La situación actual de escasez de agua potable para actividades humanas está poniendo en riesgo el bienestar, salud y subsistencia de numerosas poblaciones del mundo. Recientemente, el norte de México vivió un episodio de sequía de gran magnitud que acaparó temporalmente la atención de los medios y la sociedad de todo el país.
Entre junio y agosto del presente año, la población de Nuevo León, particularmente en la zona metropolitana de Monterrey, vivió una de las sequías más severas de los últimos 30 años, que puso de manifiesto la problemática del abastecimiento de agua en regiones afectadas por la sequía y la sobreexplotación de este recurso.
Durante varias semanas, los medios ofrecieron al público impactantes imágenes de los efectos de la sequía, como la presa La Boca, uno de los atractivos turísticos de la zona, convertida en un paisaje desértico y agrietado. Asimismo, se informaba sobre largas filas de personas que trataban de abastecerse de agua contratando una pipa o directamente con cubetas.
Incluso, en el peor momento de la sequía, las escenas de anaqueles vacíos debido a la alta demanda de agua embotellada —a pesar del límite de unidades adquiridas por persona y del abuso en el incremento de precios— preocupaba a la población en general sobre la gravedad de la situación, que no presentaba signos de mejora, a pesar de las medidas tomadas por el gobierno local.
LA GRAVEDAD DE LA SITUACIÓN
Afortunadamente, hacia finales de agosto llegaron las esperadas lluvias, que provocaron algunos encharcamientos graves e incluso inundaciones en distintas zonas del estado, aunque permitieron el reabastecimiento de las presas y la continuidad del suministro de agua potable para la población.
Ya pasada la emergencia, pareciera que todo hubiera vuelto a la normalidad y que este fue un episodio aislado. No obstante, es importante entender la complejidad y gravedad de la situación que vive esta región y gran parte del país y, más aún, emprender acciones para reducir su impacto en la población, particularmente en los sectores más vulnerables.
El estado de Nuevo León forma parte del 80 por ciento del territorio mexicano que enfrenta algún grado de sequía crónica. Esto significa que, por su ubicación geográfica y situación climática, las sequías seguirán afectando a estas zonas y poniendo en peligro a la población y las actividades humanas que requieren de un suministro constante y de calidad de agua, como la agricultura y la ganadería.
Esta situación se está viendo agravada por el cambio climático derivado del calentamiento global, que está alterando los patrones de lluvias y haciendo que el agua sea un recurso cada vez más escaso.
A pesar de ello, según las estimaciones de la ONU, México ocupa el quinto lugar entre los países que más agua consumen en el mundo, con un promedio de 366 litros diarios por persona. De acuerdo con el Consejo Consultivo del Agua, los usos que más agua consumen son la agricultura y ganadería (76 por ciento), el uso doméstico (14), la industria (5) y la generación de energía eléctrica (5 por ciento).
SEQUÍA DEBIDO A LA SOBREEXPLOTACIÓN
El territorio mexicano presenta un elevado estrés hídrico debido a la sobreexplotación y desperdicio del agua, los malos hábitos en su uso, el deterioro de las infraestructuras y la contaminación de presas y cuerpos de agua. De acuerdo con el instituto de recursos mundiales (WRI), México se encuentra entre los 25 países en los que más se acentúa esta problemática, y para 2050 será uno de los diez primeros países.
De no implementarse acciones a nivel personal, colectivo y gubernamental, durante las siguientes décadas se agravará la situación derivada del cambio climático y el estrés hídrico, dando lugar a periodos de sequía cada vez más largos y frecuentes, así como a fenómenos meteorológicos extremos como huracanes e inundaciones cada vez más frecuentes y de consecuencias más graves, lo que traerá a enfermedades, pérdida de cosechas, hambrunas, desplazamientos de población y conflictos sociales.
Para revertir esta situación debemos actuar desde todos los ámbitos. Por ejemplo, llevar a cabo acciones individuales como identificar nuestros hábitos de consumo, disminuir el consumo de carne, limitar el tiempo de las duchas, regar las plantas por la noche, reparar las fugas en casa y reportar aquellas que detectemos en la vía pública. Asimismo, concienciar a nuestra familia, compañeros de escuela y de trabajo sobre la importancia del cuidado del agua.
“TIC TAC, EL CAMBIO CLIMÁTICO ES AHORA”
Sin embargo, las medidas individuales deben acompañarse además con actuaciones a nivel político y administrativo. Por ejemplo, el mejoramiento de la infraestructura para garantizar el abastecimiento de agua para todas las personas, la implementación de políticas públicas y la regulación de consumo para la industria. También, fortalecer programas de saneamiento y tratamiento de aguas residuales, el desarrollo de sistemas para captación y almacenamiento de agua de lluvia, así como fomentar la cultura de la reutilización del agua en la población.
El acceso al agua es un derecho indispensable para una vida digna que permite alcanzar condiciones de paz. Está recogido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En su compromiso por generar reflexión y cambio social para lograr condiciones de dignidad y paz para todas las personas, el Museo Memoria y Tolerancia hace un llamado a la acción a través de su exhibición “TIC TAC, el cambio climático es ahora”, en la que visitantes de todas las edades podrán conocer qué es el calentamiento global y cuáles son las consecuencias del cambio climático, así como conocer las soluciones a nuestro alcance para contrarrestar sus consecuencias. N
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Fabián Emmanuel colabora en el departamento de Acción Social del Museo Memoria y Tolerancia. Estudia sociología en la UAM, centrándose en la investigación sobre sociología urbana y rural. Carlos Esparza es licenciado en psicología por la UNAM. Es subcoordinador de Acción Social en el Museo Memoria y Tolerancia, donde investiga y desarrolla contenidos sobre discriminación, derechos humanos e inclusión social. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad exclusiva de los autores.