En una época en la cual la confianza global en los gobiernos, instituciones y empresas está disminuyendo, los avances tecnológicos, especialmente en campos como la inteligencia artificial generativa, plantean desafíos significativos para la sociedad. Como se destacó en el último Foro Económico Mundial en Davos como tema central, los líderes mundiales deben adoptar una visión estratégica para garantizar que la innovación y el desarrollo digital avancen de la mano con la construcción de la confianza.
Los datos de la Encuesta Mundial de Valores subrayan una fuerte correlación entre la confianza y el potencial de desarrollo y crecimiento. Esto es especialmente apremiante en países emergentes y en desarrollo. Durante el Foro se hizo hincapié en la creación de sociedades más seguras, prósperas y económicamente inclusivas a través de herramientas como las identidades digitales reutilizables. Estas herramientas son fundamentales para reconciliar la confianza entre empresas, gobiernos y ciudadanos.
El escenario geopolítico en el Foro estuvo en gran medida dominado por discusiones sobre el significativo ciclo electoral de 2024. Por primera vez en la historia, más de 4,000 millones de personas en 76 países, que representan 51 por ciento de la población mundial, están llamadas a votar.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, expresó preocupaciones sobre un creciente “deterioro de la fe en la política y el sistema económico”, junto con el potencial de un mundo caótico. Agravando estas preocupaciones está la amenaza de la desinformación, intensificada por la IA y otras tecnologías que podría erosionar aún más la confianza y desestabilizar democracias ya frágiles.
UNA CAPA DE TRANSPARENCIA Y CONFIANZA DIGITAL
La tecnología desempeña un papel fundamental en combatir el fraude electoral, mejorar la seguridad de los sistemas electorales y simplificar las complejidades del registro e identificación de votantes. La automatización y precisión de algunas soluciones avanzadas como la verificación de identidad digital no solo agilizan estos procesos, sino que también inyectan una capa de transparencia y confianza. Estos elementos son vitales para mantener los principios de la democracia y asegurar que la confianza permanezca en el núcleo de nuestro mundo digital.
Las discusiones del Foro Económico Mundial sobre seguridad digital y ciberdelincuencia se enfocaron en la importancia vital de fortalecer nuestras defensas a medida que nos acercamos a 2030. La rápida digitalización en diversos sectores, incluidos el financiero y el gubernamental, ha aumentado innegablemente la vulnerabilidad de nuestra infraestructura global ante amenazas cibernéticas. La inminente perspectiva de un “Armagedón digital” —un escenario donde los ataques cibernéticos coordinados paralizan infraestructuras clave e interrumpen servicios esenciales como las telecomunicaciones y los sistemas financieros— destaca la urgencia de reforzar las medidas de ciberseguridad.
En este contexto, se vuelve crucial abordar el vector más común de los ciberataques: la ingeniería social. Este método explota la psicología humana en lugar de técnicas de piratería informática, haciéndolo tanto insidioso como difícil de combatir. Los ataques de ingeniería social suelen consistir en manipular a las personas para que divulguen información confidencial, que luego puede usarse para obtener acceso no autorizado a sistemas y datos.
LA “PRUEBA DE VIDA”, UNA HERRAMIENTA CRÍTICA EN ESTA ERA
Para combatir estas amenazas sofisticadas la tecnología biométrica con “prueba de vida” emerge como una herramienta crítica en esta lucha. La prueba de vida está diseñada para diferenciar entre una persona viva y una representación falsa, como fotos, videos o deep fakes. Estas simulaciones son cada vez más sofisticadas debido al uso de la IA y representan una amenaza significativa porque pueden usarse para suplantar ilegalmente a personas de manera convincente.
Incorporar estos métodos avanzados de verificación de identidad, con una sólida detección de vitalidad, es un paso crítico para salvaguardar nuestro ecosistema digital contra la ingeniería social y otras amenazas cibernéticas. Colaborar en la formulación de nuevas regulaciones que equilibren la innovación con el uso responsable de la tecnología e integrar estas soluciones avanzadas en nuestra estrategia de ciberseguridad se convierte no solo en una opción, sino en una necesidad.
A medida que nos adentramos en esta nueva era también resulta fundamental ampliar el debate y encontrar mejores formas de promover la plena participación social en la economía, mejorar el acceso al empleo y reducir significativamente el fraude en las interacciones públicas y privadas. Esto puede conducir a una reducción de los costes empresariales y a una mayor confianza personal y digital entre empresas, gobiernos y personas.
La inteligencia artificial es tanto un peligro como un aliado potencial en esta búsqueda, que requiere un enfoque de colaboración entre desarrolladores, empresas y gobiernos, para avanzar al unísono con los esfuerzos de creación de confianza digital. Solo así podremos compartir globalmente los beneficios de la inteligencia artificial, fomentando sociedades más inclusivas, prósperas y seguras que confíen en sus autoridades y empresas.
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Ricardo Amper es fundador y presidente de Incode Technologies. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.