Altas concentraciones de metales pesados, como el hierro o el arsénico, en los mantos freáticos y excesivas extracciones de agua del subsuelo, han sido las consecuencias más graves de la actividad minera en los municipios de Asientos y Tepezalá.
Las comunidades que presentan una mayor problemática de contaminación son las que se ubican en las zonas elevadas de Tepezalá, incluida la cabecera municipal, señaló el presidente municipal, Omar Camarillo, quien indicó que en la región es prácticamente imposible el uso de agua para consumo humano.
“El agua no se puede tomar, el agua de Tepezalá no sirve para consumo humano, desde que tú abres la llave ya sale con un color cobrizo, ya sale a la vista, con materiales que no se puede tomar”.
A pesar de esto, desde hace unos años se incrementaron los casos de insuficiencia renal y enfermedades gastrointestinales en los habitantes del municipio.
“Hemos encontrado niveles excesivos de hierro y una cantidad de arsénico, ahí están los estudios que se han hecho en la Secretaría de Salud, y son una cuestión delicada para la población”.
El agua que llega a las viviendas sólo es utilizada para las actividades del hogar, pues en los casos más graves incluso llega a tener una tonalidad oscura, por la cantidad de metales pesados.
De igual manera se utilizan grandes cantidades de agua del subsuelo para la limpieza de los minerales, lo que mantiene abatidos los mantos freáticos.
“Yo ya hice un llamado para que la minera intervenga en las mejoras hídricas del municipio, porque la explotación que hacen, simplemente para limpiar una onza de oro se requieren 200 mil litros de agua, entonces esa agua estamos hablando de 20 pipas de 10 mil litros pueden servir a las comunidades, y yo en el municipio sí tengo una deficiencia de agua muy delicada”, informó.
Sin embargo, a pesar de la contaminación de los mantos freáticos, la minera Frisco cuenta con los permisos ambientales para operar bajo esas condiciones, señaló el alcalde, quien pide que los ayuntamientos tengan mayores facultades para cancelar las autorizaciones ambientales.
“Ellos tienen los permisos, necesitamos una regulación interesante por parte de las diferentes dependencias, una regulación real, la población no puede pagar los platos rotos, se necesita que a los municipios no nada más nos pidan una opinión, porque cuando se dan los permisos del manifiesto de impacto ambiental al municipio le piden la opinión, pero esa opinión nada más es un requisito para que ellos autoricen, independientemente si es una opinión positiva o negativa”, añadió.
Para compensar la problemática del agua, se han instalado dos plantas potabilizadoras en el municipio de Tepezalá, en donde se abastece el agua potable de las escuelas y se expende al resto de la población a un costo de 8 pesos por garrafón.
“Nosotros tenemos dos plantas potabilizadoras, una en la cabecera municipal y otra en la comunidad de San Antonio, en donde se dan garrafones de agua potable totalmente gratis a las escuelas, estamos tomando medidas drásticas porque no podemos permitir que nuestros niños estén tomando esta agua”.
Además, se prevé la instalación de dos plantas potabilizadoras más en el municipio.