Emily cumplió nueve años el viernes pasado “en los túneles de Gaza” cuenta su padre, Thomas Hand, al lanzar un desgarrador llamamiento desde Londres para que ella regrese a casa, al ser rehén de Hamás.
Este hombre de 63 años pensó en un principio que había muerto. “Fue debido a un error de identidad”, comentó en la capital británica, durante una manifestación el domingo para pedir la liberación de las 240 personas retenidas, según las autoridades israelíes, por el movimiento islamista palestino.
Pero los resultados de ADN, de la persona que se creía que era Emily, no correspondían a la niña. “Luego tuvimos un testigo visual, que vio cómo los terroristas la llevaban en una furgoneta a Gaza” tras el ataque al kibutz Beeri, continúa su padre. A ese lugar, en Israel, este hombre nacido en Irlanda se mudó con 32 años. Y lo califica de idílico.
“En serio, era el paraíso en la tierra. Tengo la suerte de haber disfrutado del paraíso durante 30 años, hasta que fue barrido en aquel día aterrador”.
Ese ataque sin precedentes de Hamás dejó 1,200 muertos, en su mayoría civiles, el 7 de octubre, según las autoridades israelíes. Desde entonces, los bombardeos de represalia en la Franja de Gaza han dejado 13,000 muertos, según fuentes palestinas, entre ellos más de 5,500 niños y 3,500 mujeres.
Ahora “no tenemos idea de cómo será el futuro”, se lamenta Thomas Hand. “Somos refugiados en nuestro propio país, vivo en un hotel con el resto de mi kibutz”. Nadie sabe, afirma, si alguna vez regresaremos al kibutz Beeri, si estaremos lo suficientemente seguros.
“NO SÉ CUÁNTO AGUANTARÉ SIN ELLA”, DICE EL PADRE DE ESTA REHÉN DE HAMÁS
“Debo continuar avanzando hasta que me la devuelvan, es mi único objetivo en la vida”, explica Thomas Hand, que mantuvo una conversación con el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, y quiere “mantener la presión sobre los gobiernos”.
El 7 de octubre, su hija, quien hoy es rehén de Hamás, acababa de pasar la noche en casa de una amiga. “Solo había hecho eso dos veces”, ya que normalmente es ella a la que recibe al haber mucho sitio en casa de su padre, viudo desde que la madre de Emily murió debido a un cáncer, cuando la niña tenía dos años y medio.
El viernes, el noveno cumpleaños de Emily estuvo marcado por varias manifestaciones pidiendo la liberación de los rehenes, como ocurrió en Londres.
En Nueva York, el rostro de la niña se exhibió en Times Square. “Pasó su cumpleaños en los túneles de Gaza”, dice su padre, desde una tribuna en Londres, a los cientos de personas que regularmente gritan “tráiganlos a casa”.
“Solo tiene nueve años, su sitio es estar en casa con nosotros, en su habitación, en su cama”, dice con gestos de angustia.
“Emily y todos los rehenes merecen volver a casa, a los brazos de sus familias”. Frente a una multitud congelada por el frío y la emoción, su padre grita: “¡Ayúdenme a que vuelva a casa!”.
“La verdad es que no sé cuánto aguantaré sin ella. He perdido 12 kilos”, explica. “Todos vivimos una pesadilla. Pasarán generaciones para recuperarnos”, concluye entre lágrimas. La multitud, encendiendo las linternas de sus móviles, canta: “Feliz cumpleaños”. N