En los últimos años, ha quedado en evidencia el significativo aporte económico que el mercado hispano realiza a la economía de los Estados Unidos. De acuerdo a un reporte de Bloomberg, nuestra comunidad tiene una población de 66,6 millones de personas con un poder adquisitivo equivalente a 2,6 mil millones de dólares. Nuestro aporte económico representa el quinto producto bruto interno (PIB) más grande del mundo. Es decir, si nos juntaran a todos en un sólo territorio, representaríamos la quinta economía más grande del mundo. En el año 2020, el aporte latino equivalió al 16,6% de la actividad total en finanzas, seguros y bienes raíces demostrando claramente la importancia económica de esta comunidad en suelo estadounidense.
Sin embargo, a pesar de este increíble y prometedor horizonte económico, existe un desconecte palpable entre ese poder de compra y la educación que poseemos sobre finanzas personales. Es exactamente esa incongruencia la que no nos permite crear riqueza personal a largo plazo.
La carencia de educación en finanzas personales es un problema que afecta no sólo a la comunidad hispana, sino a toda la sociedad estadounidense.
Las escuelas no brindan una educación financiera sólida, lo que resulta en una falta de conocimiento generalizado sobre cómo administrar adecuadamente el dinero, ahorrarlo e invertirlo. Específicamente, en el caso de los latinos, esto lleva a situaciones donde el poder adquisitivo se utiliza principalmente para el consumo, en lugar de ser utilizado para generar riqueza personal a diferencia de algunas otras etnias en este país.
Según un artículo del Hispanic Council, el consumo es una parte necesaria de la economía, y el gasto contribuye al crecimiento económico. Sí. No obstante, el consumo sin una base financiera sólida puede llevar a problemas como la falta de ahorro, la dependencia de crédito y la incapacidad para construir un patrimonio personal.
Los emprendedores latinos están indudablemente superando al resto de la población en la velocidad en la que están lanzando pequeñas empresas. Según la Oficina del Censo de los Estados Unidos, ahora hay más de 4 millones de negocios propiedad de hispanos en Estados Unidos, lo que representa casi el 10% de todos los negocios en el país. Pero de acuerdo a un estudio de la Universidad de Stanford, cuando los emprendedores latinos lanzan un negocio, aproximadamente el 70% del capital proviene de sus ahorros personales. Eso significa que aún no poseemos la flexibilidad bancaria para usar capital prestado como sucede usualmente con la comunidad anglosajona.
RAZONES
La migración de la mayoría de los latinos a Estados Unidos ha sido impulsada por razones socioeconómicas, lo que en la mayoría de los casos se puede traducir en una carencia de educación de calidad en sus países de origen. Muchos latinos emigran en busca de mejores oportunidades laborales y un mayor bienestar económico para ellos y sus familias. Sin embargo, esta búsqueda de mejores condiciones económicas a menudo implica dejar atrás sistemas educativos menos desarrollados y limitadas oportunidades de acceso a una educación de calidad en el ahora país de adopción. Cuando muchos llegan aquí, se encuentran con barreras sistémicas que dificultan el acceso a una educación.
Estas barreras pueden incluir desigualdades en la distribución de recursos educativos, falta de apoyo y orientación académica adecuada, así como barreras lingüísticas y culturales. Pero la realidad es que muchos ni siquiera tienen tiempo para estudiar porque necesitan dedicarse a trabajar.
Además, muchos latinos inmigrantes enfrentan desafíos adicionales debido a su estatus migratorio. Los estudiantes latinos con padres indocumentados, por ejemplo, pueden experimentar niveles más altos de pobreza, menor logro educativo y una mayor dependencia en los servicios de apoyo
Según el Informe sobre la Propiedad de Viviendas Hispanas de la Asociación Nacional de Profesionales de Bienes Raíces Hispanos (NAHREP, por sus siglas en inglés), la tasa de propiedad de viviendas entre los hispanos aumentó al 48.6% en 2022. Esto marca ocho años de crecimiento constante en la propiedad de viviendas para la comunidad latina en Estados Unidos. Ese dato es preponderante. No obstante, un informe de Bloomberg afirma que más de la mitad de los compradores de viviendas hispanos tienen al menos una maestría o un título profesional, lo cual es una cifra mayor en comparación con cualquier otro grupo demográfico. Eso significa que por lo menos en un 50% de los casos, la propiedad de un inmueble se vincula al nivel educativo.
Por consiguiente, la relación directa entre la carencia de educación y el consumismo, no es una casualidad. De hecho, este círculo vicioso también lo vemos en Latinoamérica donde la educación sobre finanzas personales es aún más precaria y las remesas enviadas por los migrantes en Estados Unidos, también en muchos de los casos, se utilizan también para el consumo trivial sin necesariamente pensar en ahorrar o mucho menos invertir. En algunas instancias, como lo he visto de primera mano en mi país de origen, El Salvador, se ha creado una dependencia a las remesas impactando el Producto Interno Bruto (PIB) en un 26.7%.
SOLUCIONES
Es fundamental que los hispanos tengan acceso a una educación financiera que les permita utilizar su poder adquisitivo de manera efectiva, creando riqueza personal y asegurando un futuro financiero estable.
Para abordar esta incongruencia educativa, es necesario implementar programas de educación financiera en las comunidades hispanas. Estos programas pueden incluir la enseñanza de conceptos básicos de administración financiera, como la importancia del ahorro, la inversión, compraventa de inmuebles y la planificación para el retiro. Además, es necesario fomentar la cultura del emprendimiento y enseñar a los jóvenes latinos sobre las oportunidades de negocio y generación de riqueza a través de la inversión y el emprendimiento.
De acuerdo a la Comisión de Asuntos Hispanos del Estados de Washington, las latinas que trabajan a tiempo completo durante todo el año cobran sólo 53 centavos por cada dólar que se le paga a los hombres blancos no hispanos. De acuerdo a un estudio de Nielsen del 2019, en el 40% de los hogares hispanos, las latinas tomaron la mayoría de las decisiones de compra del hogar.
Si se lanzara una iniciativa para educar a la mujer latina, quien ya por si se ve afectada por la brecha salarial, pudiésemos construir comunidades más inteligentes desde el punto de vista económico.
Estas iniciativas son un paso en la dirección correcta, pero se requiere un esfuerzo conjunto de las instituciones educativas, el gobierno, las organizaciones comunitarias y nuestros medios de comunicación para lograr un cambio significativo. Por ejemplo, justo antes de las elecciones presidenciales, observamos un despliegue de nuestras organizaciones, los medios de comunicación en español, gobiernos locales, nuestros líderes y partidos políticos para educar a los latinos sobre la importancia del voto. Efectivamente, ese esfuerzo es necesario. Sin embargo, ¿qué pasaría si se hiciera lo mismo con respecto a empoderar a nuestra comunidad sobre el tema de las finanzas personales de la misma manera?.
Es importante destacar que la falta de educación financiera no solo afecta la capacidad de los latinos para generar riqueza personal, sino que también tiene un impacto en la economía en conjunto.
Si los latinos pueden acceder a una educación financiera sólida y utilizar su poder adquisitivo de manera efectiva, esto no sólo les beneficiará a nivel individual, sino que también fortalecerá la economía estadounidense en general.
El mercado hispano en Estados Unidos realiza un importante aporte económico a la economía del país. Sin embargo, la falta de educación en finanzas personales limita la capacidad individual de crear riqueza. N
*Mónica Taher es x Directora de Tecnología e Innovación de Negocios en InvestSV en el gobierno de El Salvador.
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