualidad, el equipo se encuentra operando en Tuxtepec (Oaxaca), en el Hospital General y en tres hospitales comunitarios.
—∞—
MSF trabaja en México desde 1985. Además de su labor en diferentes albergues de migrantes y de los equipos móviles, opera el Centro de Atención Integral para víctimas de violencia extrema y tortura en Ciudad de México y trabaja en clínicas móviles en poblaciones afectadas por la violencia en el estado de Guerrero. En Matamoros labora en el campo de migrantes establecidos en la ciudad y tanto en Matamoros como Reynosa ha dispuesto estructuras hospitalarias para afrontar el COVID-19 en Tamaulipas.