Estados Unidos e Irán presentaron versiones contradictorias de sus tensiones mutuas, las cuales han escalado hasta casi desencadenar una acción militar, y con frecuencia, la verdad ha permanecido oculta tras la niebla producida por la belicosidad de ambas partes.
Ambas naciones tienen una historia de cuatro décadas de tensiones, que comenzaron con la Revolución Islámica de 1979 y el derrocamiento de la monarquía apoyada por Occidente, la cual fue reemplazada por un gobierno encabezado por clérigos musulmanes chiítas. Washington y Teherán han tenido varios momentos álgidos con el paso de los años, pero la orden del presidente estadounidense Donald Trump de atacar varios sitios militares iraníes como respuesta al derribamiento de un dron de vigilancia RQ-4A Global Hawk, la cual fue suspendida posteriormente, podría ser uno de los puntos más graves de esta larga enemistad.
La espiral actual comenzó cuando Trump abandonó el acuerdo nuclear de 2015, firmado por el ex presidente Barack Obama y varios líderes de distintas naciones europeas y asiáticas, en el que se suavizaban las sanciones contra Irán a cambio de que ese país redujera de manera importante su programa nuclear.
En mayo de 2018, Estados Unidos abandonó ese acuerdo e impuso fuertes sanciones que llevaron, finalmente, al Ministro de Relaciones Exteriores iraní, Mohammad Javad Zarif, a afirmar en abril que el Asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca John Bolton y los líderes de Israel, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos conspiraban para ir a la guerra. Más o menos al mismo tiempo, Bolton comenzó a informar al gobierno estadounidense sobre supuestas amenazas iraníes contra intereses de Estados Unidos en la región. Irán continuó resistiéndose a las amenazas del gobierno de Trump, aunque siguió cumpliendo con el acuerdo de 2015.
Sin embargo, en mayo pasado, Teherán anunció que comenzaría a renunciar a sus propios compromisos con ese acuerdo, mientras que Estados Unidos comenzaba a desplegar elementos militares adicionales, y entonces, una serie de incidentes llevaron la situación hasta un punto límite.
El 12 de mayo, cuatro embarcaciones, dos buques tanque saudíes, un buque tanque noruego y un buque de reabastecimiento de los Emiratos Árabes unidos, fueron sacudidos por explosiones cerca del puerto de Fujairah en el golfo de Omán, en los Emiratos Árabes Unidos, a unos cuantos kilómetros del paso petrolero más importante del mundo, el Estrecho de Hormuz. La semana pasada, otros dos buques tanque, uno japonés y otro noruego, tuvieron un destino similar.
Estados Unidos ha culpado a Irán de ambos incidentes y publicó videos y fotografías en las que se muestra a la Guardia Revolucionaria de Irán, que es el cuerpo de élite de ese país, retirando una mina magnética sin explotar de uno de los buques tanque del segundo ataque. Irán ha negado esto y ha indicado que Estados Unidos pudo haber estado detrás de los incidentes en un intento de provocar agitación mientras que el Primer Ministro japonés realizaba una visita histórica a Teherán.
Las fuerzas navales de ambos países respondieron a las explosiones y, al parecer, acudieron al rescate de los marineros de ambas naves. Sin embargo, informes posteriores indicaban que fueron en realidad un barco holandés y uno surcoreano los que salvaron a los marineros de las naves dañadas antes de que fueran entregados posteriormente al destructor de misiles guiados de clase Arleigh Burke USS Bainbridge y al barco de búsqueda y rescate Naji 10, de la Guardia Revolucionaria, respectivamente.
En declaraciones hechas a Fox News y CBS News, funcionarios estadounidenses indicaron que los 23 marineros, 11 rusos, 11 filipinos y uno georgiano, que fueron transferidos al puerto iraní de Jask, habían sido detenidos por las autoridades iraníes. Sin embargo, todos los marinos habían sido enviados a Dubái dos días después, y diplomáticos de Rusia y Filipinas agradecieron a Irán por su parte en el rescate.
Los otros principales puntos de disputa entre Estados Unidos e Irán tienen que ver con el reciente derribo del dron RQ-4A y con su patrón de vuelo. Irán afirmó que el aparato, tecnológicamente avanzado y capaz de volar a grandes alturas, había violado el territorio iraní, mientras que el Pentágono ha afirmado que el vehículo aéreo no tripulado se desplazó en todo momento por el espacio aéreo internacional.
El Comando Central estadounidense y el Ministro de Relaciones Exteriores iraní Mohammad Javad Zarif publicaron, cada uno por su parte, capturas de pantalla de Google Maps con marcas de la ubicación exacta donde ocurrió el incidente, respaldando sus respectivas versiones, y el segundo, aportando además una ilustración hecha a mano. El Pentágono divulgó más tarde una versión más amplia del mapa, con todo y las fronteras internacionales, y el presunto patrón de vuelo del dron, aunque fue titulado incorrectamente como el punto en el que el vehículo aéreo no tripulado había sido derribado.
Zarif ha prometido llevar esta disputa ante Naciones Unidas, que ya ha solicitado una investigación independiente sobre los ataques a los buques tanque, aunque el gobierno de Trump no ha mostrado ningún interés en hacerlo en ninguno de los casos.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek