El atardecer anaranjado de San Miguel de Allende, Guanajuato, funge como escenario ideal para dar vuelo a la creatividad de una gran comunidad artística. Uno de ellos es Daniel Valero, un artista y diseñador originario de Saltillo y radicado en San Miguel cuyo enfoque único y apasionada dedicación a la artesanía local ha dejado una marca indeleble en la escena artística del país. Creador de Mestiz, un estudio de “diseño salvaje” que enaltece la artesanía tradicional y los procesos artísticos y culturales de distintas regiones del país, Valero ha sido honrado con la invitación para crear la ofrenda de Día de Muertos en el Rockefeller Center de Nueva York, Estados Unidos.
ORÍGENES DE MESTIZ
El viaje creativo de Mestiz comenzó en 2015 en Saltillo, Coahuila, México, como un proyecto impulsado por la pasión. Valero, arquitecto de formación, decidió retornar a su amor por la creación de muebles después de darse cuenta de que su carrera en arquitectura lo alejaba de trabajar con sus propias manos.
“En un proyecto arquitectónico están involucradas muchas personas, y al final, es más dirección de proyectos y grupos. Yo quería estar en contacto con la materia”, comparte Valero en entrevista exclusiva con Newsweek en Español.
Su regreso al mundo de la creación de muebles fue el punto de partida de un proyecto que se convertiría en Mestiz. Valero quería crear objetos con una identidad local y auténtica, lo que lo llevó a trabajar con artesanos de sarape en Saltillo, tal es el caso de los hermanos Tamayo, Rubén y Héctor. Fue aquí donde tuvo su primer contacto cercano con la artesanía, y este encuentro cambió el rumbo de su proyecto. “Mestiz nace como un proyecto textil”, explica. “Me enamoré de la cosmovisión, de la artesanía, y quise aprender más”.
LA EVOLUCIÓN
A lo largo de los años, Mestiz se ha convertido en un proyecto de colaboración en diferentes regiones de México con el objetivo de aprender y desarrollar piezas con identidad de cada lugar. Trabajan en cinco lugares diferentes, principalmente en la zona del Bajío y el norte de México, colaborando con artesanos locales en Saltillo (textiles), Dolores (cerámica), Tequisquiapan (mimbre), San Miguel de Allende (madera tallada) y Atotonilco (palma).
La metodología detrás de estas colaboraciones involucra un acercamiento inicial con los artesanos, donde se comparten ideas y se exploran las técnicas tradicionales. A partir de ahí, se desarrollan piezas únicas que reflejan la identidad de la región. Valero está comprometido con estar cerca de la producción y trabaja incansablemente entre el estudio y los talleres de los artesanos, lo que le permite tener un control creativo total sobre el proceso.
Uno de los aspectos distintivos del trabajo de Mestiz es su paleta de colores vibrantes y cálidos. Valero explica que esta elección de colores tiene raíces en el arte popular mexicano y en los pigmentos tradicionales utilizados en diversas regiones. “Por ejemplo, los pigmentos que utilizo a menudo se emplean en la producción de tortillas de colores”, indica. Esa conexión con la gastronomía local es un ejemplo de cómo Mestiz se inspira en la cultura y el entorno que lo rodea.
LA IMPORTANCIA DE LA ARTESANÍA Y LA IDENTIDAD REGIONAL
Durante la entrevista, mientras bebe una copa de vino blanco acompañada de aceitunas de la región, Valero destaca la importancia de preservar y promover la artesanía y la identidad regional en su trabajo. “Más que intentar hacer un arte mexicano o un diseño mexicano, yo intento que sea un diseño regional o un arte regional”, enfatiza.
Para el artista, la artesanía es una parte integral de la cultura de un lugar y un reflejo de su historia y diversidad geográfica. Su objetivo es crear piezas que se integren a la cultura y el entorno, más que simplemente seguir una tendencia de diseño.
En una era en la que el diseño industrial tiende a homogeneizar productos, Mestiz sigue un camino diferente. Valero está convencido de que el diseño artesanal permite una mayor personalización y una conexión más profunda con la cultura y el territorio. “Cada pieza tiene una historia porque viene de un lugar”, destaca Valero. “La materia prima también es local, ya sean fibras, lana o madera. Es una manera de acercarse al territorio de lleno”.
ALTAR MONUMENTAL EN ROCKEFELLER CENTER: UN PORTAL ENTRE DOS MUNDOS
El futuro para Daniel Valero y su diseño salvaje se presenta prometedor y lleno de proyectos emocionantes. Valero está constantemente desafiándose a sí mismo y a su equipo a explorar nuevas ideas y colaboraciones. Su próximo proyecto es un altar monumental para la Rockefeller Plaza en Nueva York —la edición pasada del altar fue creada por el artista y escultor mexicano Pedro Reyes—. El altar se realiza en colaboración con la Fundación Rockefeller y Casa Dragones, marca de tequila cuya sede es San Miguel de Allende.
El altar en cuestión es una obra de arte efímera de proporciones monumentales, con una altura de cuatro metros y una anchura de seis metros. Valero lo describe como un “portal” que conecta San Miguel de Allende con Nueva York. Representa un homenaje a la tradición del Día de Muertos en México, pero con un toque contemporáneo y mágico. Dos soles, cuyos rayos tienen forma de agave, emitirán un resplandor dorado sobre el altar. Desde estos soles emergerán criaturas y anafres que lanzan bolas de cempasúchil en lugar de fuego, en un hermoso y simbólico gesto. Las criaturas de apariencia reptiliana que nacen del altar pretenden expandirse por la plaza como una forma de mobiliario interactivo.
Lo más emocionante es que el altar no es solo una obra para contemplar, sino también una experiencia para vivir. A diferencia de las ofrendas tradicionales del Día de Muertos, este altar está diseñado para que la gente pueda interactuar con él. En la parte trasera, un muro de rayos de agave proporcionará un espacio para que los visitantes coloquen fotografías de sus seres queridos. Además, habrá una sección para dejar textos y mensajes de recuerdo.
MESTIZ COMBINA TRADICIÓN E INNOVACIÓN
Además, el equipo detrás del altar es completamente mexicano, lo que refleja el compromiso de Valero con la promoción de la artesanía y la identidad regional. Utilizarán fibras y elementos naturales en la construcción del altar, creando un contraste entre la artificialidad de Nueva York y la autenticidad rural mexicana, donde los materiales naturales, hechos a mano y las flores frescas son una parte fundamental de la tradición del Día de Muertos.
Este altar monumental es más que una obra de arte; es un homenaje a la vida y la muerte, una celebración de la cultura y la identidad, y un puente entre dos mundos. Es una prueba de la capacidad de Mestiz para combinar la tradición y la innovación en una única creación mágica que promete dejar una impresión duradera en los corazones de quienes lo visiten durante la época del Día de Muertos.
A pesar de su éxito y el crecimiento de Mestiz, Valero tiene en mente una vida más equilibrada y lenta. Quiere disfrutar de la vida, pasar tiempo con su familia y enfocarse en proyectos que le den espacio para apreciar la belleza de San Miguel de Allende y su entorno.
En última instancia, Daniel Valero es un artista y diseñador que ha abrazado la artesanía como una forma de expresión única y como un medio para celebrar la diversidad cultural y geográfica de México. Su trabajo continúa inspirando y emocionando a aquellos que tienen la suerte de cruzar su camino en este rincón mágico de San Miguel de Allende. N