Un nuevo estudio apunta a que los cambios de clima en el planeta volvieron más frecuentes el sexo entre neandertales y denisovanos. A cargo de investigadores de la Universidad Nacional de Pusan, Corea del Sur, y publicado el 10 de agosto de 2023 en la revista Science, un estudio nuevo halló que el clima de los últimos 400,000 años fue un factor determinante para el intercambio sexual entre las dos subespecies humanas extintas.
De hecho, un fósil humano de 90,000 años de antigüedad (cuyo ADN demuestra que el padre fue denisovano y la madre, neandertal) sugiere que el cruzamiento entre especies fue mucho más común de lo que se pensaba.
Los denisovanos (homininos de Denísova) son una subespecie humana extinta que vivió hace 500,000 a 30,000 años. En tanto, los neandertales (otra subespecie extinta) se establecieron en Eurasia hace unos 40,000 años.
Si bien ambos grupos solían ocupar hábitats distintos (los denisovanos favorecían los ambientes fríos, mientras que los neandertales preferían temperaturas más cálidas), los cambios en la órbita terrestre modificaron tanto la distribución de la vegetación como de las condiciones medioambientales.
Esos cambios de clima ocasionaron una superposición de los patrones migratorios de las dos subespecies, lo que, consiguientemente, aumentó sus probabilidades de coexistencia, sexo y reproducción.
La órbita terrestre alrededor del sol determina no solo las fluctuaciones estacionales, sino también el clima a largo plazo. Y así, por ejemplo, cuando nuestro planeta sigue una trayectoria que lo aproxima más al sol, experimentamos climas más cálidos.
NEANDERTALES Y DENISOVANOS TUVIERON INTERCAMBIOS SEXUALES
Según informa la NASA, el científico serbio Milutin Milankovic opinaba que los cambios periódicos en la posición de la Tierra respecto del sol determinaban las fluctuaciones climáticas a largo plazo. Y esos cambios fueron la causa de los periodos glaciales: ciclos extremadamente fríos desencadenados por la caída en las temperaturas del planeta.
Desde hace mucho, la comunidad científica sabe que neandertales y denisovanos mantuvieron intercambios sexuales. Sin embargo, nadie —hasta ahora— había precisado la época, el lugar ni la frecuencia de esos contactos.
A fin de expandir la información, los investigadores surcoreanos analizaron evidencias paleoantropológicas, datos genéticos y simulaciones del clima antiguo generadas en supercomputadoras para averiguar si este último tuvo algún impacto.
Según detalla el estudio, el equipo halló que los climas interglaciares, así como el desplazamiento de la vegetación en ciertos hábitats, crearon oportunidades adicionales para que las dos subespecies se encontraran.
“No había sido posible precisar en qué momento y lugar de su historia compartida ocurrió el cruzamiento entre neandertales y denisovanos, y tampoco la frecuencia de estos intercambios”, informó en un comunicado el Dr. Jiaoyang Ruan, investigador postdoctoral en el Centro IBS de Física Climática de la Universidad Nacional de Pusan, Corea del Sur.
“Por ello, intentamos esclarecer el potencial de la mezcla neandertal-denisovana con base en modelos de distribución que combinaban abundantes datos fósiles, arqueológicos y genéticos con simulaciones transitorias del Modelo Acoplado de Circulación General para los biomas y el clima global”, añadió.
CAMBIOS DE CLIMA DESEMPEÑARON PAPEL CRÍTICO EN EL SEXO
Gracias a dichos modelos, los investigadores pudieron identificar varios “puntos calientes” donde el cruzamiento entre especies debió ser más frecuente, ya que —en su opinión— es muy probable que, en algún momento, las dos subespecies hayan convivido en la región central de Eurasia, el Cáucaso, y las montañas de Tian Shan y Changbai.
Por último, los científicos determinaron que era altamente probable que ambas especies coexistieran y se reprodujeran en el macizo de Altái (actual Siberia, Rusia) a lo largo de tres periodos específicos: el primero ocurrido hace 340,000 a 290,000 años; el segundo, hace unos 240,000 a 190,000 años; y el tercero, hace alrededor de 130,000 a 80,000 años.
“Los marcados cambios zonales que el clima ocasionó en la región de superposición denisovana-neandertal de Eurasia central —los cuales pueden atribuirse tanto a una respuesta del clima y la vegetación tras las variaciones de CO2 precedentes como al volumen del manto de hielo en el hemisferio norte— influyeron en la época y en la intensidad de los incidentes de cruzamiento potenciales”, puntualizó el comunicado de prensa del Dr. Axel Timmermann, director del Centro IBS de Física Climática de la Universidad de Pusan, y autor principal del estudio.
Los humanos modernos somos portadores de una pequeña fracción del ADN de neandertales y denisovanos. El estudio aquí descrito apunta a que los cambios de clima bien pudieron desempeñar un papel crítico en el sexo e intercambio genético de las dos subespecies. Y este intercambio dejó una impronta perdurable en el genoma humano contemporáneo. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)