Cuando hablamos de feminismo uno de los primeros retos que se enfrentan es el desconocimiento tanto de lo que con lleva el término, así como de lo que comprende el movimiento; situación que ha dado lugar a muchas reinterpretaciones incorrectas, resultando en una consecuencia negativa desvirtuando la lucha de las mujeres que comenzó hace poco más de 200 años con el sufragio femenino y las exigencias por el reconocimiento de los derechos naturales, que hoy conocemos como derechos humanos.
El feminismo surge como un movimiento social de mujeres que busca reducir y acabar con las prácticas misóginas que se han reproducido dentro de la cultura patriarcal; que se pueden traducir en la relación violenta de desigualdad y opresión que los hombres han ejercido sobre las mujeres; a la par que reivindica el papel de estas en la sociedad.
Aunque en este punto es importante mencionar que, el feminismo no es una guerra de mujeres contra hombres como tal; sino más bien representa un contrapeso en la balanza jurídica, social, laboral, académica y familiar que históricamente se ha encontrado desfavorablemente inclinada a través de acciones u omisiones tendientes a reproducir violencia, que se ejecutan en un sistema social creado para favorecer lo masculino e invisibilizar lo femenino.
Este movimiento conlleva implícito la unidad de las mujeres a través de primero reconocerse como sujetas de derechos en lo individual, en lo colectivo y en lo social; situándolas en una relación democrática y de igualdad con los hombres por el simple hecho de ser seres humanos.
Otro desafío que enfrenta el feminismo es el lograr una reconciliación de la mujer, primero con si misma abrazando su derecho a ser imperfecta y rompiendo los cánones que la han limitado y violentado, los cuales fueron aprehendidos dentro del patriarcado atentando contra su integridad; fomentando en ella miedo y sumisión.
En segundo lugar romper con la enemistad y otredad que nos enseñaron a tener entre nosotras para hacer las paces con nuestro propio género, eligiendo hacer un nuevo pacto consciente pero selectivo desde el amor, el respeto y el reconocimiento con otras mujeres conocido como sororidad; en el que nos convertimos en aliadas para hacer un frente común de apoyo, lucha, resistencia y resiliencia, sin que este implique necesariamente una amistad.
El movimiento feminista no busca una hegemonía ideológica de pensamiento entre las mujeres que se reputan dentro de este, sino que pretende incentivar un pensamiento crítico entre quienes nos identificamos con él, facilitando así la transformación del tejido social primero entre las mujeres germinando el empoderamiento de lo femenino de la mano de la sororidad para después generar empatía con los hombres.
La paridad de género que se conoce como la garantía de participación de las mujeres en los ámbitos personal, social, laboral, económico, académico y político; es otro de los retos del feminismo, que hasta el momento solo se ha podido alcanzar a través de las llamadas cuotas de género; mismas que han servido para reclamar de manera obligatoria la misma cantidad de participantes hombres y mujeres dentro de un mismo ámbito.
Pero sin duda el reto más grande que enfrenta el feminismo es el exterminio masivo violento, simultáneo y sistemático de mujeres que hoy llamamos feminicidio, que se ha cometido y se está cometiendo por el Estado patriarcal presente en todos los países del mundo; el cual no solo está dedicado a borrar de nuestra psique la conciencia colectiva de lo femenino que este ha construido, sino que primigeniamente pretende desaparecer la memoria social e histórica relativa al legado de las mujeres en la humanidad.
La normalización de la violencia contra las mujeres ha favorecido la instauración de un régimen de terror que ha destruido la composición del tejido social dejando con pérdidas irreparables todo tipo de relaciones interpersonales que van desde familias, amistades, parejas y demás vínculos que jamás podrán volver a recomponerse.
Hoy más que nunca, las mujeres debemos tomar conciencia en el feminismo para reinventarnos con el fin de crear los medios y consensos necesarios entre géneros para construir una sociedad ética que nos permita ser libres e iguales en condiciones, oportunidades y derechos.
“Estoy convencida que el feminismo es la más grande contribución colectiva de las mujeres en la historia” Dra. Marcela Lagarte N