“¡Es increíble!”, exclamó Rebekah Abern al surfear por primera vez las olas de California junto a una instructora poco habitual: Chupacabrah, una cabra negra que la acompaña al firme en el mar.
Chupacabrah, de un año de edad, cumplió un rol fundamental en la incursión marítima de Abern: le enseñó que a pesar de los altos y bajos del mar, hay que relajarse para mantener el equilibrio.
“Ella sabía posicionarse, es obvio que tiene práctica”, dijo a la AFP Abern en Pismo Beach, un balneario a unos 285 kilómetros de Los Ángeles. “Se nota que la estaba pasando bien”. La idea de incorporar cabras a la práctica del surf fue de Dana McGregor, un instructor californiano de 44 años.
“Tienen un equilibrio increíble. Tienen unas pezuñas que les permiten agarrarse a la tabla”, dijo McGregor.
Abern no podía estar más emocionada: “¿Surfear con cabras? ¡Es una locura!”, dijo a carcajadas junto a su amiga Elizabeth French, quien también se lanzó al mar junto a la calmada Chupacabrah.
EN CALIFORNIA, LA IDEA DE SURFEAR CON CABRAS COMENZÓ EN 2011
La relación de McGregor con estos cuadrúpedos comenzó en 2011 cuando compró una cabra para que se comiera las malas hierbas que invadían la casa de su madre. El destino del animal era la parrilla, pero el surfista se encariñó y lo adoptó como mascota.
En uno de sus cumpleaños, McGregor tuvo la idea de llevar a Goatee a surfear, y para su sorpresa, la cabra dominó su primera ola sin inconvenientes.
“Me sentí como el cielo en la tierra, como si hubiese pasado algo sobrenatural. Pensé ‘vaya, este animal jamás habría tenido la oportunidad de surfear'”.
Goatee falleció algún tiempo atrás, pero el vínculo emocional con la especie se mantuvo, y el surfista adoptó otras cabras con quienes ha compartido un sinfín de aventuras acuáticas. Los animales son protagonistas en sus redes sociales, así como en los dos libros infantiles que escribió, además de ser habituales en sus clases de surf.
“Mi vocación es darle alegría a la gente, y lo hago con las cabras y el surf”.
En Pismo Beach, ciudad costera de unos 8,000 habitantes, McGregor se convirtió en una especie de celebridad local a quien todos llaman “Goat-father”, un juego de palabras en inglés que se traduce en el padrino de las cabras. A este hombre rubio de ojos claros se lo ve acompañado de sus cabras en la playa, en el supermercado y a donde quiera que va.
“TE RELAJA, LO VUELVE TODO MÁS NATURAL”
La placa de su auto —que tiene una pequeña cabrita en el capó— también forma otro juego de palabras que combina los animales y el deporte. Pero más allá del estilo de vida, estos animales son útiles en sus lecciones, insiste el instructor. “La gente encuentra inspiración. Piensan que si una cabra lo puede hacer, ellos también”, dijo McGregor.
“Te relaja, lo vuelve todo más natural al momento de surfear en California. Cuando estás comenzando, pones mucha atención a detalles como la posición de los pies o a si lo estás haciendo bien. Pero cuando la cabra está ahí, con su confianza y tranquilidad, piensas ‘ok, me voy a dejar llevar”, afirmó Abern, de 41 años, desde su perspectiva de alumna.
McGregor cree que este animal tiene aún más potencial en el mar. En una ocasión agarró una ola de más de dos metros junto a una de sus cabras, pero Pismo —como se llama el orgulloso rumiante— lo tiró de la tabla para dominar la cresta solito. Desde entonces McGregor sueña con cruzar un túnel de olas junto a alguno de sus compañeros de cuatro patas: “Sería épico”. N
(Con información de AFP)