En el aniversario número 50 de la fundación de la icónica banda, sus miembros, Brian May y Roger Taylor, hablan de la suerte, su legado y de Freddie Mercury.
EL GUITARRISTA Brian May todavía recuerda el momento en que cayó en cuenta por primera vez de que su banda la estaba armando. Sucedió en 1973, cuando Queen tocó en el Colegio Imperial de Londres, donde él había estudiado y había estado en el comité de entretenimiento de la escuela.
“Contratamos a Jimi Hendrix para que tocara en la Gran Sala por 1,000 libras”, dice. “Y luego llegó el día en que tocamos en esa sala. No creo que nos hayan pagado tanto como 1,000 libras, pero era nuestra tocada, estaba llena, y seguimos adelante. Y por primera vez el público se sabía todas las canciones. Esa fue una gran emoción, una ráfaga asombrosa de energía y creencia”.
Cincuenta años después de que se juntó la alineación original de Queen con May, el baterista Roger Taylor, el bajista John Deacon y el cantante Freddie Mercury, la popularidad de la banda británica no ha disminuido.
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Sus himnos roqueros de las décadas de 1970 y 1980 no solo se tocan todavía en la radio, sino que también han aparecido en comerciales de televisión y eventos deportivos. Tres décadas después de la muerte de Mercury, Queen todavía atrae a públicos nuevos, animados por la exitosa película biográfica de 2018 Bohemian Rhapsody: la historia de Freddie Mercury.
A lo largo de este año, los miembros de Queen han celebrado su aniversario de oro con cierta cantidad de campañas, incluida una serie semanal en 50 partes en YouTube seleccionando momentos notables de su historia; la reedición de su primer álbum de Grandes Éxitos, que es el disco más vendido de todos los tiempos en el Reino Unido, y una tienda temporal que abrió en septiembre en Londres.
El próximo año, la banda (menos el bajista Deacon, quien se retiró de la música en 1997) hará una gira por Europa con el cantante estadounidense Adam Lambert. “Nos asombra continuamente que todavía tengamos una poca de relevancia y la gente parezca disfrutar tanto de nuestra música”, comenta Taylor, de 72 años. “Es una sensación maravillosa. ¿Quién lo habría pensado? Nadie esperaba que durara tanto tiempo”.
“Muy a menudo pienso: ‘Mi Dios, ¿eso realmente sucedió?’”, dice por su parte May, de 74 años. “Fue un sueño compartido por cuatro chicos precoces que no tenían razones para ser tan optimistas. Pero teníamos el sueño. Curiosa y milagrosamente, se hizo realidad, y se hizo realidad aun más de lo que podíamos haber imaginado”.
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Los miembros de la alineación original eran en verdad más que la suma de sus partes en lo tocante a su marca de un rock duro con una producción complicada que incorporaba pop, metal, punk, funk y disco: el sonido deslumbrante de May y su guitarra Red Special; las líneas de bajo melódicas y llenas de alma de Deacon, y el sonido poderoso de los tambores de Taylor. Sin mencionar al vistoso y carismático Mercury y su extraordinario rango vocal.
Taylor comenta: “Todos esos componentes eran muy diferentes. Pero todos contribuimos muchísimo. Así que en verdad fue una maravillosa reacción química”.
May y Taylor, quienes se conocieron por primera vez cuando eran estudiantes universitarios y estuvieron en un grupo llamado Smile, formaron Queen en 1970 con Mercury, un cantante prometedor.
¿FREDDY PUEDE CANTAR?
“Nos encantó Freddie desde el principio”, recuerda May. “Él tenía una personalidad muy entusiasta y estaba muy lleno de confianza. Nosotros pensamos: ‘Da un buen espectáculo. Pero ¿puede cantar?’. En los primeros días se lanzaba por todas partes y daba el 100 por ciento, pero la voz no se había desarrollado. El instrumento estaba allí, pero él no había aprendido ese control increíble, lo que le convirtió en el gran dios Freddie Mercury. Así que no sabíamos. Solo pensamos: ‘Bueno, deberíamos darle una oportunidad a esto. Freddie parece estar dispuesto. ¿Por qué no lo intentamos?’”.
“No sabíamos que allí estaba oculto este increíble compositor con esta increíble sensibilidad musical”, expresa Taylor. “Era un encanto estar cerca de él, era la fuerza motora de la banda en los primeros días”.
Después de que Deacon completó la alineación de la banda, a principios de 1971, Queen fue contratada por EMI Records. Una combinación de abrirle a Mott the Hopple y un sencillo exitoso, “Killer Queen”, en 1974 resultó ser el parteaguas.
“Pudimos ver que estábamos formando una base de admiradores”, dice Taylor. “Teníamos mucha arrogancia en el escenario. Definitivamente había estilo allí. Pero, en realidad, cuando estábamos haciendo el segundo y tercer disco, pensamos: ‘Tenemos un alcance considerable y podemos hacer cosas en verdad buenas’”.
Queen logró el superestrellato con su exitoso álbum de 1975, A Night at the Opera, y su sencillo “Bohemian Rhapsody”. Escrita por Mercury y acompañada por un novedoso video musical, la canción de casi seis minutos en la que el rock se fusionó con la ópera pasó nueve semanas en el número uno de las listas británicas.
“Pensamos: ‘Esto es grandioso’”, recuerda May de aquel momento cuando Mercury le presentó su canción a la banda. “Y todos pusimos nuestros corazones y almas para darle vida. Fue solo la emoción de desarrollarla. Me senté en el cuarto de control mientras los tres chicos montaban la pista básica, y es inmaculada. Vi eso suceder y pensé: ‘Bien, voy a entrar allí dentro de poco, y también daré lo mejor de mí’”.
