Los resultados de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto en los Hogares, 2018, presentados el día de ayer por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), revelan una vez más las paradojas de una economía marcada por el crecimiento mediocre y determinada por un modelo de desarrollo que resulta en hiperconcentración de la riqueza, pauperización masiva de la población y depredación del medio ambiente.
Los datos son dramáticos: los ingresos promedio de la población cayeron de 14 mil 564 pesos mensuales por hogar y sin considerar las transferencias, en el año 2016, a una suma de 13 mil 994 pesos mensuales por hogar en el 2018; así, considerando que cada hogar está integrado por 3.6 personas, el ingreso mensual promedio del país es de 3 mil 887.22 pesos por persona, o bien, 129.5 pesos por día.
Debe decirse, por otro lado, que los resultados de la ENIGH desglosan los datos por decil de ingresos, es decir, se divide a la población total en diez segmentos de igual tamaño, y se estima el nivel de ingresos, de menor a mayor, para cada uno de ellos.
De esta manera, el Decil I, es decir, el de más bajos ingresos, tiene un promedio trimestral de 3 mil 350 pesos por hogar, es decir, 1,116 pesos por mes; pero considerando un tamaño de hogar de cuatro personas en promedio para este tipo de hogares, el dato es simplemente desolador, pues se ubica en 279 pesos mensuales, o bien, 9.3 pesos por persona, por día.
Para el Decil II, los ingresos trimestrales promedio ascienden a 9 mil 249 pesos o un promedio mensual de 3 mil 083 pesos, que dividido entre 3.6 integrantes da 1,027.6 pesos por persona, o bien, 34.25 pesos por día.
En contraste, el ingreso del Decil X fue de 150 mil 869 pesos trimestrales, es decir, 50 mil 289 pesos mensuales, lo cual, dividido entre 3.2 integrantes por hogar, da un total de 15 mil 715 pesos mensuales por persona, o bien, un promedio diario de 523.84 pesos por día.
Como puede verse, antes de transferencias (pensiones, becas, subsidios, recursos otorgados por el gobierno, etc.), la diferencia de ingresos entre el decil I y el decil 10 es de 45 veces. Ahora bien, de acuerdo con la ENIGH, el coeficiente de Gini (el indicador más comúnmente utilizado para medir la desigualdad) también antes de transferencias, se ubicó en .475, es decir, hubo una reducción significativa si se compara con el estimado en el 2016, que fue de .504.
¿Esto se explica por una elevación de los ingresos de los más pobres? No. Antes bien, se debió a la caída de los ingresos de los hogares que más recursos obtienen. En efecto, en el decil 10 hubo una disminución de ingresos entre 2016 y 2018 de aproximadamente el 15%, mientras que los ingresos de quienes menos obtienen crecieron en apenas 1.1%.
Una idea aceptable del desarrollo es aquella en la que todos ganan. Y en ese sentido es importante decir que el decil de más ingresos no corresponde con las clases más ricas del país. En efecto, el ingreso antes de transferencias del decil más alto en México se ubica apenas en el promedio de ingresos estimado para un país como Italia, y casi de la mitad del promedio en un país como Suecia.
Lo deseable entonces es que quienes se encuentran en ese nivel de ingresos pudieran mantenerlo, y que quienes viven en condiciones de pobreza pudieran elevar sus ingresos de manera aceleradamente significativa en el corto plazo; pero esto sólo puede lograrse, sí combatiendo la corrupción, pero al mismo tiempo, generando empleos dignos y reconstruyendo un sistema universal de seguridad social.
No podemos aspirar a seguir reduciendo la desigualdad en un proceso empobrecedor de la población en su conjunto. Debemos avanzar hacia la igualdad, garantizando que todas y todos tengamos acceso a niveles dignos de vida. Ése es el mayor reto de la #4T, porque de lo contrario significará la continuación de la miseria, por otros medios.
@saularellano
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