Un grupo de investigadores de la Universidad de Toronto (Canadá) ha desarrollado una impresora 3D portátil capaz de “depositar” láminas de piel para cubrir grandes y graves quemaduras y, además, su tinta, compuesta de biomaterial, puede acelerar el proceso de curación.
El proyecto, publicado en la revista ‘Biofabrication’, está dirigido por el candidato a doctorado Richard Cheng, bajo la supervisión del profesor Axel Guenther, y en colaboración con el director del Centro ‘Ross Tilley Burn’, Marc Jeschke, y su equipo en el Hospital Sunnybrook.
El actual método de cuidado para las quemaduras es el injerto de piel, que requiere el trasplante de piel sana de otras partes del cuerpo hacia la herida.
No obstante, las grandes quemaduras de cuerpo completo representan un desafío mayor, ya que, además de ocupar una parte significativa del cuerpo, se caracterizan por la destrucción de las capas más externas e internas de la piel.
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“Ante grandes quemaduras, las personas no tienen la suficiente piel sana disponible para proceder al injerto, lo que podría derivar en la muerte del paciente”, ha explicado Jeschke, que añade que este proyecto podría poner fin a esta situación.
En concreto, la tinta biológica dispensada por la impresora se compone de células del estroma mesenquimatoso, unas células madre que se dividen en otras especializadas según su entorno. En este caso, el material MSC promueve la regeneración de la piel y reduce las cicatrices.
La publicación de este artículo supone un salto para estos investigadores, que presentaron el primer prototipo de la impresora de piel en 2018, tratándose del primer dispositivo capaz de crear tejidos ‘in situ’, depositándolos sobre la zona y ajustándose en su sitio en dos minutos o menos.
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ENSAYOS PREVIOS
“Previamente, probamos que podíamos depositar células sobre una quemadura, pero esto no tenía por qué ser sinónimo de curación, pero ahora hemos demostrado que sí”, ha expresado Guenther.
Desde 2018, la impresora ha experimentado 10 rediseños, ya que, a medida que el equipo avanza hacia un diseño concreto, imaginan a los cirujanos usándolos en la sala de operaciones.
El prototipo actual incluye un cabezal de impresión microfluídico de un solo uso para garantizar la esterilización, y una rueda blanda que sigue la trayectoria del cabezal de impresión, lo que permite un mejor control para heridas más extensas. Así, según Cheng, el siguiente paso sería “reducir aún más la cantidad de cicatrices”, además de ayudar con la curación de heridas.
Por su parte, Jeschke piensa que la impresora 3D portátil podría verse como una herramienta clínica dentro de unos cinco años. “Una vez que sea usada en una mesa de operaciones, este dispositivo cambiará las reglas del juego para salvar vidas, cambiando por completo la manera actual de tratar las quemaduras en la actualidad”, ha concluido.