¿Y tú estás seguro de que tienes una voz interior? Te lo preguntamos porque hasta una de cada diez personas no la tiene, y esto podría afectar su capacidad para recordar palabras.
En el pasado comúnmente se creía que el monólogo interior era una experiencia humana universal. Sin embargo, en los últimos años los científicos descubrieron que no todo el mundo tiene este diálogo interno: entre 5 y 10 por ciento de las personas carecen de él.
“Algunos dicen que piensan en imágenes y luego traducen las imágenes en palabras cuando necesitan decir algo”, explica en un comunicado la lingüista Johanne Nedergård, de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca.
“Otros describen su cerebro como una computadora que funciona bien y que simplemente no procesa pensamientos verbalmente, y que la conexión con el altavoz y el micrófono es diferente a la de otras personas. Y aquellos que dicen que hay algo verbal sucediendo dentro de sus cabezas normalmente lo describirán como palabras sin sonido”.
En un nuevo estudio publicado en la revista científica Psychological Science, Nedergård y su colega Gary Lupyan, de la Universidad de Wisconsin-Madison, en Estados Unidos, decidieron investigar si esta falta de monólogo interior —que el dúo denominó anendofasia—podría afectar la forma en que las personas resuelven problemas y retienen información.
En el estudio participaron 93 adultos, la mitad de los cuales reportaron niveles bajos de habla interna. A los participantes se les asignaron cuatro tareas para completar, las cuales incluían recordar palabras en una secuencia y determinar si un conjunto de imágenes contenía palabras que rimaran.
¿LAS CONSECUENCIAS DE CARECER DE VOZ INTERIOR?
Para la primera tarea, el equipo planteó la hipótesis de que a las personas con anendofasia les resultaría más difícil recordar estas largas listas de palabras, ya que les ayuda repetirlas mentalmente.
“Y esta hipótesis resultó ser cierta”, dijo Nedergård. “Los participantes sin voz interior recordaron las palabras significativamente de peor manera. Lo mismo se aplicaba a una tarea en la que los participantes tenían que determinar si un par de imágenes contenían palabras que rimaran, por ejemplo, imágenes de un calcetín y un reloj. También en este caso es fundamental poder repetir las palabras para poder comparar sus sonidos y así determinar si riman”.
Pero además de batallar para jugar ciertos juegos de palabras, ¿tiene la anendofasia algún significado práctico o conductual para quienes la experimentan? “La respuesta corta es que simplemente no lo sabemos porque apenas comenzamos a estudiarlo”, dijo Nedergård.
“Pero hay un campo en el que sospechamos que tener una voz interior juega un papel, y es la terapia; por ejemplo, en la terapia cognitivo-conductual, que es ampliamente utilizada, es necesario identificar y cambiar patrones de pensamiento adversos, y tener un monólogo interior puede ser muy importante en tal proceso.
“Sin embargo, todavía no está claro si las diferencias en la experiencia de una voz interior están relacionadas con cómo responden las personas a los diferentes tipos de terapia”, explicó la especialista de la Universidad de Copenhague.
En ese sentido, Nedergård añadió que es necesario trabajar más para comprender plenamente las implicaciones de la anendofasia. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)