Así como los humanos, varios animales realizan prácticas sexuales solo por placer. En el siglo XX se creía que el sexo en el reino animal solo tenía un fin: el de la reproducción, pero diversos estudios han resuelto esta incógnita. Hoy se sabe, por ejemplo, que los marsupiales machos sacrifican su sueño durante semanas para tener más tiempo de aparearse.
Se trata del antechinus, un marsupial australiano del tamaño aproximado de un jerbo; un raro mamífero que se aparea durante una determinada estación. De acuerdo con la investigación publicada en Current Biology y retomada por la revista Nature, aproximadamente cada agosto, los antechinus machos entran en un frenesí reproductivo de tres semanas en el que mantienen relaciones con todas las hembras que puedan y luego mueren en masa.
“Es muy breve, muy intenso. Los machos viven generalmente solo un año, mientras que las hembras pueden vivir al menos un año más y producir más de una camada”, explica la zoóloga Erika Zaid de la Universidad La Trobe en Melbourne, Australia.
Para descubrir cómo los machos tienen suficiente tiempo para aparearse en su corta vida, Zaid y sus colegas atraparon 10 machos antechinus oscuros, Antechinus swainsonii, y cinco hembras. Después los mantuvieron en recintos separados para que no pudieran tener relaciones. Posteriormente, colocaron monitores de actividad en los collares de los animales y recogieron muestras de sangre para medir biomarcadores.
EL ÁCIDO OXÁLICO EN LOS MARSUPIALES MACHOS
Los investigadores encontraron que los machos cautivos se movían más y dormían menos durante la temporada de reproducción, que el resto del año. En promedio, el tiempo de sueño por día fue alrededor de un 50 por ciento menos durante su periodo reproductivo. Al final de la temporada, dos de los machos murieron con unas pocas horas de diferencia. Los otros ocho quedaron estériles.
“Los niveles de ácido oxálico de los machos cayeron drásticamente durante la temporada de reproducción. A diferencia de las hembras cautivas, las hembras salvajes también mostraron caídas, lo que sugiere que los machos las estaban despertando para hacer travesuras”, refiere el artículo.
El ácido oxálico es una sustancia química en la sangre cuyos niveles caen cuando un animal tiene poco sueño. En un inicio, Erika Zaid y colegas, habían llegado a la conclusión que la falta de sueño podría ser lo que mata al antechinus macho cada año, pero ahora argumentan que se “necesita mucha más pérdida de sueño para matar a una rata”.
“Es un verdadero signo de interrogación”, dice. En un futuro, la zoóloga de la Universidad La Trobe planea investigar la razón por la que mueren los machos. Ella sospecha que un desencadenante ambiental, como un parásito, hace correr el reloj incluso antes de que comience la temporada de apareamiento. N