DE POLÍTICA Y ALGO MÁS
«En política, si quieres que se diga algo, pídeselo a un hombre. Si quieres que se haga algo, pídeselo a una mujer»: Margaret Thatcher
EN TODA la historia México ha tenido 63 presidentes, todos del género masculino. El número 64, hoy más que nunca, puede ser la excepción. Como bien dicen: “En política la forma es fondo”, y no cabe duda de que la candidata preferida de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la república es una mujer, es Claudia Sheinbaum.
Cuesta trabajo pensar que un estratega electoral de los mejores del mundo, como lo es el presidente Andrés Manuel López Obrador, se equivoque en designar a su sucesor o sucesora: él más que nadie sabe leer el termómetro ciudadano, sabe conectar con las masas. Si bien se ha dicho que el método de selección del candidato de Morena será por la vía de las encuestas, todo el mundo sabe que es mera simulación: el ungido o ungida tendrá que contar forzosamente con la venia del primer mandatario.
Se ha visto en los últimos meses un cambio drástico, muy bueno, en la estrategia de comunicación política de la jefa de gobierno de la CDMX que ha resultado positivo para sus fines. Desde cambiar el color de su imagen institucional, hasta no desgastarse ni exponerse en ruedas de prensa (en las que ya no participa diariamente). De igual forma, es evidente el filtro que se utiliza en estas para, de forma más selectiva, distribuir las preguntas de los reporteros. Si hoy fueran las elecciones presidenciales sería indiscutible que la candidata de Morena a la presidencia sería la doctora Claudia Sheinbaum.
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Asimismo, la doctora Sheinbaum está llevando al pie de la letra la famosa frase que dice: “En política el que gana, gana y el que pierde… gana”: en lugar de quemar las naves por la aplastante derrota que sufrió a manos de la Alianza en diversas demarcaciones territoriales, está logrando en cierta medida quitarse presión. Por otro lado, ya que no es lo mismo ser oposición a ser gobierno, en muy pocos días que llevan los gobiernos aliancistas han cometido errores y actos políticos superfluos que provocan una visible sonrisa en el rostro de la jefa de gobierno.
Se dice que la sociedad mexicana es machista, que el peor enemigo de una mujer es otra mujer y que sería difícil pensar que se pudiera llegar a una votación que resultara en tener a una mujer ocupando la silla del águila. Pensamientos a todas luces retrógradas en estos tiempos, pero que pueden tener resonancia en las encuestas electorales.
Dicen que mucho de lo que sucede en México a nivel político suele ser un reflejo de la situación que se vive en el país del norte, donde Kamala Harris cada día se consolida como una figura de autoridad. De igual forma, las voces feministas y garantes de la equidad de género han tomado una dimensión y fuerza como no se había visto en nuestro país en mucho tiempo, por lo que si hay un escenario en donde se rompa la hegemonía masculina en la silla de el águila pareciera ser este. Su gran reto viene en marzo de 2022 con la consulta de revocación de mandato, donde no puede entregar resultados adversos a su partido.
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El debate se origina desde el término que se debe de emplear. Sobre si se le debe de referir como presidente o presidenta, la Real Academia Española indica lo siguiente: “Aunque «presidente» puede usarse como común en cuanto al género («el/la presidente»), es preferible hoy usar el femenino «presidenta», documentado en español desde el siglo XV y registrado en el diccionario académico desde 1803”.
El principal rival a vencer parece ser Ricardo Anaya, que a todas luces se posiciona como contrincante desde la Alianza, donde se le ve más fuerte que nunca. Se vislumbra una elección a todas luces contrastante, polarizante, donde muy posiblemente existan solamente dos candidatos: el que combata el proyecto de Andrés Manuel y el (o “la”) que lo defienda.
ENTRE SUSURROS…
¿Qué pasaría con uno de los principales favoritos como Ricardo Monreal? ¿Se generarán rupturas irreconciliables que favorecerían a la Alianza? Solo el tiempo lo dirá, pero hay voces que ya lo apuntalan como el próximo jefe de gobierno de la CDMX. N
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Carlos Jiménez Rodríguez, liberal, librepensador, 34 años de edad, licenciado en cine y televisión, maestro en administración pública, columnista, se ha desempeñado como servidor público en la Ciudad de México y como asesor legislativo en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.