EN LOS últimos 17 años, el gobierno de Estados Unidos ha abierto cinco Academias Internacionales para el Cumplimiento de la Ley (ILEA, por sus siglas en inglés) en varias partes del mundo: Budapest, Hungría; Bangkok, Tailandia; Gaborone, Botsuana; Roswell, Estados Unidos, y San Salvador, El Salvador.
En América Latina, la ILEA tiene como propósito, en teoría, capacitar a los profesionales de la aplicación de la ley y proveerles de herramientas y técnicas para combatir al crimen y crear redes internacionales con el fin de contribuir a la democracia, al estado de derecho y la seguridad de las naciones.
En San Salvador, la ILEA nació en 2005 con el objetivo de combatir el narcotráfico, el terrorismo, los delitos contra los menores de edad, el narcoterrorismo, la falsificación de documentos migratorios, el tráfico y trata de personas, el contrabando, el lavado de dinero y los delitos financieros, entre otros.
Desde luego, Estados Unidos apoya esta academia a través de los Departamentos de Estado, Justicia, Tesoro y Seguridad Doméstica, y proporciona instructores de diversas agencias estadounidenses, como la DEA y el FBI, que transmiten sus conocimientos y experiencias a los aplicadores de la ley que reciben la capacitación.
En los cursos que imparte la ILEA han participado varios miembros de corporaciones policiales de países como Venezuela, Colombia, Nicaragua, República Dominicana, México, El Salvador, Argentina y Perú.
LAS DENUNCIAS
EL COMITÉ en Solidaridad con El Pueblo de El Salvador (Cispes), fundado en 1980 —cuando se desató la guerra civil en el país— con el fin de detener el apoyo financiero del gobierno de Estados Unidos a la dictadura represiva de la nación centroamericana, ha sido uno de los principales críticos de la ILEA.
“Estados Unidos presionó por la apertura de la ILEA en El Salvador”, acusa el Cispes en uno de sus comunicados. “Muchos salvadoreños y muchas salvadoreñas han denunciado la propuesta, particularmente por el actual incremento en la represión política por la Policía contra todo quien muestra su oposición al gobierno derechista”.
La ILEA “significa un
retroceso en términos democráticos y un
camino para seguir
controlando a Latinoamérica”.
Según han manifestado esta y otras organizaciones, el temor principal latente en Latinoamérica es que la ILEA termine por convertirse en un órgano similar al que en su momento fue la School of the Americas (Escuela de las Américas), temible academia estadounidense asentada en Panamá que entrenó a más de 60 000 militares y policías de 23 países de América Latina, algunos de ellos de especial relevancia por sus crímenes contra la humanidad, como los generales Manuel Antonio Noriega, de Panamá, y Leopoldo Fortunato Galtieri, de Argentina
“Muchos de los responsables de los crímenes más crueles durante la guerra fueron entrenados por el Ejércitode Estados Unidos en la Escuela de las Américas, así que hoy muchos salvadoreños sospechan de esta secreta academia estadounidense de entrenamiento de policías latinoamericanos yhan llamado a la ILEA ‘Escuela de Policías de las Américas’”, manifiesta el Cispes.
PARA EL doctor en Derecho Virgilio Bravo Peralta, profesor investigador del Tecnológico de Monterrey Campus Estado de México y especialista en temas relacionados con el arbitraje interno e internacional en América Latina, la ILEA “forma parte de los esfuerzos del gobierno de Estados Unidos para que países de Latinoamérica refuercen el cumplimiento de la ley sobre todo en culturas donde no ha sido precisamente la institución del derecho la que ha privilegiado sus gobiernos”.
En entrevista con Newsweek en Español, el experto agrega que la deficiencia de la región se basa en sistemas jurídicos frágiles, estados de derecho débiles, poca cultura jurídica y antecedentes históricos de dictaduras y gobiernos de facto y populistas.
Por ello, la ILEA, “creo, es un esfuerzo del gobierno de Estados Unidos, a través de sus diversas agencias de seguridad, de inteligencia, de control de aduanas, de migración, del mismo Departamento de Justicia, para tratar de influir en estos países, a través de la capacitación para sus elementos, funcionarios, servidores, para que puedan soportar el pago de derecho”.
En el año 2005, el organismo de derechos humanos School of Americas Watch (SOAW) denunció, a través de su fundador, el reverendo estadounidense Roy Bourgeois, que la ILEA es una “escuela de asesinos”.
Exmilitar con servicio en Vietnam, preso varias veces por sus denuncias y protestas, galardonado con el Pax Christi USA (maestro de la paz), Bourgeois en su momento manifestó que esta academia significa un retroceso en términos democráticos y un camino para seguir controlando a Latinoamérica:
“El Salvador y otros países de Latinoamérica no necesitan este tipo de escuela, necesitan escuelas para los niños. El papel de esa escuela es del mismo diseño que el de la
Escuela de las Américas, y es para proteger los intereses de Estados Unidos. La ILEA es un obstáculo para la democracia, un obstáculo para los derechos humanos; su papel, como lo fue el de la Escuela para las Américas durante muchos años, es para controlar al pueblo”.
El año pasado, por su parte, el canciller argentino Héctor Timerman criticó el trabajo de la institución policial de Estados Unidos en El Salvador y la señaló como “escuela de tortura”.
EL PROBLEMA
SEGÚN EL doctor Bravo Peralta, debe partirse de la base de que en los países con poca cultura jurídica, fragilidad en su estado de derecho e incipiente democracia, “irremediablemente las fuerzas armadas y policiales, los cuerpos de seguridad en sí, han sido utilizados como órganos de represión y de control político”.
Ello debido a que “no tienen la cultura de servicio que pudiera haber en otros países, en los cuales el policía es una persona bien capacitada, bien remunerada, tiene un status social elevado, se le reconoce por parte de los diversos actores de la sociedad y goza de un prestigio y reputación, pues precisamente hace que la ley se cumpla”.