Dos estrenos de talla internacional, distribuidos por la Cineteca Nacional, llegan a las pantallas del recinto de Xoco tras su paso por eventos como la 65 Muestra internacional de Cine o Talento Emergente: la australiana En territorio amigable (2017) y la georgiana Namme (2017), respectivamente.
La primera, dirigida por Warwick Thornton, encuentra en el género western un refugio para hablar del racismo a partir de recursos narrativos que pueden resultar muy familiares para una audiencia que ha consumido mayoritariamente cine estadounidense.
Situada en Australia en 1929, la historia de En territorio amigable arranca cuando Sam, un viejo aborigen, mata en defensa propia a un veterano de guerra blanco, así que él y su esposa emprenden la huida a través de un hermoso pero áspero desierto. Para encontrarlos se forma una cuadrilla de ley blanca liderada por el sargento Fletcher; sin embargo, cuando comienzan a conocerse los detalles del asesinato, la comunidad se cuestiona si realmente se está haciendo justicia.
Thornton concentra en su tercer largometraje una historia que habla con franqueza de lo más esencial del carácter y la historia de su país. Sus dos filmes anteriores, Samson and Delilah (2009) y The Darkside (2013), también se nutrieron de la cultura nativa de Australia.
La mirada que propone el director hacia las consecuencias sociales y legales de una agresión provocada por xenofobia fue premiada en los festivales de Toronto, Venecia y Luxemburgo, y ahora llega a Ciudad de México.
Mientras, en la segunda, titulada Namme, vemos un poblado ubicado en las montañas de Georgia donde vive la protagonista que pone nombre al filme, chica cuyas manos tienen propiedades curativas. Ella y su padre supervisan una fuente de agua medicinal en su pequeña aldea. Los dones sanadores de Namme no representan para ella alguna especie de ventaja, al contrario, la hacen sentirse excluida de su entorno debido a su padre y a su contexto.
Como un recuerdo de sus años de crecimiento y una manera de dialogar con la juventud de Georgia, el director, Zaza Khalvashi, concentra su más reciente largometraje en la atmósfera húmeda y parsimoniosa de un pueblo recóndito en su país natal, en donde el pensamiento mágico tradicional empieza a oprimir a las generaciones más jóvenes y, al mismo tiempo, la expansión de la industria postsoviética destruye paulatinamente el medio ambiente.
Namme fue estrenada mundialmente en el Festival Internacional de Cine de Tokio y seleccionada en los festivales de Sofía y Gotemburgo y ahora tiene un estreno oficial.