El misterio de toda la vida sobre la preservación de los Guerreros de Terracota de China parece haber sido resuelto. Las armas, que se pensaba habían sido recubiertas con alguna tecnología contra el óxido, en realidad fueron preservadas por accidente gracias a las condiciones naturales en que se erigió el monumento.
Marcos Martinon-Torres, del Departamento de Arqueología en la Universidad de Cambridge, Reino Unido, era parte de un proyecto para entender cómo llegaron a ser los Guerreros de Terracota. La colaboración entre investigadores del Reino Unido y China analizaron cómo la civilización antigua juntó conocimiento tecnológico, arte, trabajo y materiales para “crear algo tan grande y sofisticado como el Mausoleo del Primer Emperador”, dijo él a Newsweek.
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Los Guerreros de Terracota, datados entre 210 y 209 a.C., fueron hechos por Qin Shi Huang, fundador de la dinastía Qin y primer emperador de una China unificada. Es un ejército que consta de 8,000 soldados, 130 cuadrigas, 520 caballos y 150 soldados de caballería. Fueron enterrados con el emperador, supuestamente para protegerlo en el más allá.
Desde su descubrimiento en la década de 1970, los científicos han trabajado para entender cómo se construyó y preservó el monumento. Se halló que sus armas de bronce tenían rastros de cromo, el cual los investigadores creían que pudo haberse aplicado a propósito para ayudar a prevenir el óxido.
“Siempre nos fascinó la posibilidad de que los artesanos qin pudieron haber usado alguna forma de tecnología superavanzada para preservar sus armas para el más allá”, comentó Martinon-Torres. “La labor científica pionera llevada a cabo por expertos chinos a finales de la década de 1970 y principios de la de 1980 fue rigurosa y convincente. Os resultados fueron sorprendentes, por supuesto; pero, por otro lado, la arqueología del mausoleo está llena de sorpresas fascinantes y, así, la posibilidad de una tecnología antigua basada en cromo para combatir el óxido parecía plausible”.
Un estudio publicado en Scientific Reports ahora ha descartado esa teoría. En él, Martinon-Torres y sus colegas llevaron a cabo análisis de las armas de bronce y concluyeron que la presencia parece ser el resultado de la contaminación de una laca que se usó para tratar las partes de madera de las armas.
El análisis, en el que el equipo examinó casi 500 armas halladas en el sitio, descubrió que solo había cromo presente en 37 de ellas; se lo halló más comúnmente en bronce que estaba cerca de mangos o empuñaduras, y rara vez se detectó en puntas de flechas y hojas de espadas.
Dando otra hipótesis de por qué las armas se preservaron tan bien, los investigadores argumentan que razones medioambientales también pudieron tener algo que ver. Estas incluyen el alto contenido de estaño en el bronce usado y la composición del suelo en el sitio.
Martinon-Torres dijo que el descubrimiento de que los chinos antiguos no habían desarrollado una forma avanzada de tecnología contra el óxido no es una decepción. “Hay muchos otros elementos de los Guerreros de Terracota que ilustran la habilidad extraordinaria y el ingenio de los artesanos qin; así, la conclusión en cierta forma prosaica de esta investigación en particular no debería ser visto como una decepción”, opinó él.