Con la llegada del coronavirus, las personas que padecen cáncer de mama deben mantener un contacto constante con especialistas, así como un monitoreo persistente para evaluar su situación ante la sospecha de contagio. Además, se deben contemplar otras medidas preventivas como el cuidado del tratamiento, la alimentación, la actividad física y las psicológicas.
“Los estudios publicados hasta el momento incluyen un número reducido de pacientes con cáncer y COVID-19, por lo que la información clínica es aún limitada para dar recomendaciones definitivas. Esta información es muy dinámica y puede ir cambiando en la medida que avance la pandemia por COVID-19 en nuestro país, por lo que es importante seguir las recomendaciones que emite constantemente la Secretaría de Salud en México” comenta la doctora Alejandra Armengol, oncóloga médica y subespecialista en cáncer de mama.
En México, el cáncer de mama es la primera causa de muerte por cáncer en mujeres de 25 y más años. Cada año se suman poco más de 27,250 casos.
Cabe destacar que esta enfermedad tiene una división por cada subtipo que existe; receptor hormonal positivo, HER2 positivo y triple negativo. Por ello, resulta de vital importancia que las pacientes cuenten con un tratamiento específico de acuerdo con su subtipo, de esta forma se podría tener un mejor control sobre la enfermedad y mantenerse en las mejores condiciones ante cualquier riesgo de COVID-19, según informa la International Agency for Research of Cancer.
Las personas que padecen cáncer de mama y adquieren COVID-19 tienen mayor riesgo de presentar complicaciones graves, especialmente si se encuentran recibiendo tratamiento activo en una de las siguientes modalidades: quimioterapia, terapias blanco, inhibidores de ciclinas CDK 4-6, radioterapia y cirugía, explica por su parte el laboratorio Roche.
“Estos tratamientos pueden producir una disminución en la respuesta inmune (inmunosupresión) o también llamado coloquialmente como baja de defensas, lo cual provoca mayor riesgo de contagiarse de cualquier enfermedad infecciosa, entre ellas, COVID-19”.
La comunicación con el oncólogo es vital, ya que aporta información fidedigna y da seguimiento a la atención y tratamiento de acuerdo con la valoración de cada paciente.
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“El oncólogo realizará una evaluación personalizada de los riesgos y beneficios que su tratamiento actual le representa y elegirá la opción más eficaz y segura durante esta pandemia. Debe estar en conocimiento que esta opción puede representar modificaciones importantes como las siguientes: cambiar tratamiento, suspender, retrasar e incrementar ciclos de tratamiento, cambiar frecuencia de administración, cambiar vía de administración intravenoso a oral (tratamiento tomado) o invertir el orden planeado inicialmente de su tratamiento oncológico, entre otros cambios” señala la especialista Alejandra Armengol.
Se recomienda conservar la calma y procurar estar bien informado por fuentes profesionales y confiables; de esta forma se evitarán las noticias falsas. Un temor frecuente y comprensible en esta pandemia es perder la oportunidad de recibir en tiempo y forma el tratamiento contra el cáncer y, en contraparte, que al recibir el tratamiento oncológico le haga más susceptible a desarrollar Covid-19.
“Es normal presentar trastornos en el estado de ánimo solo por el diagnóstico o tratamiento del cáncer de mama, en esta temporada es muy probable experimentar una carga emocional extra debido a la pandemia del COVID-19. Si los pacientes están recibiendo tratamiento con antidepresivos o ansiolíticos, lo ideal es seguir las recomendaciones de su médico. Hay que procurar tener en casa una reserva de estos y de sus medicamentos habituales”, agrega Armengol.
PARA TENER EN CONSIDERACIÓN
—No tener contacto con personas que presenten fiebre o síntomas respiratorios.
—Tener disponible un termómetro en casa para tomar la temperatura si se está recibiendo tratamiento con quimioterapia oral, y antes de acudir al hospital para recibir el tratamiento intravenoso en el centro de infusión de quimioterapia.
—Durante este tiempo de confinamiento en el hogar habrá que poner atención en la alimentación y actividad física. Una dieta equilibrada y balanceada suficiente en cantidad y calidad es lo indicado para mantener un sistema inmune saludable.
—Seguir todas las recomendaciones emitidas para la población en general siempre contemplando que si se encuentra dentro un grupo considerado vulnerable habrá que extremar precauciones para disminuir la probabilidad el contagio.
—Si a pesar de seguir todas las recomendaciones se presenta fiebre o cualquier síntoma respiratorio (tos, dolor en el pecho, dificultad para respirar), dolor de cabeza, confusión o alteraciones en el estado de alerta como somnolencia, deberá ser comunicado con el oncólogo y buscar atención médica lo más pronto posible.
“Estas son algunas recomendaciones ante el panorama actual, es importante que el paciente siempre busque la opinión de su especialista”, recomienda la oncóloga.
DETECCIÓN TEMPRANA DEL CÁNCER DE SENO
La Sociedad Americana contra el Cáncer para la detección temprana del cáncer de seno explica que las medidas más importantes que se pueden tomar para prevenir las muertes por cáncer de seno consisten en encontrar el cáncer temprano y recibir el tratamiento más avanzado para combatir la enfermedad.
“El cáncer de seno que se detecta temprano, cuando es pequeño y no se ha extendido, es más fácil de tratar con buenos resultados. Las pruebas de detección habituales representan la manera más confiable para encontrar temprano el cáncer de seno.
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“El objetivo de los exámenes para detectar el cáncer de seno consiste en encontrarlo antes de que empiece a causar síntomas (como una protuberancia que se pueda palpar). Las pruebas y exámenes de detección tienen el propósito de encontrar una enfermedad en las personas que no tienen ningún síntoma. La detección temprana significa encontrar y diagnosticar una enfermedad antes de que usted hubiese esperado a que comenzaran los síntomas. El tamaño y la extensión del cáncer de seno son algunos de los factores más importantes para establecer el pronóstico (expectativa) de una mujer que padezca esta enfermedad”.
la Sociedad Americana contra el Cáncer manifiesta que las mujeres de 40 a 44 años tienen la opción de iniciar la detección con un mamograma (mamografía), práctica que debe hacerse cada año de los 45 a los 54 años.
A partir de los 55 años, las mujeres pueden cambiar a un mamograma cada dos años, o pueden optar por continuar con sus mamogramas anualmente. Los exámenes de detección deben continuar siempre y cuando la mujer se encuentre en buen estado de salud.