MOTIVADO por su afición a coleccionar objetos, Bruno Newman, empresario, fotógrafo y fundador del Museo del Objeto del Objeto (Modo) en la Ciudad de México, se decidió a iniciar una nueva colección, ahora de palabras y frases mexicanas en desuso con el desafío de rescatarlas y que sean reapropiadas por las nuevas generaciones.
El resultado de ese trabajo consta en el libro Las de endenantes (editorial Océano), de reciente aparición. Newman, quien además es comunicólogo, cuenta que su afán de coleccionista le surgió desde que era niño, cuando por primera vez vio el álbum de un tío con los timbres de diversos países. Le pareció una forma de conocer el mundo.
A partir de ahí comenzó a coleccionar timbres y monedas que le regalaban amigos y familiares de sus viajes. Aunque no tenían ningún valor para los demás, para él significaban mucho. También guardó piedras estéticamente exóticas recolectadas en los días de campo familiares.
Su necesidad por coleccionar más artículos lo llevaron a fundar el Museo del Objeto del Objeto, con una serie de piezas que comenzó a atesorar desde 1969. A partir de esa fecha ha reunido más de 150,000 elementos que hoy son parte del acervo del museo organizados en 48 colecciones.
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Con esta afición por coleccionar, Bruno Newman comenzó una nueva colección que pretende continuar con ayuda de los lectores interesados en coleccionar frases y palabras mexicanas que estén en desuso y que no se encuentren en los diccionarios. Así nació el libro Las de endenantes.
“Así surge el coleccionar frases mexicanas. Yo no tengo memoria, todo lo apunto. Siempre traía una libreta en la bolsa para escribir las frases que leía o escuchaba y la apuntaba. Frases mexicanas interesantes que se han perdido. Las separé entre frases y palabras”, señala Newman en entrevista con Newsweek México.
El autor considera que “la palabra es nuestra materia prima y tenemos un idioma muy bonito”, esto como parte de la adopción de palabras extranjeras a la lengua castellana y, específicamente, al contexto mexicano como sucede con el uso de palabras como taxi.
“Por ejemplo, tenemos la palabra taxi. Cuando yo era chavo, se le decía ruletero, y después se cambió a libre porque tenía una mica que decía ‘Libre’ u ‘Ocupado’. Entonces se decía: ‘Vamos a agarrar un libre que ande libre’; y ahora todos dicen taxi en vez de ruletero”, cuenta.
Con 50 años de coleccionar objetos, Newman volteó a ver las frases y palabras que no son de fácil consulta en el diccionario, razón por la que dio forma a este libro. El escritor mexicano Pablo de Boullosa señala en el prólogo que Las de endenantes es un logro de recolección, un retrato y un espejo.
Boullosa recomienda, como una de las muchas lecturas posibles de este libro, abrirlo en cualquier página y preguntarse si se entienden o no las referencias a las que aluden esas entradas o significados.
Si bien la obra se tenía planeada para presentarse en 2020, el cierre de imprentas y librerías obligó a que su publicación se diera en este 2021. Las de endenantes es la historia breve de unos años largos que tomó el libro.
Para continuar con esta colección, al final del libro están reservadas algunas páginas por si los lectores encuentran o tienen alguna frase que conozcan y no se halle en la obra.
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“Que en esas páginas la escriban para su propia memoria y si quieren, la envíen para una segunda edición, que tendrá que ser más grande, más choncha”.
Entre las palabras y frases que los lectores encontrarán en la obra se encuentran: “No hay tu tía”, que quiere decir esto es así y no de otra manera; “No hay que buscarle tres pies al gato”, que significa que no hay que complicarse la vida.
“Tirar de la lengua” es lo mismo que decir sacar la verdad; “Se le cargó pifas”, es decir, lo llevaron al panteón. “Pasar las de Caín” significa pasarla mal o sufrir mucho. Incluso, “Exponer el cuero”, que no es más que arriesgar la vida o ponerse en peligro.
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Adentrarse en la recolección de frases y palabras también tuvo su lado divertido, pues para el autor ello implicó, un poco, la censura de decir “esta no tiene chiste” o “esta está pasada” y el criterio para determinarlo.
“Faltan un montón”, dice el autor, quien ya comenzó a recibir nuevas frases y palabras por rescatar. Sin embargo, el goce de interactuar e intercambiar nuevas frases y sus significados son el verdadero gusto que le deja esta primera edición de Las de endenantes, “como pretexto para disfrutar de más cosas bonitas de la vida, de los recuerdos”, señala.
“Todavía no sé si vamos a lograr que algunos jóvenes encuentren expresiones o que retomen algunas frases como ‘Hay que echar toda la carne al asador’. Por eso, vamos a ver cómo viene cargadita la segunda edición”, concluye. N