Según informes de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), el reciente brote de viruela símica —infección viral comúnmente observada en las regiones oriental y occidental de África— ha ocasionado más de 2,100 casos en países no endémicos de todo el mundo.
Y, al parecer, las secuelas más perdurables del padecimiento son consecuencia de las lesiones cutáneas.
Aun cuando la enfermedad en sí se considera relativamente benigna, y remite espontáneamente en unas cuantas semanas, la infección puede tener consecuencias más graves para individuos inmunodeprimidos, niños y mujeres gestantes.
Los síntomas de la viruela del mono incluyen fiebre, dolores de cabeza (cefalea), dolores musculares y de espalda (mialgia y lumbalgia), escalofríos y fatiga. No obstante, el signo más característico es una erupción cutánea parecida a la que ocasiona la viruela.
Esas lesiones suelen aparecer entre uno y tres días después de iniciar la fiebre y suelen diseminarse de la cara hacia el resto del cuerpo, para luego evolucionar en costras que se desprenden al cabo de unas dos semanas.
NPR, el servicio de radiodifusión pública de Estados Unidos, enfatiza que, a diferencia de otras enfermedades exantemáticas (como la varicela), no todos los individuos infectados con el virus de la viruela símica desarrollan lesiones por todo el cuerpo.
UNA O DOS PÚSTULAS
De hecho, a veces los pacientes solo presentan una o dos pústulas pequeñas que pueden confundirse con las lesiones que acompañan a ciertas enfermedades de transmisión sexual, como el herpes y la sífilis.
En un comentario para NPR, el Dr. Donald Vinh, profesor asociado del Departamento de Medicina en la Universidad McGill y experto en enfermedades infecciosas, informó: “[Un colega] obtuvo muestras de la pústula de un paciente para confirmar el diagnóstico, y dijo que la lesión cutánea era muy sutil. En nada parecida a las imágenes de viruela símica que encuentras en Google”.
Por su parte, la Dra. Andrea McCollum, epidemióloga que dirige el equipo poxvirus de los CDC, agregó que las pústulas de la viruela del mono no provocan prurito (comezón) como sucede con la varicela, sino que más bien se trata de lesiones muy dolorosas.
“Sin importar la región del cuerpo donde se presenten, todos los pacientes afirman que las lesiones son muy dolorosas”, agregó la científica. “En el caso de la viruela del mono, el prurito se presenta solo hasta que inicia la etapa de curación. Es decir, cuando se forman las costras y la piel empieza a regenerarse”.
HIPERPIGMENTACIÓN Y CICATRICES
Las lesiones de viruela símica también pueden ocasionar hiperpigmentación, así como cicatrices. Los individuos de piel oscura suelen presentar áreas más claras donde estuvieron las lesiones.
Sin embargo, las pústulas también pueden dar origen a cicatrices queloides. Es decir, cicatrices abultadas y grandes, brillosas, sin vello, duras y elásticas, de color rojizo o violáceo y que después se vuelven pardas o incluso pálidas.
Al respecto, el Dr. Paul Hunter, epidemiólogo y profesor de medicina en la Universidad de East Anglia, Reino Unido, escribió en el portal de Open Access Government: “La cicatrización no se debe a [las lesiones de] la viruela del mono en sí. En mi opinión, lo que sucede es que, cuando las pústulas empiezan a supurar y abrirse, se vuelven vulnerables a infecciones bacterianas que causan cicatrices”.
Es posible tratar las cicatrices queloides con inyecciones de esteroides, aplicando cintas impregnadas con esteroides o láminas de gel con silicona. También existe el recurso de congelarlas con nitrógeno líquido, aunque esto solo está indicado en cicatrices queloides de reciente formación. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek).