Desde el Siglo XVI, algunas de las principales rutas del comercio internacional pasan por México. En otras latitudes se comprende que es necesario el esfuerzo conjunto de gobierno y empresa para aprovechar cada oportunidad y nicho de mercado, en el complejo entramado geoeconómico actual. Uno de los esquemas preferidos para lograrlo es el de Zona Económica Especial (ZEE).
Desde los tiempos de Deng Xiaoping las ZEE han tenido un enorme impacto benéfico en lo económico y social en China. Según el Banco Mundial dichos enclaves gosso modo han contribuido con el 22% del PIB, el 45% del total de la inversión extranjera directa y el 60% de las exportaciones. También crearon más de 30 millones de empleos y aumentaron los ingresos de los agricultores participantes en un 30%. De especial atención para México debiese ser el desarrollo del Puerto de Libre Comercio de Hainan. A base de políticas sagaces en materia tributaria, comercial, impositiva, financiera y de promoción del talento, China integrará para 2050 turismo, servicios modernos e industrias de alta tecnología. En 2021 Hainan ya movía 3,3 millones de contenedores.
Nada parecido se vislumbra en el horizonte del Estado de Guerrero. Nuestra Ley Federal de Zonas Económicas Especiales (LFZEE) fue promulgada el 31 de mayo de 2016 y entró en vigor el día siguiente. Dicha norma y su Reglamento establecen los criterios para determinar los puntos a ser declarados ZEE, así como los requisitos y procedimientos para su operación. Define las atribuciones y responsabilidades de las autoridades federales, estatales y municipales, así como de los sectores privado y social; en la planeación, coordinación, supervisión y evaluación de cada zona. Se propone reducir las brechas de desarrollo entre distintas regiones del país al atraer inversiones, generar empleo y promover el desarrollo sostenible en áreas económicamente rezagadas. Es decir, tiene un carácter compensatorio cuando asume el desarrollo sustentable y la protección del medio ambiente como fines subsidiarios, al tiempo de acotar el impacto ambiental de las actividades productivas.
La LFZEE busca simplificar los procesos administrativos para facilitar la apertura de nuevas empresas y la creación de empleos directos. Además, prevé inversiones públicas en infraestructura con el fin de mejorar la conectividad y las condiciones para la actividad empresarial. Acapulco demanda todo eso hoymismo. La ley fomenta la participación del sector privado en la planificación, implementación y operación transparente e incluyente de proyectos. Pero la LFZEE es ineficaz ante la aversión gubernamental al emprendimiento que hoy se juzga sospechoso e inequitativo, pero selectivamente.
Con base en el esquema de ZEE, Acapulco puede volver a la vida productiva y avanzar hacia la justicia social que siempre le ha faltado. Hace falta voluntad política para asignar al mejor “administrador integral” posible. Es decir, a la persona moral que funja como desarrollador-operador de la zona. En tal carácter ejercería las atribuciones y facultades que la LFZEE establece, orientadas a la construcción, desarrollo, administración y mantenimiento de Acapulco. Dicho administrador ofrecería respeto al emprendedor y a la propiedad privada, certeza jurídica a todos, pertinencia técnica y transparencia. Todo ello incentiva la inversión nacional y extranjera, Inversión que no llega oportunamente a Acapulco.
La crisis que encara el puerto es un asunto de seguridad multidimensional, aunque oficialmente no se reconozca. México no puede darse el lujo de perder a la población de Acapulco y municipios aledaños, a ese puerto, a ese polo de progreso, que lo fue alguna vez. Desarrollar Acapulco más allá de la resiliencia es un interés nacional de seguridad económica, entendida como la capacidad de proteger y promover los intereses mexicanos en el ámbito económico, tanto a nivel interno como externo. Ello implica promover el crecimiento sostenible, la estabilidad social, la gobernabilidad, el acceso equitativo a recursos, la competitividad, pero también la legitima influencia de México en la cuenca del Pacífico.
Manzanillo, Lázaro Cárdenas y próximamente Salina Cruz, son “puentesestratégicos” de negocios en los diez mercados integrados en el Tratado de Asociación Trans-Pacífico (TATP). Acapulco también debe serlo. Acapulco merece propuestas no promesas, pero… ¿estarán dadas las condiciones para que se administre como ZEE en el próximo sexenio? N
Mario Vignettes.
Doctor en Derecho Internacional (Cédula 4258715), analistaestratégico (EC0329 folio 3728223) y educador.