“En realidad, no nos habíamos percatado del todo de cuán lejos la iba a llevar Freddy con la sección operística”, comenta Taylor. “Pero en cuanto me tocó la estrofa: ‘Mama, just killed a man…’ (mamá, acabo de matar a un hombre), solo pensé: ‘Esa es una buena canción’”.
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Después del éxito de “Bohemian Rhapsody”, Queen se embarcó en una serie de álbumes exitosos (A Day at the Races, News of the World, Jazz), sencillos (“Somebody to Love”, “Don’t Stop Me Now”, “Fat Bottomed Girls”) y giras por el Reino Unido, Estados Unidos y Japón. Con sus atuendos llamativos y audaz presencia escénica, Mercury se convirtió en una celebridad que vivió la vida al máximo, a la vez que mantenía a la prensa preguntándose sobre su sexualidad. “Yo no voy a ser una estrella”, declaró él una vez. “Voy a ser una leyenda”.
En 1980 Queen llegó a la cima de su popularidad en Estados Unidos con The Game, su grabación más estilísticamente diversa hasta entonces. Llegó al número uno en la lista de álbumes de Billboard y dio dos grandes éxitos: “Crazy Little Thing Called Love” y su sonido a rockabilly antiguo, y “Another One Bites the Dust”.
May recuerda: “Fue maravilloso que ‘Crazy Little Thing Called Love’ fuera un éxito en Estados Unidos cuando todavía estábamos mezclando el resto de [la grabación]. Así que fue una inyección asombrosa en el brazo pensar: ‘Vamos a sacar este álbum, y ya tenemos un sencillo número uno. Eso es increíble’”. Taylor añade: “Fue maravilloso cuando llegamos a Nueva York y tocamos unas cuantas noches en el Madison Square Garden. Uno piensa: ‘Oh, creo que ya la hicimos’”.
LISTOS PARA UN RENACIMIENTO
En la década de 1980 Queen siguió produciendo éxitos y haciendo giras por Europa, Japón y Sudamérica; su actuación en Live Aid en el Estadio Wembley de Londres en 1985 fue un momento destacado en su carrera.
“Siempre estábamos listos para un renacimiento todo el tiempo”, dice May sobre esa década. “Queríamos mantener el lienzo tan amplio como fuera posible. Nunca le dimos un respiro y no nos permitiríamos mutuamente un respiro. Somos muy críticos unos de los otros y no habríamos permitido que unos u otros repitieran viejos triunfos. Por suerte para nosotros, teníamos el tipo de público que iba a la par con eso y no quería que nos repitiéramos. Ellos querían que nosotros siempre encontráramos un terreno nuevo”.
La Gira Mágica de la banda en 1986 fue la última en contar con la alineación original. Para 1990, Mercury dio positivo al VIH y su salud era frágil. Antes de su muerte, el 24 de noviembre de 1991, a los 45 años —un día después de que anunció públicamente que tenía sida—, Mercury y la banda habían lanzado el brillante álbum Innuendo.
“Fue difícil”, recuerda Taylor. “Todos estábamos muy conscientes de que Freddie no era él del todo. Lo más difícil en realidad fue después de que Freddie murió, decidimos que debíamos terminar el trabajo que empezamos con él, que es básicamente el álbum Made in Heaven [de 1995]. Fue muy extraño oír esa voz salir de la cinta. Todos [pensamos]: ‘Vamos a completar esta grabación’. Me complace que lo hayamos hecho”.
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“Freddie era el hombre más valiente que he conocido en mi vida”, dice May. “Nunca se quejó de la posibilidad de dejar este planeta demasiado pronto. Él solo siguió con su obra, amaba su música, y eso era todo en lo que él quería pensar”.
Mercury habría cumplido 75 años el 5 de septiembre de este año. “El mundo gira de una manera extraña, ¿no es así?”, expresa Taylor. “Él parece ser más legendario ahora que cuando estaba vivo”.
May añade por su parte: “Pienso que la gente se está percatando cada vez más del talento extraordinario que él tenía. Hubo mucha gente que subestimó a Freddie durante su vida. Era muy llamativo y en la superficie un espectáculo, pero había mucha profundidad allí también”.
Después de una pausa por el resto de la década de 1990 que los vio seguir proyectos de solistas, May y Taylor revivieron a Queen, primero haciendo gira con el cantante Paul Rodgers, en 2005, y luego con Adam Lambert, en 2012.
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“Él es uno de los cantantes más grandiosos que yo haya encontrado jamás”, dice Taylor sobre Lambert. “La voz es hermosa y su rango es insuperable. Él no trata de ser Freddie. Él es su propia persona y funciona a la perfección con nuestro material. En verdad es un matrimonio muy afortunado”.
Mientras tanto, la banda no da señales de bajar la velocidad con su próxima gira, así como la posible publicación de un archivo de grabaciones en vivo en el horizonte.
“Nuestra intención es seguir tocando siempre y cuando sintamos que lo hacemos con el estándar requerido”, comenta Taylor. “Si me sintiera incapaz de tocar a un nivel alto, pienso que entonces será cuando nos retiremos”.
“A pesar de toda la pompa y circunstancia y relumbrón con los que está asociado Queen, pienso que somos en gran medida una banda de la gente”, concluye May. “Pienso que hablamos sobre las esperanzas y sueños y decepciones y dolores de la gente normal. Es muy afortunado que tengamos ese contacto con todos, sin importar la edad, el color o el credo. Sobre todo, la edad. Parece que tenemos admiradores desde siete años hasta cerca de 97. Así que somos muy afortunados”. N
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek