El comercio electrónico fue un recurso importante durante la pandemia como resultado del aislamiento obligatorio. Ante la nula oportunidad de salir y hacer compras o actividades recreativas, los pedidos en línea fueron la solución.
Sin embargo, con las ventas también aumentó el uso de embalajes plásticos para la protección de los productos u objetos que las personas compran a través de plataformas digitales como Amazon y Mercado Libre. En mayo de 2021, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo presentó cifras sobre el desarrollo del comercio electrónico mundial, el cual alcanzó poco más de 27 billones de dólares luego de que el covid-19 impulsara las ventas en línea.
Ante las restricciones a la circulación que cada país implementó, el comercio electrónico tuvo un auge importante al pasar del 16 al 19 por ciento en ventas minoristas, según cifras del informe “Estimaciones del comercio electrónico global 2019 y evaluación preliminar del impacto de covid-19 en las ventas al por menor en línea 2020”. Este informe arroja que las ventas minoristas crecieron notablemente en diversos países, siendo Corea del Sur la nación que registró el porcentaje más alto en 2020.
En 2020, Alibaba, JD.com y Pinduoduo, de China, y Amazon, con sede en Estados Unidos, fueron parte de las 13 principales empresas de comercio electrónico en el rubro de “empresa a consumidor” (business-to-consumer, B2C, por sus siglas en inglés) por volumen de negocio.
PLÁSTICOS INNECESARIOS DEL COMERCIO ELECTRÓNICO
Bolsas, almohadillas de aire, burbujas, envoltorios y más son parte de los plásticos innecesarios que esta industria en crecimiento emplea en la entrega de sus productos. Oceana, una organización con sede en México dedicada a la protección de los océanos en el mundo, solicitó a la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, regular a las empresas de comercio electrónico para que dejen de contaminar la capital del país con el plástico de sus envíos.
Nick Leopold, quien dirige la campaña “Océanos sin plásticos” de Oceana México, señala que el constante crecimiento del comercio electrónico ha llevado a que empaques y embalajes de plástico de un solo uso se utilicen indiscriminadamente, es decir, sin regulación.
En el informe “Plástico y comercio electrónico, una crisis que la CDMX puede resolver”, Oceana menciona el esfuerzo de las entidades mexicanas que han buscado frenar el uso de plásticos innecesarios. Solo 29 estados se han interesado por regular la problemática, entre ellos, la Ciudad de México, que en 2019 aprobó la prohibición de la comercialización, distribución y entrega de bolsas, cubiertos, palitos mezcladores, platos, popotes, bastoncillos para hisopos, aplicadores de tampones y vasos de plástico.
“Ya es un problema, y si no lo atendemos ahorita se va a convertir en algo enorme que, después, no será fácil solucionar. Recordemos que cuando los plásticos se convierten en microplásticos es prácticamente imposible tener soluciones para removerlos del medioambiente.
“Se estima que cada semana respiramos 5 gramos en promedio de microplásticos, el equivalente al peso de una tarjeta de crédito. Si estos plásticos no los regulamos ahora se volverán un problema mayor: son millones de kilogramos de basura que no se puede limpiar”, advierte Nick Leopold en entrevista con Newsweek en Español.
DE DÓNDE VIENE LA CONTAMINACIÓN PLÁSTICA
En La Paz, Baja California Sur, Ponguinguiola, organización dedicada a inspirar, habilitar y catalizar la transición hacia economías circulares, concentró una definición única sobre la contaminación plástica. La define como la acumulación de productos plásticos sintéticos en el medioambiente hasta el punto de crear problemas para la vida silvestre y sus hábitos, así como a las poblaciones humanas.
En la búsqueda de soluciones al uso desmedido de plásticos de un solo uso, Ponguinguila logró unificar el movimiento social #Desplastifícate junto con 35 organizaciones de la sociedad civil, entidades gubernamentales y comercios comprometidos con el medioambiente en Baja California Sur.
Cifras de la ONU sobre el medioambiente señalan que la contaminación por plástico pasó de 2 millones de toneladas en 1950 a 348 millones en 2017, convirtiéndose en una industria global valorada en 522,600 millones de dólares, según datos del Programa de Medio Ambiente. Se espera que de aquí a 2040 se duplique esa cantidad.
Además, advierte que cada año a los océanos arriban hasta 11 millones de toneladas de residuos plásticos, por lo que más de 800 especies marinas y costeras se ven afectadas por contaminación plástica a causa de ingestión, enredo y otros peligros. La economía circular ayudaría a reducir estas problemáticas.
#ENVÍOSSINPLÁSTICO Y HUERTO ROMA VERDE
El informe “Plástico y comercio electrónico. Una crisis que la CDMX puede resolver” señala que, en México, el comercio electrónico generó 10 millones de kilogramos de basura plástica por los empaques de sus envíos en 2021. Tan solo en 2020, Amazon generó suficiente basura plástica con almohadillas de aire en su empaquetado como para dar la vuelta al mundo más de 600 veces.
Un ejemplo mundial en la regulación de plásticos innecesarios es India, país que en 2019 anunció que prohibiría plásticos innecesarios como los del empaque de comercio electrónico por ser altamente contaminantes.
Amazon se comprometió con ese país a eliminar los plásticos de un solo uso de su cadena de suministro para junio de 2020. Independientemente de ello, en junio de 2021 —un año después— India aprobó una ley que prohíbe a Amazon utilizar plásticos innecesarios. Su entrada en vigor fue el 1 de julio de 2022.
Si bien la producción de plásticos de un solo uso comenzó en 1950, desde esa década anualmente su producción ha aumentado de 1.8 millones de toneladas a 465 millones de toneladas en 2018, según el informe de Oceana.
Para avanzar en una iniciativa que regule el uso de plásticos incensarios, como las almohadillas de aire, las burbujas y bolsas en el embalaje y empaquetado, Oceana lanza la campaña #EnvíosSinPlástico e invita a la ciudadanía a llevar estos residuos a Huerto Roma Verde, ubicado en la colonia Roma, en la Ciudad de México, para juntarlos y devolverlos a las compañías y así dimensionar el volumen de plástico contaminante.
UN HUERTO DE LA COMUNIDAD
De acuerdo con Francisco Ayala, director de Huerto Roma Verde, esta alianza refrenda el trabajo comunitario que desde hace una década se promueve en este espacio, donde con talleres y un centro de acopio se incluye a la sociedad en la necesidad de recuperar y reciclar los residuos valorizables que las personas consumen.
“El Huerto Roma Verde ha trabajado desde hace muchos años el tema de residuos. Aquí se firmó la Alianza México sin Plásticos, hemos estado muy atentos en ese tema. Desde hace mucho tiempo trabajamos con la comunidad”, señala Francisco Ayala en entrevista con este medio.
“Imagina el impacto que ha sido al medioambiente que te llenan de cajas, cajitas, plásticos, burbujas, unicel. Es una locura. El problema está en que, mientras la gente siga con esta adicción al consumo de un montón de bienes innecesarios —que a lo mejor pueden estar muy fancies o trendies—, esta avidez de tener cosas que al rato no vas a usar acaba en un ciclo de basura. Tenemos que cambiar nuestra visión de consumo”, advierte.
Para ser parte de la campaña #EnvíosSinPlástico, Oceana invita a la población a sumarse a esta exigencia firmando la petición desde el sitio web de la organización y llevando sus almohadillas a Huerto Roma Verde.
UN PACTO POR LA TIERRA
El Huerto Roma Verde capta mensualmente hasta 40 toneladas de residuos orgánicos y sólidos reciclables valorizables. Piero Barandiarán, director de proyectos en la organización, dice que ya están en marcha proyectos para desarrollarse en otras comunidades como Xochimilco, en Ciudad de México; Xochitepec, Morelos; Valle de Bravo, Estado de México, y en Oaxaca capital.
En noviembre celebrarán un “Pacto por la Tierra” con cinco llamados a la acción: reciclar, compostar, agroforestar, consumo local y hacer comunidad. N