En el caso de los varones,
el orgasmo se conecta de manera directa con la transferencia de esperma, que
garantiza que su simiente fertilice a la hembra y su linaje no perezca, en el
entendido antropológico del asunto.
Estudiosos del tema de la
Universidad de Yale, en Estados Unidos, aseguran que en el caso de la mujer el
secreto estaría en la ovulación; dicen que el orgasmo femenino es un vestigio
del pasado evolutivo de la especie humana, de cuando las fuertes descargas
hormonales que acompañan el clímax eran necesarias para ovular
Mihaela Pavlicev, del
Hospital de Niños de Cincinnati y coautora del estudio Molecular and
Developmental Evolution, cuenta que en muchos mamíferos –como gatos o
conejos– esta descarga hormonal ocurre durante la relación sexual con el macho,
y es necesaria para estimular la liberación de óvulos, a diferencia de lo que ocurre
en los seres humanos y otros primates, en que la ovulación es espontánea e
independiente de la estimulación sexual.
Con la aparición de la
ovulación espontánea también llegan otros cambios, en particular la reubicación
del clítoris; en las hembras con ovulación inducida por la actividad sexual el
clítoris se ubica dentro o muy cerca del canal vaginal; en las humanas, está
más distante, lo que explica la razón de que no siempre la cópula venga
acompañada de un orgasmo, ni un orgasmo necesariamente de la cópula.
Elisabeth Lloyd, profesora
de biología de la Universidad de Indiana, asegura que el orgasmo femenino es un
vestigio del desarrollo embrionario: “A las ocho semanas de gestación se
produce una fuerte descarga de hormonas masculinas que transforma los genitales
en genitales masculinos; los hombres necesitarán el orgasmo para transferir
esperma, las mujeres tendrán también los tejidos musculares y terminales
nerviosas para el orgasmo”, pero aparte del placer, concluye la científica,
“parece no tener un objetivo”.
En el debate en torno al
orgasmo femenino existen más puntos de vista; hay quienes subrayan que la
fuerte descarga hormonal puede estar también relacionada a otras funciones,
como cierto fortalecimiento al vínculo afectivo.
Los estudios registran que la ovulación
inducida apareció antes que la ovulación espontánea, hace unos 75 millones de
años. El orgasmo femenino sería, en una de las vertientes revisadas,
reminiscencias del remoto pasado cuando la euforia venía de las descargas
hormonales, necesarias para la ovulación y la fecundación. Bendita memoria.