El inmenso abismo entre Hawai y México alberga miles de especies aún desconocidas pero más numerosas y sofisticadas de lo previsto, según nuevos estudios que alertan sobre su fragilidad frente a los proyectos de extracción minera de los grandes fondos marinos.
Las compañías mineras se interesan en particular en la inmensa planicie en los abismos de la zona de Clarion-Clipperton (CCZ), por su riqueza en “nódulos”, concentraciones en el fondo oceánico que contienen minerales cruciales para las baterías y otras tecnologías de la transición energética.
LA EXTRACCIÓN MINERA IMPULSÓ A LOS CIENTÍFICOS
Esas profundidades sin luz, a más de 3,000 metros, eran antes consideradas como un verdadero desierto submarino, pero el interés creciente por la explotación minera llevó a los científicos a explorar la biodiversidad, especialmente en los últimos diez años gracias a las expediciones financiadas por empresas privadas. Y mientras más buscan los científicos, más descubren: un pepino de mar llamado “la ardilla gelatinosa”, un camarón de largas patas peludas, muchos pequeños gusanos, crustáceos y moluscos.
Estos descubrimientos alimentan preocupaciones frente a los proyectos industriales. El viernes 28 de julio, la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (AIFM) adoptó una agenda que busca la adopción en 2025 de reglas que encuadren la extracción minera submarina, ante la conmoción de las ONG, que reclaman una moratoria.
EL DESCUBRIMIENTO DE COMUNIDADES COMPLEJAS
La AIFM, con sede en Jamaica, es una organización internacional autónoma establecida en virtud de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982 (UNCLOS). Las planicies de los abismos cubren más de la mitad de planeta, pero permanecen aun ampliamente inexplorados por la humanidad. Son la “última frontera”, según el biólogo Erik Simon-Lledo, quien realizó una investigación publicada el lunes en la revista Nature Ecology and Evolution.
Este estudio cartografió la repartición de los animales en la CCZ y reveló comunidades más complejas de lo imaginado. “En cada inmersión, hacemos un descubrimiento”, dice Erik Simon-Lledo, del Centro oceanográfico nacional de Gran Bretaña. Para los defensores del medio ambiente, esta biodiversidad es el verdadero tesoro de los grandes fondos marinos, amenazados por la enorme capa de sedimentos milenarios que la explotación minera tendrá que levantar.
LA REGLAMENTACIÓN SOBRE EXTRACCIÓN MINERA
Los nódulos mismos son un hábitat único para criaturas fuera de lo común. La fauna única de la CCZ se explica por su edad y su excepcional inmensidad. La región es “increíblemente vasta”, subraya Adrian Glover, del Museo de Historia Natural de Gran Bretaña, co-autor del estudio de Erik Simon-Lledo y también del primer inventario de especies de la región publicado en mayo en Current Biology.
Según este inventario, mas del 90 por ciento de las 5,000 especies registradas son nuevas. Su diversidad es ahora ligeramente superior a la del Océano Índico, afirma Glover. Y hay que explorar muy lejos para hallar dos veces la misma criatura.
Gracias a vehículos submarinos autónomos recientes, los científicos constataron que los corales ofiuras, animales cercanos a las estrellas de mar, son comunes en las regiones del este de la CCZ, pero están casi ausentes en las más profundas, donde se encuentran más pepinos de mar, esponjas y anémonas de cuerpo blando. Cualquier reglamentación futura de la explotación minera debería tener en cuenta esta repartición “más compleja de lo que pensábamos”, según Erik Simon-Lledo. N